𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟏 - 𝐑𝐞𝐜𝐮𝐞𝐫𝐝𝐨𝐬 𝐏𝐞𝐫𝐧𝐢𝐜𝐢𝐨𝐬𝐨𝐬

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06 de agosto del 2019

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06 de agosto del 2019

5:40pm

Parque de diversiones

Rose - 15 años

Estaba demasiado emocionada, al fin podría festejar un aniversario junto a Ethan, tuve suerte al no hacerlo enojar esta vez, ya que por eso no pudimos festejar los anteriores a este. Debo de aprender a darle la razón, así no se enojará más. Sonreí.

Lo vi llegando a lo lejos, vestía igual que siempre, una campera, unos jeans y con sus auriculares puestos, se veía tan bien, me sentía tan afortunada con solo poder mirarlo, mientras más se acercaba, mi corazón más se aceleraba, esto es igual a como la tía Ava describe el amor verdadero, puedo sentir las mariposas en mi estómago. Me sonrojo un poco.

—¿Cómo estás, mi amor? —dijo para luego depositar un corto beso en mis labios.

—Ahora que estás aquí mil veces mejor, y por cierto te dije que iba lograr convencer a mi tía para que me dejará venir a solas contigo —Lo miro directamente a los ojos con una sonrisa sincera.

—Hiciste bien, ya estaba cansado de tener que verme a escondidas contigo solo porque la aburrida de Ava no CONFÍA en mi —dijo haciendo énfasis en aquella palabra, se notaba que el solo recordarlo lo fastidiaba.

—Ethan... no me agrada cuando hablas así de mi tía, ella solo me cuida y lo de vernos a escondidas... —hice una pausa al ver que su mandíbula se empezaba a tensar —. No es tan mala idea... —mentí, yo no quería engañar a mi tía.

—Lo que sea, ya vámonos de aquí —me jaló del brazo en dirección a la salida del parque de diversiones.

Me solté de su agarre y lo miré confundida —.¿Qué haces? Dijiste que pasaríamos la tarde aquí y luego iríamos a un café.

—Todo eso se cancela, iremos a otro lugar, uno donde la pasaremos mejor y te enseñaré cosas que aún no sabes, recuerda que soy dos años mayor que tú —me guiñó un ojo y me mostró esa sonrisa que tanto me gustaba.

Ethan tiene diecisiete, lo conocí en la escuela gracias a un evento deportivo, él me llevó a la enfermería cuando me lastimé el pie en una competencia, desde ese momento nuestra historia de amor, empezó. Vi en él a un hombre que sabía lo que quería, me parecía alguien maduro y serio, él me hacía sentir protegida.

No pude negarme, acepté. Ethan tenía la facilidad de convencerme.

Habíamos tomado el autobús.


6:00 pm

La parada era en un parque cerca de una residencia normalita con casas de colores tranquilos. Caminábamos sin apuro, pero veía en él ganas de apresurar el paso, más no lo hacía, estaba siendo considerado conmigo ya que llevaba sandalias con plataforma, de inmediato en mi rostro se dibujó una sonrisa tonta, y continué siguiendo sus pasos.

Me preocupaba un poco que se estuviese haciendo tarde puesto que solo tenía permiso estar fuera hasta las 7:40 pm y aún no habíamos llegado al lugar que él dijo.

Mientras seguíamos caminando miraba de manera distraída los alrededores, cuando de repente Ethan se detuvo, lo miré y luego dirigí mi mirada al lugar.

Era un hotel, de los que mi tía Ava dijo que nunca debía entrar. Él me observó y me dedicó una sonrisa mientras entrecerraba inocentemente sus ojos.

—No te asustes, no vamos a hacer nada que tú no quieras, podemos solo entrar y pedir algo de comer mientras vemos la televisión, ¿sí? —lo miré un poco desconfiada pero no por él, sino por la impresión que me causó la situación en la que estoy.

—Está bien, ¿se puede pedir nachos aquí? —le sonreí y él asintió al instante, entramos. Me hizo una seña para que pasara a escondidas y así lo hice.

—Buenas tardes joven, ¿reservará solo usted? —dijo el señor que hacía las reservas, al parecer para el señor Ethan lucía como alguien de dieciocho.

—Esperare a alguien más, no creo que tarde en llegar, esperaré en la habitación —respondió, intuí al instante que esa persona extra era yo.

Me volvió a hacer señas para subir las escaleras, me apresuré y las subí, a continuación, apareció él jugando con las llaves de la habitación entre sus dedos, "te ves realmente bien así" pensé.

—Ya podemos entrar a la habitación —introdujo la llave en la cerradura de la puerta abriéndola con emoción —. ¡Aquí estamos! Solo para nosotros dos —me guiñó un ojo haciendo que me pusiera nerviosa al instante. Qué lindo se ve.

Acto seguido entre por delante de él a la habitación mirándola con atención, era muy linda, se veía acogedora, eso me devolvió la calma e hizo que me sintiera segura "¿Qué podría pasar? Estaba con él, mi protector" pensé. Corrí a tírame sobre la esponjosa cama. Vi como él cerraba la puerta y hacia movimientos con sus manos, no le tomé importancia.

Comenzó a caminar hacia mí a paso firme mientras me miraba directamente a los ojos —. Te ves caliente encima de esa cama, haces que piense cosas y no son precisamente buenas —miraba con atención cada uno de sus movimientos en dirección a mí.

Sin aviso alguno comenzó a besarme introduciendo su lengua en mi boca, jugó con la mía como si de una competencia se tratase, colocó sus manos en mi abdomen causando una sensación estremecedora en mi piel, adentró sus manos por debajo de mi blusa subiéndolas hacia mis pechos, me estremecí más, nunca antes había sentido tales sensaciones, todo esto era nuevo para mí.

—Quítate la blusa o lo haré yo —no supe como responder, tanto mi cuerpo como mis pensamientos estaban en pausa, me deshizo de la blusa de un solo movimiento, algo brusco, me hizo daño.

Continúo tocándome bruscamente, no me gustaba, dolía. Sus besos eran toscos y secos, yo necesitaba oxígeno, me separaba como podía de sus labios, pero era en vano ya que me sujetaba fuertemente del mentón dirigiéndolo de nuevo a sus labios y ahogándome en besos, besos que no me hacían sentir nada más que miedo y angustia.

"¿Qué haces?" pensé al segundo en el que siento como introduce bruscamente sus dedos en mi vagina, chillé de dolor.

Para...

No puedo hablar...

Alguien, ayúdeme.


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𝕽𝖊𝖘𝖙𝖊 𝖆𝖛𝖊𝖈 𝖒𝖔𝖎, 𝕽𝖔𝖘𝖊 | | 𝓛𝓮𝓿𝓲 𝓐𝓬𝓴𝓮𝓻𝓶𝓪𝓷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora