Sin poder respirar II

249 31 2
                                    


Han pasado tres años desde que llegué a Paradise gracias a la ayuda de la señorita Kiyomi. En estos tres años la isla se levantó a duras penas, disputas políticas entre el crecimiento de la milicia, los jaegeristas prácticamente mandaban la isla mientras que Historia se mantenía en su línea de confidencia por las cartas que llegaban desde el continente.

Eren desde un principio nos contó a mi y a Floch su plan... No quería que nadie más supiera e incluso llegó a decirme que si yo no podía soportar la verdad me iba a borrar esa información de mis memorias. -Comentó Historia mientras veía la pequeña lápida que había podido conseguir, esa pequeña lápida con palabras grabadas "Aquí por siempre, descansa en paz, mi más amado, mi querido, 854".-

Tenía sus razones para no decirnos a Armin y a mi, aún así, él debió confiar en nosotros -Dije con calma mientras miraba estaba parada al lado de ella.-

En estos tres años, cada día luego de ayudar en la reconstrucción de la ciudad, iba todos los días a dejarle flores a Eren, hablaba con él de todo lo cotidiano. Cada día podía soportar mejor el dolor de su partida, pero en ocasiones cuando no tenía ánimos de nada, colapsaba al lado de ese árbol replanteándome todo lo que vivimos ¿Y si de verdad hubiera tomado otra decisión? ¿Si le hubiera dicho que lo amaba de forma directa esa noche junto a las tiendas de campaña de los refugiados? Deseaba una vida a su lado, él debía disfrutar junto a nosotros esta pseudo libertad.

Mi cabello comenzó a crecer, ya no era parte de la milicia. Por decisión de Historia, me otorgaron recursos junto con derecho a una casa en Shiganshina para dejar de depender del ejército. No quería nada, rechacé muchas ofertas por parte de ella y de la señora Kiyomi, pero necesitaba cimientos en donde empezar una nueva vida. Le dedicaba tiempo a un pequeño jardín que tenía, respondía las cartas que me enviaba Armin contándome cada uno de los paso que hicieron después que me marché. El capitán Levi fue atendido por Onyankopon, Gabi y Falco, había decidido quedarse en el continente. Jean, Connie, Annie, Reiner, Pieck y Armin eran embajadores de la nación en el continente para resolver los tratados de paz y políticos, tenían reuniones todos los meses, también ayudaron en la construcción de ciudades. Ahora estaban de camino a Paradise para contar todo lo que pasó hace tres años en aquella guerra entre el cielo y la tierra.

Estaba sentada mirando la ciudad nuevamente debajo de aquel árbol, al lado de la tumba de Eren, sintiendo la brisa un poco helada que pasaba por la estación del año.

Eren... Ya pronto todos vendrán a verte. ¿Estás feliz? -Pregunté con una pequeña sonrisa, dejando una caricia en la lápida. Apoyé mi espalda en el tronco del árbol sintiendo como nuevamente, luego de meses, me desmoronaba por dentro. Las lágrimas se hacían presente, la respiración se me iba, la angustia y tristeza en mi interior pareciera que era de nunca terminar, nunca lo iba a poder olvidar. Los recuerdos de cuando éramos pequeños, ver su rostro al momento de una siesta, ver sus expresiones, el recordar cuando decía mi nombre, todo era tan lejano y a la vez palpable en mi mente.- Yo... Yo quiero volver a verte... -Estaba tan perdida, nada tenía sentido, no entendía como todos seguían avanzando y yo no podía, no podía respirar, no sin él. Nada estaba siendo fácil, nada se estaba dando, nada era tan simple como levantarse un día y que no doliera en no poder volver a verlo o hablarle.

En ese momento un ave se acerca a mí sacándome de mi trance, colocando mi bufanda nuevamente alrededor de mi cuello y hombros. Mis lágrimas se detuvieron por el momento, una calidez y un sentimiento de confort me envolvió nuevamente luego de tantos años. Me quedé mirando el ave sin poder evitar tocar la bufanda, rozarla con mis mejillas levemente.

Gracias... Por ponerme esta bufanda nuevamente... Eren. -Sonreí sinceramente, sintiéndome más ligera aunque el anhelo aún seguía. Volví a tomar asiento en aquel árbol, comencé a respirar pausadamente. Eren siempre luchó por esta isla, por la libertad de todos, por una buena y larga vida... Para que yo también tuviera una larga y feliz vida, pero ¿Podría ser feliz sin él? 

BreatheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora