-¡Papá!
Gustabo Volkov, todos los que le conocían sabían de excelencia que el pequeño era bastante calmado, podría ser juguetón o hasta ciertamente imperativo y social, pero algo que todos sabían perfectamente, y es que para sus tan solo ocho años de edad, el pequeño sabía convencer muy bien a la gente, pero para su desgracia, su mismo padre, Viktor Volkov, era bastante orgulloso y testarudo.
-¡папа, папа! Я хочу увидеть маму.
(¡Papá, papá! Quiero ver a mamá.)
Y eso fue el detonante para que el ruso se confundiera totalmente y por fin le pusiera atención, el menor había estado insistiendo sobre querer una mascota, específicamente un conejo, algo que obviamente el mayor se negó rotundamente, pero la nueva petición lo sorprendio.
Y al mirar al pequeño, que hace tiempo había estado sentado en el sofá de su despacho, tenía pequeñas lágrimas escurriendo por sus celestes ojos, su nariz y mejillas empezaban a enrojecer junto con sus ojos por la reacción de la misma. Su pequeño sufría, y él ante la acción se levantó o abrazarlo.
El pequeño nunca le había dicho al mayor lo que lo había llegado a atormentar por las noches y hasta en pequeñas siestas, y es que por alguna razón cada vez que ve el techo de su habitación, el recuerdo de los gritos, grietas, las ventanas hechas pedazos, su madre a la que tanto amaba a su tan solo año de vida, tenía miedo, y las voces de su cabeza no se detenían, a pesar de no recordar exactamente el suceso, aún existía las pequeñas cicatrices y ciertos recuerdos.
Tenía fotos que salvaron de su madre, y siempre la llevaba, porque a pesar de no haberla conocido, aún amaba ese ligero olor a manzanilla de las mañanas, el suave tacto de aquella mano acariciando su mejilla, eran cosas tan pequeñas y a la vez tan lejanas que pedía nunca olvidar de ese y poco año que vivió junto a ella.
-Gustabo, ¿Puedes venir?
La suave y grave voz de la persona que lo había estado criando todos estos años llamó su atención, y siguiendo su orden a la vez, ya sabía a dónde irían porque había ido tantas veces por ese mismo camino, el despacho de Conway.
Y cuando el mayor abrió la puerta un peludo y manchado conejo descansaba en una pequeña cesta beige, el menor obviamente en cuanto lo vio se acercó, pero con el cuidado de no asustar al pequeño conejito.
Su sonrisa se agrandó, y empezó a abrazar a ambos mayores, y obteniendo de respuesta, el de alto cargo lo levantó en brazos, donde nuevamente el menor le abrazó, esta vez por el cuello.
Y así el menor pasó la tarde admirando al adormilado conejo que solo se levantaba a comer.
Obviamente, el peliplateado le hizo ver que era una gran responsabilidad y que con llevaba mucha paciencia.
Pero al parecer el conejillo tenía más energía que el mismo pequeño, pero eso no evitaba que disfrutara tenerlo a su lado, y como todo padre, Viktor tenía la galería de su teléfono llena de fotos de ambos pequeños, los cuales cuando se dio el tiempo, también imprimió y enmarcó.
¡Aqui de nuevo! Aquí un gus algo más grandecito, pero aun chiquito, bueno, prácticamente habló un poquito de lo que fue Gus antes de Vik, o lo poco que recuerda.
Ponganle nombre ustedes al conejito <3
528 palabras
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🍉 ᴀ̆̈ s̆̈ᴍ̆̈ᴀ̆̈ʟ̆̈ʟ̆̈ ᴘ̆̈ɪ̆̈ᴇ̆̈ᴄ̆̈ᴇ̆̈ ᴏ̆̈ғ̆̈ ɢ̆̈ᴏ̆̈ʟ̆̈ᴅ̆̈ 🍓
FanfictionBasado en Spainrp, hecho con el fin de entretener y no ofender a nadie. Una historia "soft". Viktor adopta a un pequeño en su estadía en su país natal, ahora que regresa a Los Santos, ya no sera solo un comisario, si no también un padre.