Karachi, el planeta perdido

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La Vida compleja es el resultado de una combinación tan extraordinaria de sucesos improbables que es dudoso que pueda ser encontrada en algún lugar del Universo, a excepción del sistema solar.
Guido Tremontini.

La situación en la universidad era insoportable. Guido Tremontini y sus planteamientos agoreros seguían ganando influencia. Desde su cátedra de Exobiología, dominaba toda la universidad.

Aunque era una alegría saber que Naranga, el planeta de Epsilon Eridani, nos hacía pensar que la Vida podía estar extendida por el Universo, eso no era un consuelo cuando se pensaba que probablemente la Vida inteligente y civilizada era casi inexistente. De alguna manera, el pesimismo se iba apoderando de la sociedad. En cierto modo, era decepcionante.

La alargada sombra de Guido Tremontini eclipsaba a toda la comunidad científica, liderando a los agoreros que continuaban con sus planteamientos catastrofistas. Imparable, insistía con vehemencia en que el ser humano era el único ser complejo de forma natural en el Cosmos, porque las condiciones necesarias para que un ser tan evolucionado se desarrollase de forma espontánea eran muy improbables. Dejando a un lado las teorías y las elucubraciones, los datos observados mandaban y la experiencia incuestionable era que tanto Baraka, Jamsa, Nueva Europa, Naranga como Bindi eran mundos sin Vida indígena compleja. Esto era un refuerzo muy importante para sus teorías y no parecía fácil rebatir sus argumentos... Nosotros intentábamos explicar que había que, simplemente, seguir buscando, pero cada vez nos sentíamos más acorralados.

La figura del temible exobiólogo adquirió más prestigio —más si cabe del que ya tenía—, y la atmósfera en la Universidad de La Ciudad de la Luna se volvió asfixiante para los pocos que no estábamos de acuerdo con sus tesis.

Fueron tiempos difíciles.

Se celebraban en la universidad congresos a los que solo eran invitados los seguidores de Tremontini. Las facultades de Exobiología, de Ciencias planetarias y la Escuela de Exoplanetas, es decir, casi todas las instituciones de la universidad relacionadas con la búsqueda de Vida en las estrellas, estaban dominadas por su poderosa influencia. Solo la Facultad de Siembra Planetaria resistía. Desde allí, João Pinto y yo seguíamos atrincherados, aislados, pero defendiendo nuestra opinión. Néstor Gutiérrez, también pertenecía a la facultad pero residía en la Tierra y prefería permanecer al margen en los debates.

Por si esto fuera poco, el corazón de mi querido amigo, el profesor Juan Fernández, dejaba de latir. Por aclamación popular, el cuerpo sin vida del viejo profesor que durante muchos años había sido director del gran telescopio y que tantos y tantos exoplanetas había descubierto, descansó para siempre en la Órbita de las Personas Ilustres (a 112 kilómetros sobre la superficie lunar) junto a muchos fundadores y alcaldes de La Ciudad de la Luna, y donde también yacían los restos de la doctora Hortensia Mayo.

Tanta presión empezaba a afectarme. El sueño de mis noches era turbado por terribles pesadillas. Me despertaba sobresaltado, sudoroso y con miedo a volver a dormirme. Cuando el cansancio me vencía, nuevamente los angustiosos sueños se apoderaban de mí y los recuerdos del pasado inundaban mi cerebro con visiones atroces. La imagen de mi padre muerto me atormentaba. Recuerdo que en sueños corría hacia él, pero mis pies no se movían y permanecían inmóviles como si estuvieran pegados al suelo.

Además todo indicaba que íbamos a empeorar todavía más. Se acercaban las elecciones a rector de la Universidad y los apoyos de Tremontini eran muy sólidos. A pesar de los logros de João en Baraka, había conseguido el apoyo de los europanos. Por primera vez en muchos años él —y no Jacinto Cortado— era el favorito. La posibilidad de que Tremontini llegara a rector era aterradora. No lo soportaría. Dejaría la universidad y me dedicaría a otra cosa. Algo encontraría en lo que trabajar. Tampoco João Pinto se sentía cómodo en esa situación, pero su posición era diferente. Sus éxitos rotundos le hacían intocable.

Exoplanetas y Contacto (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora