Epilogo

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Zev.

"Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños pequeño Nikolay, feliz cumpleaños a ti"

Aplaudimos con fuerza cuando terminamos de cantar para celebrar el cumpleaños numero 1 de mi hijo. Si, mi hijo, jamás me imagine que tan grande felicidad conllevaba aquella palabra hasta que salió de mi boca.

Ver a ese pequeño niño de ojos azules, cabello negro, piel blanca y la sonrisa de su madre, solo me hace sentir que debo vivir y debo estar bien por él, por cuidarlo a él y a mi principessa.

Sonrio a lo lejos mientras sus abuelos, tíos, padrinos, amigos lo abrazan y le entregan sus obsequios.

En mi vida jamás imagine que llegaría el día en que pudiera decir a los mil vientos que soy feliz, completamente feliz.

Crecí solo, huyendo de los supuestos seres que me dieron la vida, no goce del amor de una madre que me defendiera y protegiera, solo maltratos y gritos fue lo que conocí en mi infancia, golpes y abusos de un mafioso de mierda que no sólo me alejo de mi padre real, sino también desquito su enojo en mi.

Mi adolescencia fue una mierda, un descontrol total, estando en las calles más bajas de la cuidad, buscando la salida fácil, que me asesinaran, a pesar de que tenía a Noe, quien trató de llenar el vacío de mis progenitores, pero por más amor que me brindo jamás pudo acabar con la inseguridad en mi interior que se creó al sentir que nadie podría amarme, que no sería digno de conocer esa palabra ni sentir tan ameno sentimiento por el que todo el mundo lucha por tener.

Como adulto, me centre en mi trabajo y solo en eso, hasta que un día la vi. Un ángel sonriente, princesa de la moda tan inalcanzable y diferente a mi, como agua y aceite. Ese día no me atreví a acercarme, mi inseguridad me dejó claro que alguien como yo no sería suficiente para ella.

No imagine, que como el fuego, Luciana Martinelli apareció en mi vida y desde entonces se fue avivando y expandiendo en cada centímetro de mi piel, mi cuerpo y mi alma. Con ella conocí la dependencia, si, la necesidad que crea una persona por otra, también conocí el desespero, el temor, y lo más importante el amor.

Un lobo que terminó dependiendo de la luna.

Me demostró que sin importar quienes seamos o cual sea nuestro pasado, todos en el mundo somos merecedores del amor, solo debes encontrar a la persona correcta.

Luchamos encontrá de la reina, le enseñe lo peor de mi y no le importo, conocí el mundo tan oscuro en el que vivía y nuestra conexión perduró intacta.

Casarme con ella en tres ocasiones no es suficiente, que se entregará a mi por completo tampoco lo fue, nuestra amor no estuvo completo hasta que llegó a nuestras vidas la prueba viviente de que lo que sentimos el uno por el otro no eran más que palabras.

Ha pasado un año desde el nacimiento de nuestro hijo, y decir que me gane el cielo con mi familia no expresaría ni lo en lo mas mínimos como me siento en este momento.

Mi familia ahora no se limita a las pocas personas que yo decidí tener cerca, mi familia ahora es el imperio Martinelli, una familia que sin importar mi actitud hostil decidieron hacerme parte de ella cuando Lu se unió a mi

Mis amigos y mi padre, «Sonrio ampliamente» Dominico D'Angelo, mi padre, un hombre ejemplar, al que algún día deseo igualar. Mi guía de vida y el mejor abuelo que mi hijo puede tener.

Nuestra nueva casa, cerca al bosque a las afueras de la cuidad está repleta, repleta de personas que nos aman y nos cuidan.

En este momento es mio algo que jamas creí llegar a tener, como una buena pelicula de romance, mi final feliz si llego.

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