xxɪ: "ᴍᴇᴊᴏʀᴇs ᴄʜᴏᴄᴏʟᴀᴛᴇs"

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"Mejores chocolates"

Canción del capítulo: Take It Back -Jess Benko 

Ambos chicos parecían estar tomándose un tiempo para procesar su día. Parecían estar en una clase de shock del cual era imposible salir, era como si ninguno de los dos pudiera aceptar el hecho de que todo era real, de que todo lo que había pasado había sido real. Harry ya no tenía sus alas y ojalá los dioses supieran cuándo volverían a crecer, si es que siquiera podían volver a crecer.

En toda su vida como un ángel, Niall nunca había tratado con una situación como la que habían vivido ese día. Y habían pasado años desde la última vez que había visto a Harry de esa manera; Respirando con dificultad, gritando hasta que sus pulmones dolieran, lastimándose en forma de castigo y llorando hasta deshidratarse. Y honestamente no recordaba la razón por la que Harry se había puesto así hace tantos años.

Pero Harry lo recordaba, y lo recordaba a la perfección. Aquel recuerdo se había cruzado por su mente igual, aquel doloroso recuerdo. Y es que recordaba con exactitud aquel día. Era un día muy gris en el olimpo. Los dioses más violentos habían vuelto de una de sus infinitas peleas, y como de costumbre, su padre y dios de la mismísima guerra, fue a visitarlos. Todo iba tan bien, su madre había preparado una cena, y cupido junto sus hermanos estaban sentados en la mesa de madera, ansiosos por las delicias que se estaban haciendo en la cocina.

Una vez su madre llegó con la comida, todos disfrutaron de su "Momento familiar".

Pero como era costumbre, aquella paz duró escasos minutos.

Su padre habló y Harry recuerda exactamente lo que dijo "Hímero no será como ninguno de sus hermanos, él será fuerte, valiente y responsable. Me lo llevaré a mi hogar, está decidido." Y a pesar de los ruegos y gritos de afrodita, su padre se negó a ceder. Y todos en esa mesa sabían sería imposible convencerlo.

El hogar de los guerreros estaba situado en la región de los bárbaros y tracios,​ al norte de la Hélade, uno de los lugares más peligrosos de todo el Olimpo. Y el saber que su pequeño hermano de tan solo una mentalidad de ocho años iría con esos bárbaros, lo destruía por dentro.

Pero nada como lo mucho que destrozó a su madre.

Ese día su madre lloró hasta al cansancio, lloro por tres días seguidos sin poder pegar un ojo, se mató de hambre hasta que Harry y Anteros tuvieron que rogarle que comiera algo. Su hijo menor se le había sido arrebatado como un pedazo de carne y Harry podía recordar como su hogar se sintió ajeno por unos largos meses.

Después de lo que parecieron ser horas pero tan solo fueron minutos, Niall dirigió su mirada a Harry y Harry dirigió su mirada a Niall, sus ojos conectaron y ambos suspiraron completamente exhaustos. Ahora el rizado tenía una venda alrededor de su pecho y de alguna manera también por encima de sus omoplatos, que era donde las heridas se ubicaban. Niall había hecho un excelente trabajo.

El ángel separó su espalda del lavabo y miró a su mejor amigo aún sentado en el retrete. Con una débil sonrisa se hincó a su lado apoyándose con una mano en la pierna del rizado.

- Voy a salir, sal cuando estés listo para que comencemos a planear a dónde iremos. -Murmuró y al saber que Harry no sería capaz de contestarle a viva voz, salió del baño dejándolo solo.

Una vez más, Harry no quería estar solo.

Su mente que hace unos minutos estuvo tan revuelta y tan atascada, ahora estaba vacía. Su mente estaba en blanco.

Era como una hoja de papel en la que no sabía qué escribir.

No creía que lo mejor fuera seguir pensando o hablando de Louis, pero sabía sería inevitable. Sabía que al salir, Bruce estaría lleno de preguntas y Harry tendría que dar una respuesta. Sabía que Niall querría hablar del tema en algún momento y Harry sabía que tendría que contarle todo con el lujo del detalle.

Cupid Can Fall In Love Too (LS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora