Nueve

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El día de la cita

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El día de la cita...

Ambos están acostados uno al lado del otro. Sus cuerpos se rozan discretamente, el calor de sus anatomías mezclándose. Sus miradas fijas en la pantalla gigante frente a ellos, sus manos tocándose por accidente en cada ocasión que ambos intentaban tomar de la misma golosina, el carmín en las mejillas de Hongjoong resaltando egocéntrico.Seonghwa había hecho una amplia elección de películas para proyectar con ayuda de Yunho(añadiendo algunas de su gusto propio).

El niño con el pijama de rayas estaba terminándose y Hongjoong tenía las mejillas empapadas por las lágrimas, la punta de su nariz roja por el llanto, y un lindo puchero en los labios.Seonghwa no podía evitar perderse de la película por apreciar la belleza de Hongjoong aún en medio del llanto.

Era hermoso, por usar un adjetivo conocido.

Seonghwa había secado las lágrimas del castaño y éste se había sonrojado mucho más de lo que ya lo estaba; claro que no se opuso en lo más mínimo al trato íntimo que estaba recibiendo de parte del azabache (después de todo ya se habían besado varias veces).

Las películas continuaron durante toda la noche, las mantas sobre sus cuerpos aumentaron en cantidad, y la comida comenzó a disminuir. Sin haberse percatado de ello, sus cuerpos se fueron acercando más y más, buscando el calor de la contraria; para la mitad de la noche Hongjoong tenía su cabeza recostada sobre el pecho de Seonghwa y éste le rodeaba de la cintura con ambos brazos, sus piernas entrelazadas.Hongjoong en algún punto lo notó, pero en lugar de alejarse, se acomodó mejor entre los brazos del azabache; éste no pudo evitar sonreír por ello.

No saben cómo ni en qué momento, pero terminaron haciendo una maratón de películas de Disney.

La oscuridad comenzaba a clarear, el cielo pintándose de un hermoso azul claro que parecía hacer brillar todo a su alrededor.Hongjoong tenía las mantas hasta la nariz, sólo dejando ver ese par de ojos gatunos.Seonghwa acariciaba su cabello y cuello de vez en cuando, idamente, casi inconscientemente.

Cuando el cielo comenzó a pintarse de tonalidades naranjas y rosadas,Seonghwa supo que era el momento.

Con la escena del spaghetti de La dama y el vagabundo,Seonghwa comienza a acariciar la mandíbula de Hongjoong con su pulgar, mientras le habla al oído.

—Esto sonará raro, quizás lo sea, pero necesito explicarte esto antes de pasar a lo siguiente o me creerás loco.—Hongjoong en ese momento le había volteado a ver desde su posición, y Seonghwa sintió que su corazón saldría disparado de su pecho.

Porque los orbes de Hongjoong, tan oscuros como la noche, le miraban fijamente, brillando bajo el presente amanecer, con los tonos rosáceos y naranjos reflejándose en sus ojos tan hermosamente que un poco más y Seonghwa se habría largado a llorar ahí mismo.

—¿Qué estás diciendo ahora mismo?—le pregunta el castaño, sin despegar la vista de él.

—Me gustas.—dice firme.—Bueno, en realidad es mucho más que eso.

Cᴀʀᴍɪ́ɴ | 𝐏𝐒𝐇+𝐊𝐇𝐉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora