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Aletes conoció todo lo conocido y todo lo desconocido.
Los Superiores.

A mi regreso a la Luna fui hospitalizado durante un mes entero. Poco a poco me recuperé y la vida volvió a la normalidad. Los años pasaron lentamente y la vida seguía. De aquel periodo recuerdo el anuncio de la boda entre Sonia Betancourt y Ernesto Moreiras. La xenolingüista y el astrofísico formaban una pareja sorprendente que a nadie sorprendía. De alguna extraña manera, podía decirse que encajaban. Siempre discutiendo, siempre en desacuerdo, pero siempre inseparables. De algún modo se necesitaban. La gente comentaba que Sonia podía haber aspirado a algo mejor; algunos, con cierta sorna, apuntaban que sus conocimientos xenolingüísticos habían sido la clave para poder comunicarse con una persona tan alienígena como Ernesto. Bromas aparte, yo los vi felices, a su manera, sí, pero felices, y me alegré por ellos.

La boda fue bastante predecible: el profesor Moreiras se despistó, llegó tarde y Sonia, enfadadísima, dijo que cancelaba la ceremonia. Al final todo se arregló. La luna de miel la celebraron por todo lo alto en la Tierra: los tuvieron que rescatar en mitad del mar Mediterráneo tras haber naufragado su barco, y es que Ernesto era un astrofísico teórico y lo de maniobrar un velero por el mar era algo demasiado práctico para él.

Otro evento señalado fue la jubilación de Jacinto Cortado, dejando vacante el puesto de rector de la Universidad de la Ciudad de la Luna. Le ofrecieron el cargo a Néstor, que seguía siendo el director del Gran Telescopio de la Luna y se había hecho muy popular por el descubrimiento de la exoluna Tikal, pero lo rechazó al saber que implicaba fijar su residencia en la Luna.

Fue un inmenso error de Néstor.

El puesto le fue ofrecido entonces a un joven doctor llamado Elías Santos. Un político sin demasiada experiencia en el tema, pero claramente partidario de las tesis de Black Stars. No habría nuevas sondas al Espacio Profundo. Se cancelaban todos los proyectos que aguardaban con impaciencia el fin de la moratoria.

Cuando, en el año 2893 se llegaba al final de los 10 años de viaje de las microsondas a Tikal (más los 12 años adicionales que había que añadir para permitir que las señales de radio de las microsondas llegaran desde Tau Ceti a la Tierra), el Centro de Control de Sondas Interestelares las monitorizaba continuamente. Para Laura fue una sorpresa comprobar que, cuando estaban llegando a su objetivo, el contacto con todas las microsondas se perdió de forma simultánea, como también había ocurrido con las antiguas minisondas de los tiempos de Hortensia Mayo que habían sido enviadas a la estrella. Era extraño, se podía entender en sondas antiguas, pero las actuales eran muy fiables. Además, se había perdido el contacto con todas las microsondas a la vez y eso que eran independientes entre sí.

Los medios de comunicación hablaron largamente sobre nuestro fracasado proyecto. Otro nuevo triunfo de Black Stars. Era decepcionante, me sentía muy desmoralizado. Otro nuevo fracaso. El último: nunca más volvería a intentarlo.

Pensé que todo estaba perdido. El terror de Black Stars y su visión paranoica de la galaxia habían vencido.

Los siguientes años pasaron sin prisa. Seguí siendo el único Sembrador del Espacio Profundo en activo. Un mero cargo honorífico porque ya no se sembraba. Eran nuevos tiempos, en los que el pensamiento de Black Stars lo dominaba todo. Mi trabajo perdió la emoción y pensé en retirarme. Es verdad que ya había superado los cien años y me sentía viejo y cansado. Mi única fuente de satisfacción era recordar el pasado. Mis amigos y mis enemigos. Aquellas historias emocionantes de los viejos tiempos en los que intentaba sembrar mundos y nada me parecía imposible...

Fue entonces cuando empecé a escribir este hololibro sobre la siembra de los mundos en otras estrellas, un tema que conocía bien. Me entusiasmaba describir este excitante periodo durante el cual nuestra civilización fue capaz de responder a cuestiones fundamentales que llevaban demasiado tiempo sin respuesta. La fisonomía de nuestra civilización había cambiado sustancialmente desde la Edad Arcaica, ese mundo atrasado y primitivo del siglo XXI, restringido a la tierra de la Tierra; hasta el siglo XXIX de la Edad Biotecnológica, en el que el sistema solar rebosaba de Vida, y habíamos explorado los sistemas planetarios de las estrellas mas cercanas. Sin duda, se había recorrido un largo camino durante el cual habíamos aprendido mucho, lo más importante fue comprender que la siembra de otros exoplanetas era algo maravilloso, pero que había que realizar con suma prudencia.

Cuando estaba terminando de escribir mi hololibro ocurrió algo tan sorprendente como inesperado. Recibí una llamada entrante en el intercomunicador. Era Laura y no se anduvo con protocolos:

—Lo sabes, ¿verdad? —Su anciano rostro mostraba  preocupación.

—Saber qué —, respondí. No tenía ni idea de lo que quería decir.

—Nuestra estrella. Los de La Gran Antena han detectado unas señales de radio. Muy intensas. Vienen de nuestra estrella.

—¿Nuestra estrella? —. No entendía nada.

—Las señales vienen de Tau Ceti y no parecen naturales. Lo hemos mirado todo y no es nada nuestro. No ha podido ser ningún satélite ni ninguna sonda de las nuestras —insistió.

Entonces, comprendí. En contra de lo que todo el mundo pensaba, Black Stars no había tenido nada que ver con el fallo de las microsondas enviadas a Tau Ceti. Habían sido Ellos. Trabajando de sembrador había cosechado grandes fracasos, en los que había recibido reclamaciones diplomáticas y quejas oficiales de Europa, de Ganímedes, de la Tierra, del rectorado en la propia Luna y de algún otro sitio más. Simplemente, esta nueva queja venía de más lejos...

Mucho más lejos.

Tan lejos, que lo cierto es que había tardado algunos años en llegar. Esta reclamación venía nada menos que de Tikal, la exoluna oscura. Nunca recibir las protestas de alguien me había hecho sentir más alegría.

Mientras hablaba con Laura, de pronto, entendí que esto era el comienzo de algo importante...

Al finalizar este milenio prodigioso, nosotros, los Solares, la civilización del sistema solar, habíamos entrado en contacto con los Oscuros, una de las nobles civilizaciones de la alianza de los Elegidos. El futuro diría si seríamos capaces de aprender de la experiencia de los Superiores y no cometer sus errores. Podíamos dejarnos llevar por la violencia y el miedo, o enfrentarnos a nuestro destino con valentía y coraje.

Era nuestra elección.

Exoplanetas y Contacto (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora