Habian pasado algunas horas y el coreano seguia sin despertar. Mashiho habia estado esperando desde lo sucedido.
Había pasado poco tiempo, pero él ya extrañaba la sonrisa descarada del mayor. Extrañaba a Junkyu y sus esponjosas mejillas las cuales se tintaban de rosa cada vez que sonreía.
Mashiho se quedó pensando. Realmente le gustaron las facciones del contrario. ¿Se había enamorado? ¿Tan rapido?
Mientras pensaba, no notó un leve gemido proveniente de la cama. Sin embargo, escuchó algunos movimientos.
Miró en dirección a Junkyu para ver al mayor sentado mientras rascaba sus ojos de manera tierna.
"Oye, ¿estás bien?" El más alto solo asintió con la cabeza enrespuesta. Parecía un pequeño koala perdido. Mashiho sonrió con cariño y apartó algunos mechones de cabello de la cara del contrario.
Junkyu le devolvió la sonrisa. "¿Qué sucedió?"
"Te desmayaste, bebé." Ambos se sorprendieron, pero hicieron como si no hubiera pasado nada. Al mayor no le importaba. Se sentía bien, se sentía como en casa.
Mashiho continuó cepillando el cabezo del más alto con su mano. No podía resistirse. Su cabello era esponjoso y suave. Coincidía perfectamente con la personalidad del coreano.
"¿Mashi? ¿Dónde está Naehe?"
Oh
Naehe había salido corriendo del hospital. Luego de que el japonés le respondió aquel día, ella gimió, lloró y se fue. Era casi como si no le importara. Sus gritos sonaban falsos y forzados. Ella estaba actuando y era terrible.
"Ella se fue, Kyu."
El mayor sonrió más alegremente. Dio un suspiro de... alivio?
"Oh, Dios mío... la odiaba tanto, Mashi." Él rió brevemente. Parecía como si fuera el hombre más feliz del mundo. Su aura alegre también estaba haciendo sonreír al más bajo.
"Kyu, se hace tarde. Deberías descansar y yo debería irme a casa."
El coreano rápidamente negó con la cabeza e hizo un sonido de negación. No quería que el japonés se fuera. Había estado durmiendo la mitad del día y finalmente Naehe se había ido. Era un momento perfecto para pasar el rato con el más jóvene. Incluso si solo estuvieran durmiendo.
"Quédate conmigo~" suplicó Junkyu. Estaba desesperado por hacer que el chico se quedara con él. "Por favor."
¿Como podria decir que no? Sería un monstruo si lo hiciera.
"Okay"
Mashiho se sentó lentamente en una de las sillas cerca de la cama, pero rápido escuchó un extraño sonido de negación de parte del otro.
"Duerme conmigo~" Suplicó una vez más. "Ven aquí~"
El más joven suspiró. Lentamente se sentó a la cama de Junkyu. Sin siquiera haber pasado un segundo, el alto rápidamente tiró a Mashiho hacia la cama. Rió mientras miraba la cara nerviosa del más bajo. El japonés había aterrizado en el pecho del mayor.
No se molestaron en cambiar de posición. Ambos se rieron y se dieron las buenas noches.
Y así terminó su tranquila noche. Con ambos respirando en armonía. Abrazados el uno al otro. Con hermosas sonrisas en rostros.
Y un deseo de nunca dejar que este momento termine.
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