[AU +18]
Rose Moore una joven de 18 años con un pasado que perturba su escaza tranquilidad, se sumerge en una nueva etapa de su vida, convenciéndose a fuerza que el amor no trae más que tristeza y decepción. Sin embargo, algo en ella cambia al cono...
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POV: Rose Moore
El ambiente se tornó incomodo después de haberle pedido a Levi que me suelte. Estaba teniendo demasiado contacto con él, hace mucho no estaba tan cerca de un hombre, y hablo de años, desde lo que sucedió con Ethan, al principio la adrenalina y susto del momento no me permitieron reaccionar ante los primeros roces, pero con este último pude despertar.
Levi tenía un golpe en la cara que comenzaba a tomar color, su mirada se encontraba perdida en algún punto fijo de la habitación. Pude notar lo diferente que es su actitud en estos momentos comparada con la actitud que tomó el día de ayer, ahora se veía más tranquilo. La actitud que tiene ahora es la más fácil de lidiar, pero al mismo tiempo es a la que más temo, porque es la que más curiosidad produce en mí, es la que quiero conocer, pero a la vez no, porque hay algo en mi me detiene.
Es misterioso, hay algo en su mirada y en su forma de hablar que destaca entre los demás, algo en su forma de caminar y dirigirse a los demás, algo en su apariencia ambigua, que por momentos demuestra amabilidad y luego tornaba a una hostilidad explicita.
En menos de dos días Levi había creado incertidumbre en mí, había plantado la semilla de la duda, la cual iba regando con cada cosa simple que hacía, y me niego. Me niego rotundamente a seguir pensando en esto. Es algo inmotivado, producto del momento tan susceptible por el que estoy atravesando debido a la ausencia se Ava.
No podía entender la situación en la que me encontraba, había dos hombres lastimados en mi habitación, uno casi moribundo y el otro perdido y ensimismado en sus pensamientos. Miro el reloj de la pared y ya eran las 11:36 am, lo que significaba que la clase ya había iniciado hace casi cuarenta minutos.
Limpiaba las heridas de Eren, él ya estaba un poco más consciente que cuando lo traíamos a rastras, él solo me miraba mientras sellaba sus heridas con pequeños parches color piel, traté de limpiar un poco su cara con paños húmedos sin hacer tanto daño. Tenía el labio partido y un ojo morado, en donde le había colocado un pequeño saco de tela con hielos.
—¿Por qué me estas ayudando? —hizo una cara de dolor—. ¿Mi labio está roto?
—Deja de preguntar y solo descansa que si sigues hablando la herida seguirá abriéndose una y otra vez, te causarás un cicatriz más notoria —juntó los labios y dejó que se los siguiera limpiando.
Mi celular empezó a sonar y lo tomé de inmediato para ver si era Ava, pero me doy cuenta que es Porco y dudo en contestar, sentía que el momento no era el mejor, yo me encontraba tensa y en ese estado es muy fácil exasperarme. Miro la llamada entrante unos segundos más y decido contestar finalmente.
