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—Tienes claro que el hecho que vaya contigo, no significa nada, ¿verdad?— preguntó, de reojo noté que miraba la ventana

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—Tienes claro que el hecho que vaya contigo, no significa nada, ¿verdad?— preguntó, de reojo noté que miraba la ventana.

—Claro.— dije sincero regresando mi atención a la autopista.

—Y Félix no puede enterarse de esto.— recordó por lo que me mordí la mejilla interna queriendo contenerme de rodear los ojos.

—Hujm.— afirme.

Nos quedamos en silencio y yo pude soltar mi mejilla para concentrarme de nuevo en la carretera.

Habíamos salido algo temprano, a pesar del dolor de cabeza que me hizo pasar este en el desayuno pero ya nos encontrábamos ya a unos cuantos kilómetros de Gimpo.

Entramos a la ciudad cuando volvió a hablar.

—¿De verdad te crees capaz de criar a un bebé tú solo?— cuestionó.

Lo voltee a ver por un fragmento de segundo dándome cuenta que él me miraba.

—Hay muchas personas que lo hacen, no creó ser la excepción.— le dije para regresar mi mirada hacia enfrente.

—Esta noche voy a estar de nuevo en Seúl. Félix tiene una entrevista en la noche y quiere que vaya.— me recordó por milésima vez.

No evite rodear los ojos de nuevo.

—Ajá, ajá, en la noche vas a estar puntual en Seúl. Sin problemas, hablé con la señora Jung en la tarde de ayer y me dijo que era una entrevista entre los tres, sólo nos hará unas preguntas, le mostramos la casa y ya.

Casi llegábamos a la residencia pero siguió cuestionando con cosas sumamente estúpidas.

O al menos para mi gusto.

—La casa tiene mucho sola, hace mucho que no venimos; ¿crees que nos de tiempo para arreglarla? Todo todo.— asentí.

—sí, no estaba tan tirada cuando la dejamos.— respondí, dando vuelta en una calle, dando ya con nuestro destino. Estacione el carro frente a la casa, donde siempre. —Wow...se siente diferente llegar aquí...había olvidado lo bonita que era la casa.— mencioné mientras apagaba el motor.

—Sí.

Bang tan monótono como siempre.

—Debimos venir más a menudo.— me quite el cinturón de seguridad para dirigir mi mirada a él.

Primero vi su perfil, él examinaba a su alrededor.

Vi como quiso decir algo pero mejor tragó sus palabras y soltó un bufido casi mudo para mí, conectamos miradas.

Él me miró en silencio pero me dedicó una pequeña sonrisa.

Ambos decidimos ingresar a la casa.

Entrando inmediatamente me trajo pequeños recuerdos y una sensación de nostalgia increíble.

𝐔𝐧𝐚 𝐨𝐩𝐨𝐫𝐭𝐮𝐧𝐢𝐝𝐚𝐝.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora