Capítulo 25

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Luego de aceptar la propuesta, Vesta siente algo extraño desde su interior. Las llamas azuladas comienzan a rodearla a ella y al demonio hasta cubrirlos como una manta.

<<Guarda silencio o esto no funcionará de nada>>, Dice la voz.

A Vesta no le queda de otra más que obedecer y guardar silencio hasta que ve aparecer a un hombre de vestimenta negra y extraños objetos en sus manos que parece estar buscando algo justo en donde ella permanece petrificada mientras sujeta a Borja.

—Dijiste que estaban por aquí —Dice el hombre.

Vesta se sorprende al ver una criatura salir de la sombra del hombre.

—Lo están. Recuerda que quien acompaña a los demonios es una bruja. Seguramente ella los está protegiendo —Dice la criatura, tomando una forma sólida para apoyarse en el hombro del sujeto —Te dije que te dieras prisa.

—Cierra la boca, mejor comienza a buscar.

—Mírale el lado bueno, atrapamos un demonio blanco.

—Dijiste que la calamidad era el premio mayor.

—No, no, no, Dije que la calamidad podría llevarnos al premio mayor —El hombre lo mira en silencio —Recuerda lo que dije sobre la reina y las abejas. Si encontramos a la reina, encontraremos el panal. Creo que así era.

—La iglesia comienza a mostrarse impaciente ¿Cómo es que no logramos encontrar ese lugar?

—Porque la bruja los protege, Ren. Si encontramos a la bruja, el rey de los demonios también estará ahí. Y si encontramos al rey, encontraremos el lugar exacto del dichoso bosque de los demonios.

El corazón de Vesta se acelera al oír el plan del hombre y el demonio. Pero lo que más le llama la atención es el hecho de que un demonio esté trabajando con un humano para destruir a otras criaturas como él.

El demonio sonríe a su compañero de forma desquiciada.

—Te dije que el plan saldría a la perfección ¿no?

—¿Ahora de qué hablas? —Ambos voltean hacia una sección del bosque en donde aparece Fey y los dos demonios. —¿Esos son...?

—Yo me encargaré de él. Solo...

—No. —El humano lo detiene —Volvamos con lo que tenemos 

—¿Lo vas a dejar así como así? Ya me vio ¿Sabes?

—Descuida. No parece ser diferente a nosotros. No se atrevería a hablar de demonios cuando hay dos acompañándolo. Vámonos, después de todo, ya tenemos a ese niño brujo encerrado. El consejo eclesiástico debería conformarse con eso.

—Pero la bruja está... —Dice el demonio mirando a Vesta antes de que el humano lo interrumpa.

—Dije vámonos, Karak.

—Bien, como quieras.

Dicho eso, el demonio toma la forma de un caballo negro dejando al hombre sentado sobre su lomo para luego correr hacia Fey, quien se aparta junto a los otros demonios para evitar ser atropellado por el "animal".

Al asegurarse de que aquel hombre y demonio se marcharon, Vesta deshace aquel manto que la ocultó a simple vista.

—¿Qué fue lo que...?

—Fey, ayúdame —Dice Vesta con voz quebradiza.

—¿Qué le pasa...?

—¡No lo sé! ¡No sé qué pasa! ¡No sé quiénes son ellos! ¡No sé...!

—Vesta... —La mencionada guarda silencio en cuanto Fey la abraza.

—Viniste...

—Amenazaron con destriparme si no lo hacía —Las risas de Lanch y Lonch se escuchan detrás de él.

—Algo venía hacia mí y Borja se interpuso —Dice arrodillándose junto al demonio para buscar el objeto —Aquí está.

Ambos miran el pequeño y fino artefacto en las manos de Vesta, quien parece reconocer su material al sentirse algo extraña.

—Es igual que aquella vez... —Murmura —Pero no está sellado. Está dormido.

—Parece un dardo de esos que usan para cazar animales —Dice Fey mientras inspecciona el objeto —Pero esto es diferente...

—¿Fey...?

—He visto esto antes. Pero...

—¿Dónde? Dímelo para ayudar a Borja. Por favor.

Fey parece rendirse ante la súplica de Vesta. Sabe perfectamente como ayudarla, o más bien, quién puede ayudarla. Pero eso significa sumergirse en su propio pasado.

—Fey...

—Está bien. Te llevaré con quien puede ayudarte. Pero cómo lo...

—Descuida, yo me encargo.

Dicho esto, Vesta coloca sus manos sobre el demonio y cierra sus ojos.

—Necesito que me ayudes...

<<Curioso que hagas eso, niña>>, dice la voz en su interior. <<Nunca nadie me había pedido ayuda directamente. Hasta diría que no te llama la atención el hecho de que estemos hablando justo ahora>>.

Créeme que sí. Pero para mí, Borja está en primer lugar. —Fey y los demás demonios la observan confundidos ¿con quién habla?

—¿Qué estás...?

—Necesito camuflar a Borja para no llamar la atención. —Unas cuantas lágrimas caen sobre el demonio en cuanto Vesta comienza a dejar salir la magia —Debí resignarme y acostumbrarme a mi nueva magia. Debí escuchar a Borja cuando me dijo me estaba desviando del camino... Esto es demasiado... No puedo proteger a nadie; y ahora por mi culpa Borja está...

Todos observan cómo el demonio reduce su tamaño y cambia su apariencia hasta aparentar ser un lobezno. Vesta lo levanta entre sus brazos mientras sus lágrimas continúan mojando el pelaje de Borja.

—Lo siento...

—Vesta —La chica voltea a mirarlo sin dejar de sollozar. —Tenemos que movernos. Sé que él puede ayudarnos.

Sin más que decir, Vesta y los demás desvían su camino para conseguir ayuda ¿Quién podría ser capaz de ayudar a un demonio? ¿Por qué Fey conoce a esa persona? ¿Será que joven es más de lo que aparenta? ¿Quién era ese hombre en compañía de un demonio? ¿Cómo ayudar a Mirilia? ¿Por cuánto más tienen que pasar haata encontrar a Stolas?

El Bosque De Los demonios (3): La Búsqueda De Vesta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora