No hay secretos

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Acababa otra reunión del consejo estudiantil, últimamente duraban mucho menos que en los días pasados, considerando todo el revuelo con las elecciones del próximo presidente o presidenta. 

Ririka mantenía su postura usual mientras miraba de reojo a su derecha, a través de su hermana, sentada con una pierna encima de la otra, podía ver a la secretaria.  Algo en ella demostraba preocupación, pensó, su mirada era distinta, su lenguaje corporal era distinto, y, a diferencia de otras veces, no la había saludado con una sonrisa como solía hacerlo.   Sin duda algo estaba ocurriendo. Intentó quitar esos pensamientos de su cabeza que hicieron que su ritmo cardiaco se acelerara levemente, hasta que escuchó la voz de Ikishima.

-Heeey, vice, supongo que ya no usarás esa estúpida máscara. Digo, ya todos están hablando que tu rostro es tan bello como el de la presidenta.

Agregó la chica del parche, finalizando con una carcajada en tono burlesco mientras se paraba de su lugar.  El resto de las personas que se encontraban sentados alrededor se voltearon a mirarla, podía sentir sus miradas.  Manyuda, Yuriko,  Yumemite, Runa e incluso Sayaka por primera vez esa tarde tenían sus ojos puestos en ella.  Sin duda, el hecho de sacarse la máscara en la apuesta contra Rin tendría sus consecuencias, estaba al tanto de eso, pero aún nada había terminado, y tampoco se sentía preparada como para dejar de usar su preciado escudo.

-Son solo rumores Ikishima, como miembro del consejo estudiantil deberías tener más cuidado con lo que escuchas y asumes como verdad.

Su voz sonó más intimidante de lo que esperaba, vio de reojo a su hermana con una ligera sonrisa en sus labios, mientras tanto Midari con un gesto de desinterés comenzaba a salir de la sala, seguida por el resto.

-Tú también puedes retirarte, Sayaka

Kirari habló manteniendo esa maldita sonrisa, mientras que la secretaria algo confundida apuró su paso para cruzar el umbral y cerrar la puerta sin antes dar un último vistazo a las gemelas.

-Se lo que hiciste hermanita

Agregó luego de unos segundos de silencio la menor, un escalofrío recorrió lentamente por la espalda de la mayor, aunque en el fondo sabía que eso podía suceder, sabía exactamente de lo que estaba hablando. 

Su hermana se mantuvo estoica en su posición llevando su mano al mentón.   Ririka notó cierta distancia, si bien Kirari mantenía su rol de presidenta dentro de la academia, la dinámica entre ambas dentro de su hogar y en la intimidad solía no ser tan... frívola, eso hasta las malditas elecciones, desde ese momento notaba a la menor mucho más distante y podría decir que tensa.

-No me digas que no sabes de lo que estoy hablando.

Agregó la de trenzas, como si pudiese leer los pensamientos de la mayor y adelantarse a lo que iba a responder.  Ririka sabía que se había metido en un túnel sin salida, que no había palabra que pudiese revertir la situación en la que se encontraba. ¿Había acaso dejado marcas en el cuerpo de la secretaria luego de su encuentro? ¿Había sido ella misma quien le contó a Kirari siendo incapaz de lidiar con el secreto y con la culpa? ¿Era esa la razón por la cual había sido tan distante con ella esa tarde? 

Sin saber qué responder sólo se mantuvo en silencio, con un movimiento lento llevó su mano hasta su máscara y se la quitó, dejándola en la mesa y levantando la vista para encontrarse con otro par de ojos celestes, fríos e inexpresivos.  Su reflejo sonrió, como si agradeciera el gesto.

-No estoy enojada Riri, aunque creo que hemos traspasado un límite.  Sayaka es mía, y no quiero que nadie más, incluida tú, deje vestigios en ella...

Kirari tomo un respiro como si sintiera alivio de algo.

-Sólo hice lo que tenía que hacer, tú eres yo y yo soy tú. Ese era el trato.

Ririka habló sin vacilar, su hermana parecía divertida con lo que acababa de decir.

-Lo que quiero decir es que hay ciertos límites que no debemos cruzar hermanita.  Quizás algún día entiendas que cuando sientes algo por alguien no quieres que haya terceros, y tú estás siendo la tercera. ¿Me he explicado bien?

¿Sientes cosas por alguien? ¿Qué estaba pasando con Kirari? ¿Acaso los acontecimientos post torre de las puertas le habían afectado el cerebro? ¿Eran celos los que estaba sintiendo? ¿Celos por su hermana y por su secretaria?

-Lo que quiero decir- repitió esta vez más lento, - es que puedes seguir pretendiendo ser yo con quienes quieras, pero no con Sayaka. Si bien, conoce nuestra verdad, aún no logra reconocernos en un cien por ciento.

Así que eso le había dicho.  Sayaka se excusó con que no sabía que Ririka era Ririka, sino que había sido engañada. Prefirió quedar como estúpida a quedar como infiel, aunque no estaba segura si esa era la palaba correcta para definir aquel comportamiento, pensó. ¿Y kirari, acaso le había creído? ¿O prefirió quedar como la culpable a quedar como estúpida? La situación era extraña. 

Pensó en la secretaria, en el olor de su cuello, en cómo se sentía bajo ella, en sus labios, sus besos, la suavidad de su piel, sintiendo un calor que comenzaba a intensificarse en su interior. ¿Sentía ella también cosas por Sayaka? ¿O sólo era deseo? Las preguntas no paraban de surgir y era incapaz de encontrar una respuesta.

-No te preocupes Rari. Te puedo asegurar que esa situación no se repetirá. Mantuve mi comportamiento olvidando que Sayaka estaba al tanto de nuestro secreto.

La mayor se puso de pie e hizo una reverencia a modo de disculpa.  Notó que la menor cambió sus piernas de posición y asintió levemente con su cabeza.  Ririka tomó su máscara y se dirigió hacia la puerta, había clases a las que asistir. 

En el momento en que tocó la manilla, escuchó a su hermana decir una frase que le hizo recorrer un escalofrío por su espalda.

-¿Crees que Saotome se daría cuenta si fuese yo en vez de tú quien la acompaña?

No buscaba nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora