Capitulo 1: La graduación

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Finalmente el día ha llegado, he estado soñando este día desde que comenzó el último año del instituto, estaba aborrecida de las mismas personas, los mismos cuentos, la misma cantidad patética e insuficiente de drama, desde hace unos meses decidí que hoy sería mi día de romper traseros. Hoy todos se darán cuenta de quién es realmente Hillary Hepburn y que no estarían alrededor para disfrutar de ella o joderle la vida, es simple, hoy comienza mi nueva vida.

-¡HILLARY BAJA YA, ES HORA DE IRNOS- Gritó mamá desde la cocina, haciendo que cerrara mi diario en seco.

-Es hora de acabar con esto…- Me dije a mi misma.

            Me levanté de la cama tratando de no arrugar el vestido que llevaba puesto, coloque mi diario en la pequeña mesa al lado de mi cama y me pare frente al espejo.

-He cambiado muchísimo…- Dije en voz alta.

-¡HILLARY­- Gritó mamá una vez más.

-UN MINUTO MÁS- Le respondí.

            Estar parada frente al espejo me hizo darme cuenta de todo lo que había avanzado en estos meses. Ahora era un metro setenta con cabello oscuro hasta las caderas, ya no pesaba 85kilogramos, ahora eran unos hermosos y trabajos 65 kilogramos, mi cara era ahora más definida, no era para nada blanca, pensé. Mi piel morena iba perfecta con el color del vestido, vinotinto y sandalias de tacón doradas… Demonios, sí que estoy feliz.

Bajé las escaleras para encontrarme con una familia asquerosamente feliz, la verdad no me puedo quejar de ellos, son mi vida entera pero, a veces, un poco de odio a la humanidad no estaría para nada mal.

-¿Qué tal me veo?- Pregunte para que todos notaran mi presencia.

-Te vez increíble- Dijo mi hermano. Se llama James, un pequeño tarado de un metro sesenta, cabello rojizo y piel parda.

-Pensé que escogerías el vestido amarillo…-Dijo mamá. Ella era una mujer hermosa pero nunca estaba de acuerdo con mi manera de vestir o mi preferencia ante la amplia paleta de colores que yo me negaba a usar.

-Que va… Este es perfecto- Me defendí-

-Estás hermosa también en ese vestido, no te preocupes- Respondió papá, dirigiéndose hasta donde yo estaba para plantar un beso en mi frente. –Cómo has crecido…-Me susurró y me ablando el corazón.

-Siempre seré tu pequeña niña, lo prometo-

-Hora de irnos…-

            15 minutos más tarde me encontraba caminando por los pasillos de la escuela, era la última vez que los vería, al menos como una estudiante, pensé tratando de hacerme sentir mejor hacia el repentino ataque de melancolía. Me pare delante de mi casillero, se encontraba vacío y parecía no tener vida, unos pocos días antes estaba repleto de mis libros y fotos. –Hoy comienza la nueva vida- Me recordé.

-Hillary, nos están esperando en el gimnasio a todos, vamos. Por cierto, te vez bellísima, hoy vamos a romper culos- Dijo una voz a mi espalda, yo si amaba esa voz. Me gire para encontrarme con mi mejor amigo, Peter era un metro cincuenta y cinco de total homosexualidad y amor.

-Al fin te ves decente y presentable- Me burle. Sus ojos claros brillaron ante mi comentario.

-No me hagas recordarte la pequeña vaquita que solías ser- Replico

-Te odio… Mejor vamos. Por cierto, ¿Dónde está Aline?- Aline era mi mejor amiga, unos escasos centímetros más alta que yo, ella era toda piernas y trasero bonito. Su sonrisa era radiante y su cabello era ahora de un azul oscuro intenso el cual le quedaba brutalmente bien. Aline, Peter y yo somos el pequeño grupo de los corazones solitarios, comenzó con dos mejores amigas que querían un mejor amigo gay y así resulto todo eso.

Madness is everywhereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora