ɴᴇᴠᴇʀ ꜰᴏʀɢᴇᴛ

♪ ∣ ᴛʀᴇꜱ

                      ESE FIN DE SEMANA CÓMICS PRINCE HABÍA CERRADO POR ASUNTOS PERSONALES, así que Suho no había podido ir. El lunes era un nuevo día, parecía que todo iba a ir bien; ninguna chica le había molestado en clases y el entrenamiento había sido bueno. Ahora sólo quería relajarse mientras leía un buen cómic.

Esta vez llegó algo más tarde, para su sorpresa Kim Minying se encontraba pidiendo su comida y charlando animadamente con el dueño de la tienda. Él se acercó y se puso al lado de la chica.

—Yo quiero lo mismo, por favor—sobresaltó a la chica, ya que se había colocado detrás suya.

Minying se giró y alzó la cabeza para ver al recién llegado, le dio una sonrisa genuina y volvió su vista al dependiente.

—Os avisaré cuando esté aquí—les informó.

Ambos asintieron, y tras dar las gracias se encaminaron hasta el sitio de siempre. Suho levantó la vista del cómic que había traído mientras la rubia pasaba su mano por las diferentes estanterías, pasando esta vez de su usual lectura. Cuando volvió al sofá, Suho alzó una ceja al ver el manga que traía en la mano. One Piece. Nunca había visto a la chica coger uno de esos, de hecho, nunca la había visto con algo que no fuera de Sailor Moon.

—Me lo recomendó un amigo—sonrió al ver la mirada confusa del chico.

Él asintió sin decir nada, e inmediatamente ambos continuaron con su lectura. El silencio era agradable, una sensación cálida le recorrió el pecho. Estar allí en compañía de la extraña chica, sin intenciones de siquiera conversar, era algo que realmente le gustaba hacer. Quizás porque se había acostumbrado a su presencia. Habían creado una rutina que ambos disfrutaban.

La comida llegó unos minutos más tarde, Suho se levantó a recoger ambos platos cuando el dependiente les avisó.

—Gracias—sonrió la chica perezosamente.

Era algo que había notado cuando le observaba. Minying lo hacía todo con pereza, lentamente, como si estuviera muy cansada como para siquiera respirar. Eso le llevó a Suho a preguntarse si hacía algún deporte antes de ir a la tienda, o si se comportaba así durante todo el día.

A decir verdad, ninguno sabía nada del otro; sólo sus nombres. ¿Irían a la misma escuela? Suho dudaba, nunca le había visto por los pasillos, ni por ninguna parte. ¿Tendría hermanos? ¿Le gustaba ir al karaoke con sus amigos? ¿Era buena estudiante? ¿Sería su piel tan suave como parecía? Suho tenía muchas preguntas en su mente, y ella estaba allí, tan pasiva. No parecía curiosa en cuanto a su persona, sólo comía y leía, casi no le miraba.

Por primera vez, Suho deseó ser un chico más hablador. No quería mantener esa relación de silencio, quería algo más.

Pero cuando Suho se decidió de hablarle, ella se levantó y, tras una despedida casi nula, salió del local. El chico estaba desilusionado, ella no mantenía ningún interés.

Y eso no le tenía para nada contento.