Cuatro

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Seonghwa está mirando la pantalla de su celular, con una estúpida sonrisa en el rostro

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Seonghwa está mirando la pantalla de su celular, con una estúpida sonrisa en el rostro.

La plática con Hongjoong había salido mejor de lo que esperaba, y estaba seguro de que si seguía así conseguiría que el castaño le aceptara una cita muy pronto.

No importaba que esa plática hubiera sido el día anterior, él seguía leyéndola, demasiado entretenido con ella como para prestar atención a algo más. Incluso si se dirigía a la escuela en un nuevo día escolar, él seguía releyendo su plática con Hongjoong una y otra y otra vez.

—Detente aquí, mamá, por favor.—dice el de cabello azabache apuntando hacia una floristería.

Su madre, algo confundida, asiente y estaciona frente al lugar que su hijo le está señalando.

Seonghwa se baja del auto y corre hasta adentrarse a la floristería, haciendo sonar la campanita que cuelga sobre la puerta del lugar.

—Buen día, joven. ¿Buscaba algo en específico, o sólo pasa a observar?—pregunta un hombre de edad algo avanzada llegando hasta él con una amigable sonrisa y tono amable.

—Buenos días, señor.—dice Seonghwa haciendo una reverencia.—En realidad, buscaba tulipanes tardíos simples.

—Oh, bueno, tienes suerte, justo ayer recibí un pedido que había hecho.

El señor camina hasta una cortina que hay dividiendo la parte trasera del local, haciéndole una señal a Seonghwa para que lo siga. El azabache lo hace y pronto se encuentra rodeado por muchísimas flores, y sintiendo mucho más frío que en la parte delantera del local.

El hombre le pregunta cuántos tulipanes va a querer y Seonghwa le responde que diez, de color rosa. Se las pone en un bonito ramo y después de pagarle, sale del lugar agradeciendo al señor.

—Listo, vámonos.—dice Seonghwa subiendo al auto.

—¿Para quién son esas flores, cariño?—pregunta su madre mientras sigue el camino a la escuela de su hijo.

—Un chico al que casi le rompo la nariz, mamá.—su madre se le queda viendo sólo un momento, ni siquiera sabiendo qué decir ante aquello.Seonghwa entonces ríe.—Son para el chico que me gusta.—su madre rueda los ojos divertida y asiente.

Al estacionar frente a la escuela,Seonghwa toma todas sus cosas y se despide de la mujer con un beso en la mejilla, deseándole un buen día en el trabajo.

Baja del auto y ajusta los tirantes de su mochila y maleta (donde guarda todas sus cosas del fútbol) a sus hombros, al tiempo que camina decidido hasta donde yunho le dijo que siempre él y Hongjoong esperan para que las clases comiencen.

Todos los que están pasando a su lado le miran con los ojos abiertos de par en par, susurrando enseguida suposiciones de para quién podrá ser el precioso ramo de tulipanes.Seonghwa los ignora a todos y cada uno de ellos olímpicamente y sigue su camino hasta aquel árbol en medio de la plaza de la escuela.

Cᴀʀᴍɪ́ɴ | 𝐏𝐒𝐇+𝐊𝐇𝐉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora