Sombras

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Levi

Las noches se han presentado mas pesadas de lo habitual y puedo notar todos los rastros que han dejado las sombras en mi sabana empapada. La herida comenzaba a sangrar nuevamente y no era lo suficientemente valiente como para cerrarla, al contrario, parecía estar agradecido con ello, puesto que el solo recuerdo de ella muriendo era lo único que me quedaba.

El suceso de hace 12 días había avivado mi tormento, mi maldición y mi pecado y con esto había traído consigo la infelicidad que me había acompañado por tantos años. Extrañaba la calidez, su latir al mismo ritmo que el mío y sus ojos llorosos cada vez que se preocupaba por mí. Pero ya no estaba, al menos no físicamente, pero mi corazón la llevaría por siempre.

*

La chica del cabello negro no se había presentado a trabajar durante más de una semana o al menos eso era lo que había detectado Erwin en sus visitas cotidianas. Yo por mi parte no sabía nada al respecto, me había alejado de aquella cafetería debido a que el entrenamiento me estaba calando hasta las pelotas. Por desgracia un par de notas en la televisión me habían hecho dejar de ser indiferente, así que por ello decidí pararme un par de veces en su departamento, pero no corrí con la suerte que buscaba.

Subo a mi auto y en la espera de Erwin mi cabeza me hace rememorar que conocía demasiado los miles de finales que traía como consecuencia el acoso, porque "ella" ... fue víctima de uno de ellos.

— Dicen que no contesta siquiera el teléfono, pero está bien dentro de lo que cabe, ya que su amiga responde todas las llamadas.

Lo escucho decirme al momento en que sube al auto y de cierta manera el tono tranquilo con el que me dice las cosas, me molesta.

— Parece que te has hecho muy cercano de la dueña de ese lugar — le indico y me mira sonriente como un niñito.

— Soy una persona amable y bueno, ella es muy servicial, además, soy cliente frecuente — cierra un ojo en forma de broma y lo ignoro.

Sigo manejando en aquella tarde fría mientras escucho sonar en la radio "I need a hero "y noto como no deja de mirarme de reojo.

— ¿Qué? — pregunto directo y su mirada serena cambia en un instante a un azul oscuro.

— Suena a tu canción. — ríe estúpidamente y me muestra su dentadura amplia y perfectamente blanca.

Por un momento siento ganas de estrellar mi auto, pero recuerdo que mi Audi R8 vale más que las estúpidas bromas de Erwin.

— Pareces preocupado por lo que sucedió esa noche.

Su risa cesa y de pronto escucho su comentario extraño pero acertado.

— No es que me interese mucho realmente, tu, tú sabes lo sucedido con ella hace años. — con dificultad me sincero y siento que el aire a dejado mis jodidos pulmones.

— Lo sé, pero no has dejado de preguntar sobre eso toda la semana.

Volteo a verlo incrédulo. Él sabe más de la cuenta y debería entender el porqué de mi preocupación tan latente.

— ¿Qué estas insinuando? — escupo sorprendido ante su comentario.

— Nada, nada — mueve sus manos de lado a lado y sonríe.

— No sabía que mis preguntas te molestaran Smith — recalco su apellido y su ceja izquierda se levanta agitada.

— No me gustaría verte mal otra vez, pensé... solo pensé que ya te habías despedido de eso. — noto el tono preocupado y lo entiendo, puesto que estoy a nada de partirle la cara por su insinuación.

Olvidarte jamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora