Capítulo 5: Cuidado con la bruja

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ATENCIÓN: Los pensamientos de los personajes se expresarán en cursiva.

Este capítulo incluye contenido gráfico y distintos tipos de violencia. Se ruega máxima su discreción.

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En la casa de los Pixis ya no se bailaba por las mañana mientras se servía el desayuno y tampoco se escuchaban las carcajadas desde la cancela. La inseguridad que sentían aquellos padres por si les volvía a ocurrir algo a sus hijos les llevó a mantenerlos bajo el refugio de aquellas cuatro paredes. Nadie salía sin compañía, excepto Dot, quién juraba tener la fuerza suficiente para enfrentarse a quien fuera que le planteaste cara.

Ya habían pasado unos meses desde el horrible incidente, y el ambiente se mantenía igual de cargado que desde el primer día.

— Pronto empezarán las inscripciones para el reclutamiento — comenta la muchacha observando a la mayor por encima del libro que estaba leyendo.

— Hija, ya sabes que no puede ser, al menos por ahora — hace una pausa colocando el libro a un lado del sillón.

— Pero... Quiero poder salir sola — murmura — Es la única forma de aprender a defenderme.

— No me vengas con esas — se levanta de su sitio y recoloca su ropa — Tu hermana está muerta por culpa de esa gente, ¿y tú crees que te vamos a mandar a la boca del lobo? — frunce el ceño.

— Eso es absurdo, papá tiene que ir a trabajar con "esa gente" todos los días.

— ¡He dicho que no! — gritó con fuerza.

— Escondiéndonos no vamos a traerla de vuelta — la rubia apretó los puños e hizo un esfuerzo por no dejar que las lágrimas cayeran — ¿Acaso crees que me he olvidado de todo? ¡Fui yo quien la encontré!

Tras esto la joven salió corriendo hacia el exterior. Ni los ruegos de su madre para que volvieran la detuvieron. Se escabulló entre el gentío y llegó hasta donde sus piernas dieron de sí. Estuvo divagando durante un buen tiempo cegada por la luz. Se había acostumbrado a permanecer dentro de su hogar, y esto le había afectado hasta tal punto que le resultaban molestos los rayos de aquel sol veraniego que quemaban su piel.

Divisó un árbol con buena sombra, y decidió sentarse a sus pies, perdiendo la noción del tiempo.

Hubiera podido permanecer allí durante dos o tres horas más, observando la trayectoria de las nubes, pero tras meditarlo un buen rato, decidió que era el momento de volver, por lo que se levantó y sacudió su falda.

— Diablos, ¿dónde estoy? — giró sobre su eje totalmente desorientada — Soy imbécil — se puso las manos en la frente y optó por seguir un camino que se le hacía familiar.

P.O.V. HELENA PIXIS

De todos los días que había para ponerme la ropa que llevaba puesta, tenía que haber sido hoy. Era realmente incómodo caminar con el calor y que la piel de mis muslos rozara entre sí. Pero ya no podía hacer otra cosa que no fuera aguantarme.

Detengo mis pasos delante de una taberna cuya fachada tenía el suficiente buen aspecto para que me adentrase en ella. Sin pensarlo dos veces, me acerco a la barra y me dirijo al señor que la atendía.

— Buenas tardes — intento captar su atención — Me gustaría saber cómo llegar al noreste del distrito.

Muchos de los hombres de mi alrededor, los cuales se hallaban ensimismados en su bebida, posaron sus miradas sobre mí.

Alas de libertad [Levi Ackerman x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora