CAPITULO XV

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La música estaba bien, había echado eso mucho de menos. Un vinilo jamás podría sustituir la fuerza del directo, que conseguía hacer que el cuerpo vibrara. Aquel tipo estaba siendo amable y generoso a pesar de cómo se acobardaba cada vez que intentaba algún tipo de acercamiento.

 le miraba desafiante, como diciéndole que sabía desde el principio qué le había impulsado a acercarse y el hombre volvía a retroceder con el rabo entre las patas. Amable y generoso... pero aburrido. Echaba de menos el reto, la lucha, el fuego... 

Con la excusa de tener que ir al baño, Me alejé del hombre que me había estado invitando y me acerqué a la pista de baile, donde sobre todo las parejas bailaban. Con el puntito extra de desinhibición del alcohol, me puse a bailar por mi cuenta. Hacía tantos años que no estaba solo que no sabía cómo mi cuerpo recordaba cómo se hacía.

A Thomas no le gustaba que lo hiciera, siempre decía que cantar era una cosa y el baile... bueno, daba muchos rodeos para decir que utilizar su cuerpo era lo que hacían las guarras sin ningún otro talento. Unas palabras extrañas para un hombre que luego le vendía. 

En algún momento me sorprendí pensando en él, en cuánto deseaba verle... y en por qué no había intentado buscarme. A decir verdad, estaba un poco decepcionado. También sorprendido porque eso le convertía en un hombre de palabra. 

No sabía si era cosa del alcohol,  la noche o el recuerdo de sus manos sobre mi cuerpo cuando ahora era la música quien me acariciaba pero, cuando quedaba poco tiempo para el cierre del club, me acerqué a la salida, buscando al tipo de la puerta para ver si podría hacerme un favor.

Diez minutos después estaba subido al escenario, por primera vez en casi un año, y el collar en mi cuello le llamaba. Deseaba verle y cantar para él, si es que decidía aparecer...

Stars shining bright above you
Night breezes seem to whisper "I love you"
Birds singing in the sycamore tree
Dream a little dream of me
Say "Night-ie night" and kiss me
Just hold me tight and tell me you'll miss me
While I'm alone and blue as can be
Dream a little dream of me
Stars fading but I linger on, dear
Still craving your kiss
I'm longing to linger till dawn, dear
Just saying this
Sweet dreams till sunbeams find you
Sweet dreams that leave all worries behind you
But in your dreams whatever they be
Dream a little dream of me
Stars fading but I...


Los focos eran deslumbrantes y el sentimiento de volver a estar encima del escenario me embriagó a la vez que una extraña sensación de ser esta la primera vez que cantaba no ya para otra persona sino para mi mismo, por mi propio deseo. 

También era la primera vez que cantaba fuera del Sunken Ship, fuera de la comodidad de aquello que ya conocía y que sabía que me iba a respaldar. Sabía que Thomas se enteraría de aquello, porque la noche no es un mundo tan amplio, y por algún motivo ese pensamiento me intoxicaba, llevando una sonrisa a sus labios.

Cerré los ojos un momento sintiendo la música fluir por mi cuerpo y las notas y cuando los abrí, de nuevo... Lo supe... Estaba allí. 

Y todo aquel placer fluyendo por su piel no era nada comparado... con sentirle allí. Aunque estuviera lejos era lo más cerca que le había tenido en casi dos días y mi piel estaba encendida. 

Estaba sentado en la barra, donde hacía unos segundos no había nadie, apoyado contra esta, con un vaso en la mano observándome en traje de chaqueta gris marengo y corbata negra como si en aquel bar no existiera nadie más. 

Le sienta bien el traje. Cada palabra que canto es para mí, para que él se fije en mí. ¿Ha estado soñando conmigo? La pasión de sus ojos casi me responde que sí y quiero acabar la canción para ir con él y no quiero que termine jamás porque ha venido. 

Al contrario que Thomas o que ese hombre del bar cuando Karasu me miraba lo hacía como si el mundo entero pudiera arder a su alrededor que él estaba más ocupado mirándome. Con descaro. Con pasión. Y con una lujuria por mi inabarcable en sus ojos oscuros, dándole igual quien le veía o dónde estaba para hacerlo así. 

La canción fluyo sin que este se moviera ni un ápice. Notaba sus ojos recorrer mi cuerpo como lo habían hecho sus grandes manos, despacio, con esmero, posándose en mi y lo vi dejar una media sonrisa cuando pasaba por el choker. 

Pero la canción llegó a su final y sonreí con los aplausos, haciendo alguna reverencia agradecido por la amabilidad del público... Karasu se levantó mientras aplaudían y recorrió la sala, apartando a quien se ponía delante, le vi tirar a alguien al suelo sólo porque estaba en su trayectoria hacia mi... y me quedé sin aliento. 

Llegó al escenario antes de que pudiera bajarme a encontrarle y me atrapó, tirando de mi mano para que desapareciera en su abrazo, en aquel beso que tanto deseaba sentir. Mi cuerpo se pegó al suyo y no únicamente porque le estuviera abrazando. Con una habilidad sorprendente coló uno de sus dedos tras el apretado nudo de su corbata y le agarré con furia del mismo para mantenerle exactamente donde quería, a ningún centímetros de mi. Después del beso, uno como el de quien no te ha visto y te ha deseado por años, cada día, cada hora, cada minuto; sin importar nada más;  ahogándose en mi; prácticamente jadeando, le miré a los ojos con un poco de malicia. 

—Ni siquiera me has aplaudido.

—Podía aplaudir o tocarte. —respondió con una voz ronca de deseo. — Puedo aplaudir luego...

Una de sus manos acarició mi mejilla y la otra estaba en mi cintura, reteniéndome contra él. Pues tócame, parecen decir mis ojos ardiendo de deseo.

A nuestro alrededor es como si la gente supiera que era mejor ni mirar ni acercarse. Incluso para mi aquel aura es claramente palpable pero ya he muerto antes entre sus brazos, con algunos matices, y estaría encantado de volver a hacerlo.

Respiro hondamente y sin dejarme tiempo a nada más volvió a besarme con ansia, como el que trata de no despertar de un sueño y se agarra a los últimos segundos de inconsciencia como puede. Y yo volví a tirar de su corbata en el nuevo beso, esta vez para mantenerme en el sitio porque me sentía un poco mareado, sobrepasado por su intensidad.

Siren... 

Me gusta cómo suena mi nombre en sus labios, tanto que a veces me parece escucharlo en mi cabeza cuando es imposible que pueda estar diciéndolo.

—Pensaba que no volvería a verte.—declaró cuando consiguió separarse de mis labios, la mano que estaba en mi cintura subió hasta acariciar el choker con los dedos. —He odiado cada uno de los días humanos y no humanos en los que no te he visto. 

 —Yo también lo pensaba —confesé. 

Me solté de la corbata para llevar la mano sobre la suya en mi cuello sin apartar la mirada de sus ojos. 

—¿Por qué no me dijiste qué era? Karasu... 

Y, sabiéndolo, ahora me lo había puesto. Si era el precio por verle... 

Vámonos de aquí. Quiero ser el único que pueda mirarte.

CenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora