Prólogo

624 49 15
                                    


PRÓLOGO

"A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo".

Jean de la Fontaine.

El olor a alcohol y la luz incandescente que llegaba hasta mis ojos, me hacia entender que seguía dentro del hospital. Mi espalda dolía y el sonido intermitente del monitor no dejaba de colarse por mis oídos hasta llegar a mi cabeza.

Aún había algo ahí, ese aparato de metal me lo decía. Podía ver las curvas elevarse y después ir en picada, mostrándome con eso la travesía de los latidos de su corazón. Había pasado tiempo desde entonces y aunque los latidos eran constantes, no había abierto los ojos, ni mucho menos había dado otro tipo de señal.

Era 24 de octubre, lo recuerdo como si fuese ayer, habían acordado asistir a mi hogar con la finalidad de festejar mi cumpleaños número 23, sin embargo, no llegaron. Mi celular sonó repetidas veces antes de que pudiera contestar y enterarme de que un automóvil los había envestido y que, en ese trance, mi padre se había esfumado.

Aun siento la adrenalina correrme por las venas como aquella vez que llegue careciendo de aliento, eran las 8:45 en esa triste noche, en donde las lágrimas de mis ojos parecían querer evitar que viera el cuerpo tendido de mi progenitor, quien yacía fuera del carro con el rostro empapado de sangre. Pero fue inevitable no verle, la escena era tan triste como desgarradora y solo quien no tuviera sentimientos podría pasar desapercibido.

El sonido agudo de la ambulancia se abrió paso en el panorama y sus luces incandescentes indicaron la localización del cuerpo de mi madre al que no pude evitar llamar con un grito desgarrador que no fue escuchado. Su cabeza ladeada permanecía sobre el volante de aquella camioneta azulada y su brazo izquierdo colgaba del asiento rasgado.

Abandone a mi padre quien había dado su ultimo aliento antes de que yo pudiera verle y tratando de recuperar lo único que quedaba de mi pequeña familia, me dirigí con rapidez hasta mi creadora , pero fui detenida por el personal medico que no tardo en colocar una mascarilla sobre su rostro.

"Aun respira"

Fue la única frase que escuche decir antes de que la adrenalina me hiciera caer de golpe hasta el piso. Desperté momentos después en un sofá muy similar como el que ocupo ahora, ha decir verdad he despertado aquí desde hace muchos meses atrás. Pero eso cambiaria, el día de mañana seguramente despertaría en un lugar muy diferente, ya que, sin importar todos sus intentos por reanimarla, los doctores me han dicho que no hay esperanza, que lo único que queda de ella es el recuerdo.

No hubo palabras, ni la mínima señal de que despertaría y aunque veo el caminar de su corazón por ese aparato de líneas verdosas, he entendido con dificultad que no hay más remedio que dejar a su cuerpo partir, porque su alma se ha adelantado.

Me siento somnolienta, pero escucho con claridad los pasos del doctor que siguió este proceso por largos meses. Me mira con preocupación cuando siento su mano posarse en mi hombro mientras me pregunta si me he despedido, a lo cual asiento.

A decir verdad, me he estado despidiendo desde hace meses, desde que sentí como se esfumaba la calidez de sus manos y como se quebraba su negro cabello. Se que la he perdido, cuando el único sonido que chillaba en la habitación se ha callado. Parece dormida como todo este tiempo, pero hoy esta lista para emprender un sueño más profundo.

No hubo nadie más en aquel jardín de piedras talladas con nombres, que rebosaban de entre la tierra. La enterré junto a mi padre esa tarde soleada en la que también decidí partir. Su ausencia me abrumaba, y decir que era algo para lo que estaba preparada seria mentir.

Tome el ultimo vuelo a la costa soleada de Vertin, una ciudad a miles de kilómetros de mi origen,  todo con el fin de dejar atrás ese oscuro episodio de mi vida, aunque estoy segura que sin importar cuanto me aleje, no podre olvidarlo de ninguna manera.

  Desconozco como todos lo que me depara el destino, pero espero con ímpetu que aquello que llegue a mi vida no lo vuelva a perder jamás.

Olvidarte jamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora