HACIA EL VACÍO
14 de Febrero, 2017
— Luka... Oye, Luka— escuché decir a alguien que logró despertarme, seguramente sería Beatrice, que siempre tenía algún motivo nuevo para venir a molestarme. Levanté la mirada hacia mi hermana mayor y me quedé ahí, solamente viéndola.— Te recuerdo que hoy te toca ir a buscar los documentos de mamá a su oficina, llegará en la madrugada y sabes cómo se pone si no están sus cosas aquí...
— ¿Podrías ir tú? Necesito dormir un poco más, estoy muerto.
— Yo fui la semana pasada, te toca, además voy a salir, no voy a pasar san valentín encerrada aquí como tú...— contestó ella— No llegaré hasta mañana en la noche, probablemente... Por favor no incendies nada.
Me quedé con la mirada fija en ella hasta que cerró la puerta, miré la hora en mi celular, las 9:30 de la noche... La oficina no cerraría hasta las 10, pero la ida al centro sería larga.
Solté un suspiro de pesadez y me levanté para ir en busca de mi bicicleta. Me sentía demasiado cansado luego de trabajar doble turno en la tienda, pero no me quedaba de otra que salir.
· · ─────── · ☢ · ─────── · ·Mientras pedaleaba por las calles ya oscuras de la ciudad, a través de mis audífonos me llegaba la tonada de Slipknot cantando Snuff...
Así que si me quieres déjame marcharY vete lejos antes de que me de cuenta
Los autos avanzaban a mi costado, haciendo sonar sus bocinas, encendiendo sus direccionales, la vida llevaba un curso, y yo me sentía demasiado externo a él.
Mi corazón es demasiado oscuro como para que me importeNo puedo destruir lo que está ahíDéjame seguir mi destino
Sentía que mi vida estaba demasiado vacía, sentía que me alejaba de todos, mi familia se desmoronaba a cada paso que dábamos. Mi madre no estaba en casa nunca, podía llegar del extranjero, estar un par de horas en casa y volver al aeropuerto, al parecer los aviones y los hoteles de otros países eran más un hogar para ella que estar con Beatrice y conmigo.Si estoy solo no puedo odiar
no merezco tenerte...Mi sonrisa fue robada hace mucho tiempo.
Esa canción siempre lograba crear un nudo en mi garganta, había una persona que me impulsó a comenzar a escucharla... Una persona de la cual nunca quise hablar con nadie, alguien que me alejó de mis amigos, alguien que me hizo terminar solo... Y que al final se fue.
Me quité los audífonos de golpe, si seguía escuchando... No quería comenzar a llorar, mucho menos en la calle...
Cuando llegué al edificio de mi madre bajé de la bici y la encadené, miré hacia arriba, a ese cielo oscuro y con pequeños destellos blancos.
"Me pregunto cuántas personas están mirando el cielo al mismo tiempo que yo... Me pregunto, ¿Cuántas personas se sentirán perdidas ahora mismo como lo siento yo?"
Alejé esos pensamientos de mi mente, solo debía ir por esos papeles y podría volver a casa lo más rápido posible... A estar solo... Pero al menos estaría en casa.
Subí en el ascensor hasta el piso 15, el último de la torre. Me acerqué a la oficina de mi madre y entré en ella para buscar las carpetas y documentos que necesitaba.
Las paredes, que eran vidrios, me permitían ver a la gente que caminaba por el pasillo. Compañeros o empleados de Bianca, mi madre, que ya se iban a sus casas. Más de uno de ellos me saludó con la mano, los conocía desde que era un niño, así que devolví el saludo.
La mayoría de las oficinas comenzaron a cerrarse, y el edificio poco a poco se iba quedando vacío. El ruido de los tacones y los ascensores que iban y venían había parado, todo estaba en calma y silencio.
