Los servicios fúnebres y la misa habían terminado, aquellos Gansos que habían perdido sus vidas finalmente encontraban el descanso bajo dos metros de tierra en la propiedad del cementerio de la familia Hellsing. El cielo gris lentamente se oscurecía y unas cuantas gotas comenzaban a caer sobre las pocas personas que aún se encontraban en las cercanías, Seras brindaba una última plegaria en silencio, nunca se había jactado demasiado de su fe, pero como hija de una familia de protestantes orar por sus almas era lo único que podía hacer.
ㅡCreo que es hora de marcharse.
La voz del capitán Bernadotte interrumpiendo la sacó de su trance, él también vestía un traje negro, sin su característico sombrero llevando solo un paraguas que ofrecía a Seras para apartarla de la lluvia que comenzaba a intensificarse.
ㅡSi...
Ambos caminaron por el sendero hasta la salida del cementerio, en total silencio acompañados solo por el sonio de la lluvia, Seras observaba de reojo el semblante del capitán, no sabía como interpretar la tristeza en él, estaba más que claro que le dolía, pero también se notaba que era algo a lo que inevitablemente estaba acostumbrado, quizás a cuantos de sus hombres dio sepultura, ese pensamiento causó que su corazón se sintiera vacío.
Al llegar a la mansión Pip la escoltó hasta su habitación, el sabía o mas bien entendía por las cosas que pasaban por su mente, siempre es duro el despedirse de la gente con la que compartes, le brindó una última sonrisa y se disponía a marcharse cuando la mano de Seras se aferró a una de las mangas de su traje.
ㅡ¿Puede quedarse un poco mas?
La voz de Seras se escuchaba casi vacía, Pip la miró a esos bonitos ojos azules que ahora se encontraban apagados bajo su mirada, notó como su rostro remarcaba el cansancio y las yagas de la última pelea. Sin responderle decidió entrar y cerrar la puerta tras de sí. Seras le invitó a sentarse en el borde de la cama junto a ella, él con obediencia lo hizo y así permanecieron largos minutos en silencio.
ㅡYo...
Seras intentó hablar, pero su cuerpo fue aprisionado por los largos brazos del capitán el cual se deslizó hasta quedar arrodillado frente a ella, apoyando su cabeza en sus muslos.
ㅡC-Capitán.
ㅡSolo quédate así un poco mas.
Las mejillas de Seras se volvieron de un leve color rojizo, notó como el capitán cerró su ojo y acompasaba su respiración, sus manos se aferraban a la tela sobrante de su falda, parecía casi un niño asustado, pero en realidad solo era un hombre cansado. La mano de Seras fue a parar a esos castaños y húmedos cabellos, acarició su cabeza con la máxima delicadeza posible, en verdad esa escena de alguna forma le hacía sentir un poco mejor, era como si su presencia rompiera el caparazón de frialdad que había creado para no caer en la debilidad, pero no podía soportarlo, sus lágrimas comenzaron a caer empapando el rostro de Pip el cual, al darse cuenta enseguida se dispuso a secar sus lágrimas aún arrodillado frente a ella, ver llorar a su Mignonette causaba algo dentro de el, una mezcla entre furia y culpa por no poder hacer más, por no brindarle la felicidad que ella se merecía y que casi no conocía pese a su tierna edad.
ㅡLa muerte siempre a estado presente en mi vida, el permitirme llorar a estas alturas cuando e sepultado a tantos de mis hombres es casi absurdo, pero es porque nunca tuve otra opción, si yo era débil ellos serían débiles.
Seras miró su rostro aún con sus ojos humedecidos, él le brindaba una sonrisa que denotaba tristeza, el escucharle hablar siempre hacía que no se sintiera sola, era algo que de verdad le agradecía ya que nunca le gustó la soledad.
ㅡInevitablemente somos humanos, fuimos creados para soportar el dolor una y otra vez a lo largo de nuestras vidas como si pagáramos por los pecados de alguien mas, así que permítete llorar siempre y cuando lo necesites, no quiero que mi Mignonette sufra en silencio si puedo escuchar sus lamentos, que clase de caballero haría algo así.
Los labios de Seras se curvaron en una sonrisa ante sus últimas palabras, una sonrisa genuina que Pip encontró hermosa, ella era hermosa tanto en su exterior como en el interior, esa personalidad infantil e ingenua habían capturado su corazón hace bastante tiempo, él también cometió el error de cerrar esos sentimientos bajo llave para evitar que ella sufriera, no le gustaría que ella se enamorara de un hombre que se gana la vida siendo un asesino para el que le ofreciera más dinero, no había orgullo en eso ante los ojos de la sociedad, siempre fue así y nunca se detuvo a pensar si su vida hubiera sido mejor si no hubiera seguido con el dichoso negocio familiar, pero ella pensaba otra cosa, en verdad lo admiraba, admiraba su fuerza y su voluntad de acero. Pip se inclinó hacia Seras y posó sus labios sobre su frente, los ojos de Seras se abrieron de par en par al sentir la calidez de sus labios sobre su piel y cu corazón comenzó a bombear con mas fuerza, algo que jamás había sentido y que progresivamente comenzaba a ser mas y mas fuerte cuando estaba cerca de él.
Pip un poco avergonzado se alejó y se maldijo por no reprimir sus impulsos, se disponía a marcharse lo más rápido que podía pero ella fue más rápida, capturó su rostro en sus manos y tomando valor dejó que sus labios se posaran en los del Capitán, poniéndose en puntillas para poder permitirse hacerlo con comodidad, con la guardia baja Pip un poco incrédulo de lo que sucedía permaneció unos cuantos segundos inmóvil hasta que sus manos se aferraron a la cintura de la chica, estaba mal, sabía que ella no se encontraba en el mejor de sus momentos y entendía que no pensaba con claridad lo que hacía, pero al demonio, el sentir esos gruesos labios sobre los suyos le hizo sentirse afortunado, aún si después de eso ella se arrepintiera, no le importaba en lo más mínimo, solo importaba ese momento que compartían juntos y que anhelaba, no terminar.
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Mignonette
Fanfiction¿Qué hubiera pasado si ni Alucard ni los vampiros hubieran existido?, ¿Qué sería de Seras Victoria si nunca hubiera "muerto" aquella noche?. Un mundo alternativo, donde los vampiros jamás dejaron su paso sobre la tierra, donde Londres era la típica...