9. Una falta más

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Era de mañana, los chicos estaban en entrenamiento con su padre, todos menos una chica, _____, quién se había quedado a dormir en su antigua casa, pero eso nadie lo sabía.

Reginald no preguntaba en dónde estaba, parecía no interesarle, en cambio, los chicos estaban preocupados, pero dos más que los demás.

Terminó el entrenamiento y todos se fueron a bañar, cada uno iba a un baño y se tenía que tardar menos de 20 minutos en la ducha y menos de 10 minutos cambiándose para llegar a tiempo a desayunar.

Klaus se aproximó al cuarto de _____, se quedó en la puerta y tocó, pero nadie respondió así que decidió entrar con la esperanza de que su hermana estuviera dentro buscando apenas su uniforme para irse a bañar pero no era así, no había nadie dentro.

—Todavía no llega ¿No?

—Y todo por tu culpa —le reclamó

Klaus se fue dejando a Cinco solo en la habitación, estaba triste, tenía que decirle el por qué lo hizo pero no podía, no quería que ella supiera el cariño que le había tomado ni que sus hermanos se enteraran de eso, él era frío y que mostrara tristeza por una de sus hermanas, no se le iba a ver bien.

También, pensaba que ella estaría decepcionada porque pensaría que a él no le había gustado su cara, que le había dado miedo, cuando en realidad era todo lo contrario, le parecía asombroso que pudiera hacer eso, a él le parecía que se veía bonita.

Todos terminaron de bañarse y bajaron a desayunar porque la campanilla ya había sonado, estaban detrás de sus respectivas sillas y llegó el mayor. Miró a todos sus hijos y seguía sin verla pero no mostraba expresión alguna.

—Sentados —todos sus hijos se sentaron

☂️

Pasaron horas y Cinco estaba en el cuarto de la chica desaparecida, todos sus hermanos estaban en la sala preocupados por la chica pero no podían hacer nada, su madre los estaba vigilando para que no salieran de la casa, Reginald sabía que no iban a perder la oportunidad de salir a buscarla a pesar de que la regla sea no salir de la academia.

Volvió a sonar la campanilla, ya era lo hora de la comida, todos los chicos fueron al comedor y se sentaron después de su padre. La chica seguía sin llegar, perdían las esperanzas de que volviera cuando de pronto.

—Sentada, número ocho —le ordenó una vez que la visualizó

La chica tomó asiento, en el de siempre, no se podía cambiar. Los asientos eran así: en las esquinas estaban Reginald y Vanya, del lado derecho del mayor estaban _____, Klaus, Allison y Ben; de su lado izquierdo estaba un asiento vacío, Diego Luther y Cinco.

Klaus bajó una de sus manos y apretó la mano derecha de su hermana, de verdad estaba feliz de que volviera y en esos momentos era lo máximo que podía hacer para demostrarlo. La chica le dedicó una sonrisa y prosiguieron a comer, cuando todos terminaron, el mayor habló y dijo.

—Pueden retirarse —todos sus hijos se pararon—. Menos tu, número ocho. —la indicada, se quedó detrás de su silla esperando a que los demás se fueran

—Vamos a mi despacho

Caminaron hacia el lugar, delante iba el mayor y lo seguía la chica, estaba preocupada pero sabía que si había un castigo, se lo merecía por haber desaparecido sin decir nada.

—Puedes sentarte —la chica se sentó y acto seguido su "padre" también lo hizo—. ¿En dónde estabas? —habló con seriedad

—En casa

La hija de Lucifer & TUADonde viven las historias. Descúbrelo ahora