¿Quién era yo? [TOH]

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Se las ha estado arreglando en la clase de pociones. Tiene que mirar el libro más de lo que lo hubiera hecho antes, pero no es nada que no pueda manejar hasta ahora.

La clase de pociones esta haciendo una exposición en conjunto con la clase de plantas. Y para su suerte, por supuesto, Willow le fue asignada como compañera.

Era terrible. Boscha no podía concentrarse, así que trató de no mirarla. También tuvo que aguantar un poco la respiración, pues la bruja a su lado olía a una mezcla de tierra mojada y flores silvestres que había comenzado a agradarle.

Casi derrama la saliva de libélula, y los dientes de dragón molidos mancharon algo de la mesa de trabajo.

La temperatura del caldero era lo único que había salido perfecto, y eso era bueno pues no quería obtener más quemaduras en los antebrazos tratando de corregirla.

— He de admitir. —Willow dice.— Que no creí que fueras una buena estudiante, pero aunque torpe, parece que sabes que haces.

— Por ahora. Tal vez lo olvide después. —Murmura Boscha.

Trata de enfocarse en el caldero, un poco difícil cuando el hombro de Willow choca con el suyo de una forma que ella trata de relacionar con algo molesto. Falla como nunca.

Mirando el contenido del caldero por décima vez, finalmente cree que ya ha logrado lo que Willow explicó que la planta necesitaba.
Vacía un poco del contenido hirviendo en una botella pequeña y hace un circulo en el aire como un hechizo para enfriar el líquido después de dejarlo sobre la mesa. Con el dorso de su mano lo empuja hasta Willow.

— Eso debería funcionar.

Willow hace algunas pruebas en hojas de árbol y no parece haber daño.— Aún no puedo saber si funcione en raíces, pero al menos no la volverá polvo.

Boscha se recarga en el respaldo de la silla de madera. Se muerde el labio un poco insegura y puede ver por rabillo del ojo como Willow decide concentrarse en un libro que, por el separador entre las hojas de la segunda mitad, Boscha puede decir que ha estado leyendo por un tiempo.

Aún no podían irse, tenían que esperar a que las profesoras revisaran sus trabajos y, si las cosas salían mal, corrigieran sus errores.

Elección algo tonta, pero Boscha se decide por hablar.— He estado pensando...

— ¿Tu piensas? —Willow se burla.

Boscha decide fingir que no la escuchó.— Si haces algo por mi, haré algo bueno por ti. —Hace una pausa para acomodarse en su silla y poder mirar a Willow correctamente.— Yo te ayudaré a preparar tu salón para la clase del día siguiente. Entonces será más rápido y menos pesado. Pero tu tienes que acompañarme a casa.

Willow frunce el ceño.— ¿Solo eso? ¿Por qué querrías?

— Capricho puro.

— ¿Por qué yo?