Cuando encontré los papeles me dirigí hacia la puerta de vidrio, pero el ver pasar a alguien corriendo por el pasillo me dejó absolutamente quieto por un momento, miré a aquella persona... Era un chico que vestía ropa oscura, su cabello era corto, rizado e igual de oscuro que su ropa, probablemente negro... Fue todo lo que pude ver, pero él se dirigía a la azotea.
¿Para qué iría ahí? No parecía trabajar aquí...
Fui tras él, porque... No lo sé, tenía un mal presentimiento. Subí corriendo la escalera hacia la azotea, teniendo conmigo las cosas de Bianca. Me apresuré hasta llegar a la puerta que daba al techo, estaba entreabierta, el frío del invierno próximo lograba entrar en el lugar.
Abrí la puerta por completo y vi al chico ahí, parado en el borde del muro... Más allá de él no había nada, un movimiento en falso y él caería hacia el vacío de 15 pisos hacia el suelo.
— O-Oye...— dije, estaba nervioso, no sabía por qué él estaba en esa situación y no sabía tampoco cómo abordarlo... Pero no podía permitirme simplemente irme sabiendo que él se mataría en cualquier momento— Oye oye, ¿Qué haces ahí?
— ¡Aléjate!— fue lo único que me dijo, su voz estaba temblorosa, todo su cuerpo lo estaba y aun a la distancia en la que me encontraba podía notar que estaba demasiado asustado.
— No... Baja de ahí, ¿quieres?— comencé a acercarme de a poco, no quería que se viera acorralado y que finalmente saltara... Oh mierda eso era precisamente lo que no quería y me sentía demasiado tenso como para tener alguna idea sensata— No sé por qué quieres hacer esto... Pero creeme que no importa lo que sea, tal vez esta no es la mejor salida, parece fácil, lo sé, pero tienes miedo... Y eso no puedes ocultarlo... Vamos a hablar, de desconocido a desconocido... Tal vez eso te ayude ¿estás dispuesto a arriesgarte?
Él se mantuvo muy quieto y en silencio por un rato... No me dijo nada, pero comenzó a girarse muy lentamente. Me ponía nervioso pensar en que un simple paso mal dado podría arruinarlo todo, no quería ni imaginar que él cayera cuando ya parecía no estar dispuesto a saltar.
Me acerqué un poco a él y le tendí una mano para ayudarlo a bajar de ahí... Cuando estuvo con los pies firmes en el suelo de la azotea sentí que podía respirar tranquilo. Recién ahí pude verlo con detenimiento, y reconocí de inmediato ese tono de piel demasiado pálido que se iluminaba con las luces de la feria que hubo hace unos meses...
— No voy a preguntar qué hacías en esta situación...— Dije en voz un tanto baja, siempre había pensado que no volvería a encontrarme con él... Hay cientos de personas que vemos una vez, nos llaman la atención, pero damos por sentado que nunca más volveremos a encontrarnos con ellas... Y el chico que yo vi hace cuatro meses en el festival de verano estaba aquí, a punto de matarse.
La vida da demasiadas vueltas...
— ¿Cómo te llamas? Dime...— le pedí, mientras lo empujaba sutilmente hacia la puerta para salir de ahí, me ponía demasiado tenso estar cerca del bordillo del edificio.
— Matteo— respondió en voz muy baja, y siguió mirando el suelo. Si la vista no me fallaba debía tener entre 18 y 20 años...
Invité a Matteo a tomar un café... La verdad es que no sabía qué más hacer, no podía decirle si llamábamos a alguien, porque no sabía si alguna persona cercana sería la culpable de que él estuviera a punto de saltar. Solo quería que se relajara y que olvidara por un momento la mierda de vida que tenía...
O quizá...
Tal vez el que quería relajarse y olvidar la vida de mierda que tenía era yo. No lo sé, pero sin dudas un café nos vendría bien a los dos.
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Solo quedó tu recuerdo
Teen Fiction┏━ ━┓ No importa cuánto intente volver a tenerte, No importa cuánto me esfuerce por estar cerca tuyo una vez más... No importa cuánto sufra porqu...