Capítulo 10

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-¡Nuestro padre ha perdido la cabeza!-le seguía diciendo Apolo una y otra vez a su hermana gemela.

-Hermano solo es una diosa más, solo busca otra-la diosa de cabellos y ojos plateados ya estaba agotada de los quejidos de su hermano menor.

-No, no es una diosa más, es la diosa más hermosa que he visto- Apolo vio como su hermana fruncía el ceño-. Claro después de la diosa de la cacería-Una sonrisa se dibujó en la cara de Artemisa, la diosa de la caza, los partos y de la luna.

-¿Entonces que harás?, Nuestro padre ya ha dado su bendición y Hades no la soltará así como asi...-artemisa guardó silencio por un momento, pensando una solución- Pero aún no se han casado y probablemente tampoco ha ingerido ninguna granada, aún estás a tiempo de hacer algo.

La ley más fuerte del Inframundo dicta que aquel que comiera una semilla de granada estaría ligado este lugar, aunque saliera de ahí su obligación era volver y Perséfone aún no había comido está fruta, la única fruta que crece en el Inframundo, Hades había pensado en dársela a comer en día de boda, haciendo esto parte de sus votos y promesas de amor.

Después de las palabras de su hermana, Apolo pensó en llevársela a la fuerza pero esto indicaría una guerra entre ambos reinos en la cual su padre no lo apoyaría y mucho menos su hermana, tendría que ganarse el amor de Perséfone o al menos sacarla de ahí por voluntad propia, debía hacer algo para que la diosa de la primavera sea suya.

-¿Que te pareció Perséfone el día que la presentaron?-la pregunta desconcertó a Artemisa.

-Ciertamente es una mujer encantadora, inteligente y muy carismática, me agradó mucho.

-Se hicieron amigas, ¿No?.

-Se podría decir que sí.

-¿No te gustaría ir al Inframundo?- Artemisa rápidamente al escuchar las palabras de Apolo quedó más desconcertada- Después de todo no sería raro que una amiga preocupada por el bienestar de su amiga, su pequeña hermana, vaya a visitarla.

-Ya se por donde vas Apolo y no, no pienso ir allá abajo, papá se podría enojar-su hermano le rogó con la mirada de perrito regañado- Lo pensaré-culminó Artemisa.

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Hades como todo los días había ido a visitar a Perséfone, esta aún seguía en su sueño, su apariencia mejoraba cada día la habitación donde se encontraba hospedada reflejaba esto, estaba llena de flores de todos los colores y formas, flores las cuales no habían sido traída por nadie, eran flores que ella misma creaba. Hécate quien vigilaba el avances de Perséfone había entrado a la habitación cuidadosamente, no quería interrumpir el poema que Hades le recitaba a la diosa.

-¿En qué momento entraste?-pregunto Hades después de sentir su presencia.

-No quería molestar pero... Amm hay una visita del Olimpo.

-¿Del Olimpo?-pregunto Hades, Hécate asintió con la cabeza-¿Quien es?.

-La novata diosa lunar-Hades después de unos segundos entendió la referencia-Desea ver a Perséfone-culmino Hécate.

-Con que Artemisa vino a ver a la hermana que solo vio una sola vez, tal parece que ya todo el Olimpo sabe que está aquí, a lo mejor y fue enviada para saber que le habrá hecho el oscuro rey de los muertos a la pobre flor de la primavera-decía Hades.

-¿Sabías que su hermano Apolo había pedido la mano de Perséfone?- Hades al escuchar esto se quedó un poco perplejo, eso explicaba mejor la presencia de Artemisa.

-No, no lo sabía, cuéntame más- preguntaba Hades algo intrigado.

-No se mucho, pero probablemente el pequeño niño de papá debe estar furioso por no haber conseguido su capricho-dijo Hécate en un tono burlesco-¿Entonces la recibirás?- Hades asintió.

Después de despedirse de Perséfone dándole un beso en la frente de dirigió al Inframundo, para ser más precisos al gran salón del trono, pero antes pasó por su habitación y colocarle algo más digno del "oscuro Rey del Inframundo".

Al entrar al salón Artemisa hizo rápidamente una pequeña reverencia, Hades camino hacia el gran trono para sentarse.

-¿A qué debo tú visita?-pregunto Hades en seco.

-Señor Hades, vengo a su reino para visitar a mi hermana Perséfone, se que está aquí y solo quiero saber si está bien-le respondió Artemisa.

-¿Viniste al Inframundo solo para ver a una hermana que solo has visto una sola vez o estás aquí por favor a tu hermano Apolo?-artemisa trago en seco después de escuchar estás palabras- Tengo entendido que había pedido la mano Perséfone en matrimonio.

-Con todo respeto señor Hades, no estoy aquí por mi hermano, estoy aquí por ella, es cierto que solo nos hemos visto una sola vez pero aún así le tengo un poco de aprecio, solo quiero verla y me iré inmediatamente.

Hades pensó rápidamente en que decir, no podía decir que estaba en un estado de coma, Zeus vendría por ella y eso sería entrar en guerra con el Olimpo, no la iba a dejar ir.

-Lamento que hayas venido hasta aquí, pero con este ajetreo de la boda está algo cansada y no se encuentra en el Inframundo, está en los campos elíseos descansando- "ya veo" fue la única respuesta de Artemisa- Por cierto sobrina, espero que asistas a nuestra boda- dijo Hades para no levantar sospechas y alivianar la tensión.

-Claro que si señor Hades, por favor dele mis saludos a Perséfone.

-Asi será- Artemisa se despidió haciendo una reverencia.

Después que Artemisa se fuera, Hades se quedó un momento más en el trono perdido en sus pensamientos, había pasado tanto tiempo con Perséfone después que cayó en cama que había olvidado por completo el favor que le pidió a unos de sus tres jueces. Tenía mucha curiosidad sobre porqué el cambio de nombre tan radical de su prometida, era cierto que los mortales les cambiaban constantemente los nombres a los dioses, pero ¿Por qué un cambio tan radical?, no tenía sentido que la diosa que traía la primera se llamara "portadora de muerte".

-Mi señor-llamaron a Hades sacándolo de sus pensamientos.

-¿Que necesitas, Minos?-pregunto Hades.

-Señor tengo noticias sobre Perséfone-Hades inmediatamente prestó atención-Envié a alguien como le dije para investigar a su prometida...- un silencio lleno el salón.

-¿Por qué te quedas callado?, Dime qué sabes.

-Señor... Las noticias son espeluznantes, la diosa es digna de llevar ese nombre.

-Deja ya de dar tantas vueltas y dime qué es lo que sabes.

-Una masacre...fue una masacre sin compasión, niños, mujeres y hombres, inocentes, no quedó absolutamente nada. La señora Perséfone cuando era más joven perdió la cordura, su furia solo fue apaciguada matando a una gran aldea con sus propias manos, al parecer esa era una de las razones de su encierro- Hades no podía creer lo que escuchaba, pero trataba de estar tranquilo.

-¿Estas seguro de lo que estás hablando?-minos asistió-¿El Olimpo sabe de esto?-siguio preguntando Hades.

-Son muy pocas los dioses que lo saben, es algo que ha estado en secreto por muchos años.

-Comprendo, gracias Minos, puedes retirarte-minos hizo una reverencia y salió.

Hades aún estaba desconcertado, se dirigió a una de las torres de su castillo, era un lugar donde se guardaban los informes de los muertos, después de buscar por un rato encontró lo que buscaba, era un gran libro rojo. "Terremoto de Sición" era el nombre del libro, explicaba detalladamente lo sucedido en esa aldea y como había desaparecido, las demás páginas tenían los nombres de las personas que habían muerto ese día, eran miles de personas, ¿Como era posible que no estuviera al tanto de esto?, Se dirigió a exigir una gran explicación.

Hades y Perséfone: Un amor puroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora