Capítulo 3

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Narrador omnisciente

Lo primero que vio cuando entró al auditorio, fue que todas las sillas estaban apiladas en un rincón y toda el área donde se supone que va el público estaba despejado.

No vio al rizado por ningún lado, por lo que se dirigió al borde del escenario y trabó su silla para que no se moviera. Sacó su celular y tenía un mensaje de su madre.

"El director me dijo que consiguió a alguien para que te ayude, luego de clases. Avísame cuando acaben e iré a recogerte. Te quiero."

Contestó un:

"Okey, mamá. También te quiero."

Escuchó que abrían la puerta y levantó la vista, para ver a Harry caminar hacia él.

Espero a que llegara frente a él y le sonrió un poco, fríamente.

- Hola, Louis.

- Em, hola. - Harry se rasco la nuca, extrañado. Pero lo dejó pasar.

- ¿Empezamos? - dijo, tratando de ser entusiasta. A lo que el oji-azul se encogió de hombros.

- Supongo.

El rizado dejo sus cosas a un lado y buscó una colchoneta debajo del escenario. La colocó en el suelo y le hizo señas al castaño para que se acercara.

Éste destrabó su silla y se acercó rodando, sin despegar su mirada del suelo, aunque Harry no lo notó.

- Bien. Eh... ¿Te importa si...? - Harry vio al mayor alzar la mirada y negar con la cabeza. Se aproximó a él. - Okey, am sostente.

Se inclinó para estar a la altura del castaño y lo miró. Éste, muy lenta y cuidadosamente, le echó los brazos al cuello y se agarró firmemente, pero sin hacerle daño. Por otro lado, el menor puso uno de sus brazos bajo las rodillas de Louis, aferrándolo lo mejor que pudo. El otro brazo lo puso alrededor de su espalda y lo aferró. Tomó impulso y lo levanto, para luego colocarlo en la colchoneta, suavemente.

- Okey, em... Estos días solo ejercitaremos un poco tus articulaciones, para ver que comiences a sentir algo, de a poco. - el mayor asintió y se acomodó un poco.

- Está bien.

Colocó una de sus manos bajo el tobillo de Louis y lo miró a los ojos, como pidiendo permiso. Éste asintió, levemente. Llevo la rodilla del castaño hacia su pecho al mismo tiempo que acercaba el talón al glúteo. Lo mantuvo ahí.

- ¿Te duele o algo?

- Duele un poco.

- ¿Dónde?

- En la cintura y en el tobillo.

- Bien. Significa que el ejercicio funciona.

- Entonces, ¿Por qué duele?

- Porque hace tiempo no mueves esos músculos. Deberías estar feliz. No perdiste la sensibilidad, significa que el tratamiento funcionara.

- ¿Y qué? - dijo como si nada.

- ¿Y qué? Significa que puedo ayudarte a caminar.

- Deja de decir eso. - dijo un poco más frío.

- ¿Qué? - preguntó, soltando la pierna del oji-azul y repitiendo el ejercicio con la otra pierna.

- Deja de intentar ayudarme.

- ¿Por qué?

- Mis piernas son inútiles ¿sí? No voy a arrastrarte a que intentes ayudar a un imbécil que se accidentó por conducir ebrio. Ni siquiera sé porque estás aquí, ayudándome.

Crippled Feelings - Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora