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—Su nombre es Gustabo Frederick Volkov, tiene tan solo cuatro años.—

Ambos adultos platicaban ya por fin cómodos dentro de aquella oficina, mientras el pequeño se mantenía observando el lugar en silencio desde los brazos de su padre. —Fue un pequeño sobreviviente del derrumbe de un edificio, la mayoría de personas murieron, entre ellos sus padres, tenía apenas un año de vida.— Explicó el ruso.

Jack escuchaba atentamente las palabras de su amigo. —¿Y lo adoptaste?— Preguntó aún con dudas.

—Bueno, realmente iba a ir a un orfanato en San Diego, la familia que se haría responsable de él solo quería la pasta que el gobierno estadounidense les daría, por lo que pude mover algunas fichas y quedarme con su custodia.— Observo como su pequeño empezaba a quedar algo dormido, no le extrañaba, el calor le provocaba ese cansancio y Los Santos, en estás temporadas del año era mas propenso a tener climas calurosos y humedos.

—¿Entonces eres tutor legal del pequeño?—

—¡Por Dios Jack! Parece que hablo con la pared, es lo que acabo de decir, al ser nacido en Rusia, era más fácil para mi adoptarlo, a parte, la pareja que lo querían adoptar estan bajo investigación por sospechas de calumnias y robos de identidad.—


Siguieron intercambiando palabras cuando unos pequeño golpes en la puerto se hicieron oír, Jack suspiró y dio un "adelante".

Un joven con cresta rojo se hizo ver por la puerta conforme se abría. —Super, tengo los informes que me ordenó.— Mencionó el joven, pero una vez alzó la mirada y observo a la otra persona que se encontraba quedó sorprendido. —¿¡Comisario Volkov!? Digo, ¿Ex Comisario Volkov? ¿O debería decir "Señor Volkov?— Rápidas preguntas se hicieron llegar.

—Horacio, un gusto volver a verlo, no se preocupe, de hecho vuelvo al trabajo.— Respondió calmadamente, a parte, sentia como su pequeño se movia para curiosar al recién llegado, al parecer, no había podido llegar a dormirse.

—¿Y ese niño?— Pregunto el de cresta al darse cuenta de los grandes ojos azules que lo observaban.

—Anda, presentate.— Ánimo con un susurro el peliplateado al menor de todos.

—Me llamo... Gus-¿tabo?— Dijo con una voz timida y dudosa, miró a su padre en busca de aprobación, recibiendo una pequeña acaricia en la cabeza revolviendo sus cabellos rubios.

—¿Gustavo?—

—¡Gustabo con "B" de Buena gente como dice mi папа!— apresuró a decir el menor con algo más de confianza, pero al darse cuenta que alzó un poco la voz se sintió avergonzado y se refugió en los brazos del peliplateado.

—Entonces... ¿Es su hijo?— confundido el joven, dio a conocer su duda al ruso.

—Se podría decir que si.— respondió.

El pequeño rubio oculto su carita en el pecho de su padre en un intento de refugiarse y sentirse protegido.

(...)


Al pasar unos minutos más, el peliplateado se despedía de todos mientras en sus brazos llevaba a su pequeño, quien finalmente había reconciliado el sueño.

Era hora de volver a su viejo departamento, pero ahora, el nuevo hogar de su pequeño.

🍉 ᴀ̆̈ s̆̈ᴍ̆̈ᴀ̆̈ʟ̆̈ʟ̆̈ ᴘ̆̈ɪ̆̈ᴇ̆̈ᴄ̆̈ᴇ̆̈ ᴏ̆̈ғ̆̈ ɢ̆̈ᴏ̆̈ʟ̆̈ᴅ̆̈ 🍓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora