2. Froot loops y el Capitán Hook.

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Según Elizabeth, no existía mayor placer en todo el mundo que ver una maratón de su serie favorita, Once Upon a Time, mientras comía su cereal favorito froot loops.

Oh dioses de las buenas series de televisión y de las fabricas de kellogs, pensaba Elizabeth, que Emma se bese con el Capitán Hook.

Y es qué el Capitán Hook es tan irresistiblemente ardiente, solía decirle a su amiga, Katherine Roberts, quién prefería ver series como America's Next Top Model y quién creía seriamente que Elizabeth tenía cierto fetiche por los chicos de cabello oscuro. Elizabeth solía decirle que no era cierto, que ella no tenía ningun prototipo de chico perfecto, no obstante tenía que admitir que los chicos con el cabello oscuro tenían ése je ne sais quoi.

Elizabeth, al igual que los chicos cuyas características físicas estaban dentro de una carpeta ficticia con el título de «Fetiches de Elizabeth Fernández, Por Katherine Roberts», tenía el cabello color negro azabache, heredado del padre que jamás conoció y quién sólo le dejó su apellido, liso con ondas que resultaban envidiables sólo por ser completamente naturales, las cuales fueron comprobadas por Tiffanny McCartney en octavo grado al derramarle, intencionalmente, jugo de uva en la cabeza, es decir, ¿cómo podría haber sido un accidente cuando el jugo fue derramado desde el centro de la coronilla? En fin, luego de que Katie amenazara a Tiffanny con ir a su casa y quemar todo su guardarropa, los falsos rumores de que Elizabeth se hacía ella misma sus rizos quedaron en el olvido.

La chica también tenía varias pecas las cuales cubría a diario con maquillaje y las cuales su madre adoraba por darle ése aspecto de inocencia que a ella tanto le encantaba. Elizabeth no era tan alta pero no le importaba, estaba conforme con su metro sesenta y cuatro, y, aunque Katherine le insistía, odiaba eternamente usar zapatos altos, lo odiaba. La pelinegro también tenía un sonrisa bastante atractiva gracias a los cuatro años y ocho meses de ortodoncia, los peores de su vida.

Su cuerpo no era el de una modelo de victoria secrets, pero había tenido suerte al heredar las curvas y las pierna kilométricas de su madre. Sus pechos eran normales, quizás un poco pequeños pero le gustaba así, pues, como podrán observar, la chica no le gustaba llamar la atención y así estaba bien. En otras palabras, Elizabeth estaba conforme con su cuerpo.

No había heredado la voz de su madre, quién cantaba todos los domingos en la iglesia, pero su voz tampoco estaba mal. No cantaba excelente, pero del uno al diez tenía un tres y medio.

Elizabeth no era la chica más guapa pero había que reconocer que era bastante atractiva, tanto así que tuvo más de un pretendiente en la preparatoria, incluyendo a Michael Jones, capitán del equipo de fútbol americano y novio de Tiffanny en ése entonces. Michael Jones era bastante guapo, pero a Elizabeth no le gustaba. El punto es que Mandy, la mejor amiga de Tiffanny y novia de Brad Harrison, el cual era amigo y confidente de Michael, se enteró y le contó a Tiffanny de los planes de Michael y pues cómo toda película americana, ésta empezó a odiar aún más a Elizabeth.

La preparatoria. A diferencia de otros, Elizabeth no la añoraba en lo absoluto. Ella podría vivir feliz con o sin recuerdos sobre aquella época.

Quizás por las molestias continuas de Tiffanny o por lo intolerable que siempre había sido el profesor Lewis. El señor Lewis era el profesor de química, un cincuentón, a meses de llegar a los sesenta, completamente amargado. Katherine siempre decía que, o la tenía pequeña o tenía eyaculación precoz, palabras de Katie, no de Elizabeth. No sólo era el peor explicando química, también era un hombre racista, era del tipo que no soportaba qué alguien que no sea exclusivamente de origen norteamericano estuviera no sólo en su clase, sino también sobre la faz de la tierra, lo cual era realmente estúpido. Y como verán, Elizabeth Fernández era latina.

Ella nació y vivió ocho años de su vida en Venezuela. Ay, Venezuela, como extrañaba la comida de allá. Jamás había tenido más familia que su madre, Carolina Durán, pero sin lugar a dudas extrañaba un poco su país de origen.

Luego de cumplir sus ocho años su madre había decidido mudarse y comenzar una nueva vida en otro país ¿la razón? Nunca se lo preguntó. Al inicio creyó que quizás se trataba de su situación económica, creía que su madre veía en Estados Unidos el sueño americano. No fue hasta qué cumplió doce años cuando, acomodando unos papeles en la pequeña biblioteca de la habitacion de su mamá, descubrió un documento que llamó su atención. En aquél documento estaba el nombre de su madre junto a otros tres o cuatro de los cuales desconocía su existencia, y los cuales tenían el mismísimo apellido de su mamá. El título del documento también le dio curiosidad, el cual era «CARTA DE HERENCIA».

Jamás le comentó a su madre sobre su descubrimiento, primero porque Carolina pensaría que estaba hurgando entre sus cosas, y segundo porque no quería perturbarla. Ya era lo suficientemente difícil vivir prácticamente escondidas de la ley y todo lo que ella abarca por no tener la bendita carta de residencia. De no ser por su mejor amiga Katie y por su padre, Billy Roberts, Elizabeth y su madre estarían de regreso en el primer avión a Venezuela.

Definitivamente Katie era la mejor amiga de todo el mundo.

Además de ayudarla a ella y a su madre con un plazo un poco más largo en el país, la animó para hacer ésos ridículos avisos en los que ofrecía sus servicios de niñera. La idea no era mala, Elizabeth era muy buena realmente cuidando niños, pero habían pasado dos semanas y sólo una persona había llamado, y sí, había solicitado sus servicios, pero no eran exactamente servicios de niñera lo que le querían, a menos que claro, ser niñera se tratara también de satisfacer a un hombre que estaba cansado de su matrimonio y cuya fantasía y deseos carnales era tener desnuda a la niñera de sus hijos en su cama.

Se sentía frustrada, no lo negaba, pues los avisos no funcionaban y ¿qué mejor manera de ahogar las penas con froot loops y con el ardiente Capitán Hook? Pues la respuesta era más obvia que los pechos plásticos de Tiffanny.

-Sofíaisabel.

Propuesta tentadora(CANCELADA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora