Demasiado infantil

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Entraron a un restaurant, si es que así se le podía llamar a aquel antro de dudosa reputación.   El ambiente era denso y se olía una mezcla entre aceite quemado y alcohol. Los estudiantes de la academia suelen venir acá. Había comentado Jabami, aunque ella en todos sus años en la academia jamás había escuchado de aquel lugar. 

Aceptó ir por el solo hecho de querer pasar más tiempo con la rubia, con quien últimamente se había acercado mucho y con quien lograba olvidar todo lo relacionado al clan y problemas de índole familiar.

El grupo, que consistía en Suzui, Jabami, Mary y ella, se sentó en una mesa para 4 que estaba desocupada en un rincón. Luego de unos minutos una mesera se acercó para pedir la orden.

Escuchó al resto pedir cosas que jamás había escuchado en su vida. Su alimentación estaba en manos de los cocineros de su casa, quienes eran asesorados directamente por nutriólogos que controlaban cada cierto tiempo a las gemelas.

No voy a pedir nada para comer, solo tomaré algo- Agregó cuando el trío fijó su mirada en ella. Ante esa respuesta la mesera sacó otro menú del bolsillo de su delantal -Ustedes pueden solicitar brebajes especiales . Agregó, apuntando al uniforme y guiñando uno de sus ojos. 

 La mujer se veía levemente más adulta que ellos, sus cabellos eran de color rojo cereza y llevaba un peinado desordenado. Con cada movimiento expelía el mismo olor que rondaba en aquel lugar. 

Ririka leyó el menú y entendió el por qué los estudiantes solían asistir a aquel lugar -Probablemente sea propiedad de alguno de los estudiantes- Pensó, mientras con su índice recorría cada uno de los nombres que estaban escritos en el menú. Los otros tres miraron con sorpresa a la platinada al notar el contenido de aquel menú.

-¿realmente vas a pedir alcohol?  Preguntó la rubia mientras alzaba una de sus cejas.

Ririka sonrió para sí, no pudiendo evitar un leve sonrojo en sus mejillas.  Conocía la mayoría de aquellos nombres, pues no era primera vez que había tenido que comportarse como mujer adulta.  Ser parte de la elite japonesa significaba madurar antes y crecer antes,  prácticamente su adolescencia se había reducido a unos meses de transición para llegar a la adultez a pesar de sus recién cumplidos 18 años. 

Los socios veían a las gemelas como mujeres resueltas que tenían que lidiar con negocios y cenas importantes, algo que poco le molestaba a Ririka si era sincera.   Disfrutaba de esos privilegios, y aunque no era fanática del alcohol, sabía que para lidiar con el par que tenía al frente, debía buscar un incentivo.

Solo tomaré un gin-tonic, por favor. Y espero que sea Ginebra, no Gin. Agregó, mientras el resto abría sus ojos sorprendidos.

-Para nosotros tráenos cerveza por favor- Agregó Jabami con una sonrisa tan grande que hacía que sus ojos parecieran estar cerrados.

La mesera anotó en su libreta rápidamente y se fue.

-Parece que se han hecho muy cercanas ustedes dos

Agregó la pelinegra.  

Ririka notó como Mary se acomodaba en su asiento ante la pregunta, notando cierta incomodidad por parte de la menor.

-Mary es una gran compañera

Agregó Ririka, quien notaba cómo la rubia intentaba dilucidar su expresión a través de la máscara.   Ante este comportamiento la platinada tomó su preciado escudo y lo retiró, dejándolo a un costado de la mesa.  Notó como Jabami y Suzui se sorprendieron al revisar su rostro. Es esperable, pensó.

-Re-realmente eres igual a la pp presidenta, vicepresidenta

Agregó con torpeza Ryota, mientras miraba fijamente a la platinada

-Ya basta de miradas sorprendidas -Agregó mary algo ofuscada, -Ririka es mi compañera y la invité porque es necesario celebrar este empate entre Yumeko y yo, que terminó siendo una victoria sobre Kirari. Centrémonos en eso.

Jabami y Suzui asintieron con una sonrisa mientras sus miradas se desviaban hacia la mesera que salía de una puerta con las bandejas llenas.

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Una hora después Ririka decidió que ya era suficiente. Tenía un tercer gin and tonic entre sus manos y lo dejó en la mesa para dar un respiro.  A pesar de que su tolerancia era buena, no podía fiarse de su organismo por la pronta impulsividad que solía demostrar cuando llevaba unas copas de más.  Si bien confiaba plenamente en Mary, no así con la dupla que tenía al frente. 

Por un momento se detuvo a contemplar las interacciones entre los tres.  Suzui se comportaba como un niño, poniéndose nervioso y tartamudeando ante cualquier palabra que le dirigieran, mientras Jabami parecía no entender de inmediato lo que pasaba a su alrededor, mientras que con sus comentarios hacía constantemente enojar a Mary, quien tomaba una postura a la defensiva ante la menor provocación.  El ciclo era predecible y repetitivo, pensó Ririka, aun así se mantuvo entretenida.  Debe ser gracias al gin. Pensó, pero no lo dijo en voz alta.

-Ririka, voy al baño, ¿me quieres acompañar?

La pregunta la sorprendió y al parecer su cuerpo reaccionó antes que su cerebro ya que la rubia se sonrojó al instante de haber hecho la pregunta.  La platinada no respondió y en lugar se puso de pie para demostrar su respuesta. Mary hizo lo mismo y se dirigió al baño con la platinada siguiendo sus pasos.

-Perdón por lo de allá afuera-

Agregó la menor cuando se encontraron solas en el baño, que sorpresivamente no era tan asqueroso como Ririka se lo había imaginado.  Dentro de la habitación había 3 puertas con un wc en cada uno de ellos.  Mary se encontraba apoyada en uno de los lavamanos.

-No sé por qué te estás disculpando Mary -Agregó la mayor, apoyándose en una de las puertas.

La rubia dejó salir un suspiro. -Siento que no estás en la misma sintonía, te miro y siento que nos ves como un grupo de niños, y si lo pienso así es como nos comportamos... Solo quiero decir que no es como soy realmente, digo, no soy tan infantil... no quiero que cambies tu percepción... creo que...

La platinada sonrió ante la torpe verborrea de la rubia y se acercó, apoyando sus manos en el lavamanos en donde se encontraba apoyada Mary, encerrándola entre sus brazos. 

Sus celestes ojos encontrando los de la rubia, quizás el alcohol le había dado coraje, pensó.  No sería la primera vez.  Muchas veces se había encontrado en esa situación, con la diferencia que había algo que la hacía sentir como Kirari, pero no esta vez.  Esta vez era Ririka, ella lo sabía, y Mary lo sabía, esta vez era completamente diferente. 

Miró los labios de Mary, levemente abiertos, su mirada, su respiración acelerándose.  Se acercó, de a poco, esperando cualquier señal para retroceder, pero no la hubo, siguió acercándose. Observó como la rubia cerraba sus ojos lentamente y ella hizo lo mismo, acercándose más, hasta que sus labios sintieron otros, suaves, lisos, deseosos, que se abrieron paso entre los suyos, buscando desesperadamente entrar a hacer contacto con su lengua. 

Ririka tomó el cuello de Mary mientras ladeaba ligeramente su cabeza para mantener mejor contacto con su compañera, sin pensarlo su otra mano comenzó a explorar la espalda y el costado de la menor, sintiendo como cada toque la hacía respirar con más fuerza.  Pasaron unos segundos, varios, quizás un minuto. -Debemos volver -Suspiró Mary, entre sus labios.  Ririka se separó con un beso sonoro, abrió sus ojos lentamente para encontrarse con el rostro enrojecido de la rubia.  La imagen le causó ternura, y también algo más oscuro que hizo que su cuerpo temblara levemente, sonrió y tomó su mano. -Vamos -Agregó.

No buscaba nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora