• Capítulo VIII, Aromas •

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Los entrenamientos habían cesado por aquel día nublado, el resto de la tarde Bernadotte decidió darla en recompensa por tan arduo trabajo con el cual Integra estaba satisfecha y por supuesto, estaba de acuerdo con un tiempo muerto antes de que se diera a cabo la nueva misión encomendada. Los gansos se dispersaron, Bernadotte desapareció de su vista y Seras se encontraba lo suficientemente exhausta, entrenamiento para "novatos" era el triple que practicaba en sus días de academia, estaba segura que el capitán lo hacía a propósito, se había dado cuenta en aquella primera semana que el ponerla en aprietos era una nueva entretención para él y sus hombres, no planeaba el recibir un trato especial por ser una mujer pero aparentemente ese punto era el incitador para que el capitán cometiera fechorías contra ella con tal de sacarla se quicio, se sentía enfadada, al menos si podía tener un día libre de verlo lo aprovecharía de forma adecuada.

Cayó la noche y tras salir de la ducha y vestir por primera vez en días ropas que no fueran su uniforme había decidido recorrer esos oscuros pasillos, Seras aún no caía de cuenta de que aquella mansión era gigantesca dado que apenas conocía los pisos principales y el camino hacia su habitación, se vio desorientada en cierto momento, puerta tras puerta llegó a pensar en la soledad en que la señorita Integra vivía en aquella organización, era cierto que no conocía nada de ella, apenas su nombre y su título, aún así ella había confiado en su persona para unirse a las fuerzas de Hellsing, estaba feliz por eso y aún no podía agradecerle adecuadamente. Una leve brisa golpeó su rostro, le extrañó ya que aquellos ventanales permanecían cerrados, decidió dar la vuelta en la esquina mas próxima y pudo percibir el aroma tan característico a cigarrillo, a escasos metros el balcón principal se encontraba con sus ventanas abiertas y admirando el caer de las primeras gotas de lluvia Bernadotte sosteniendo una lata de cerveza en sus manos, para Seras era la primera vez que veía a aquel hombre de forma tan serena, incluso cayó de cuenta rápidamente de que le estaba espiando por lo que rápidamente decidió dar media y volver por el mismo camino.

ㅡ ¿Seras?

No tuvo mas opción que detenerse abruptamente y darle cara, llevó su diestra detrás de su cabeza y solo sonrió un poco avergonzada.

ㅡ Lo siento, no quería molestarlo.

ㅡ Sabes que no eres una molestia para mi, tonta.

Despreocupadamente Pip sonrió y con un leve movimiento de su cabeza invitó a Seras a acompañarlo en su solemnidad, permaneciendo al lado del otro solo con sus miradas hacia el horizonte durante varios minutos, inhalando tan característico aroma a lluvia que a Seras le gustaba.

ㅡ Dime, ¿Cómo encontraste este lugar?

ㅡ ¿Encontrarlo?, más bien me perdí, percibí el aroma de su cigarrillo y lo seguí hasta aquí.

ㅡ ¿Cigarro?

Pip miró brevemente la colilla casi extinguida que apretaba entre sus dedos, ni siquiera recordaba el haber encendido aquel cigarrillo una vez que se hayo perdido en sus propias y comunes divagaciones.

ㅡ Tienes buen olfato, como un pequeño cachorro.

ㅡ No creo que sea eso, mas bien ya he asimilado y me he acostumbrado al molesto aroma de sus cigarrillos.

ㅡ Así que es eso...

No habían cruzado miradas, pero él no pudo evitar el mirarla de reojo, observarla apoyada en aquel balcón con la fría brisa alborotando aquel rebelde cabello rubio, incluso pensaba en lo familiar que se había vuelto el estar de aquella forma con ella a tal punto de no sentirse incomodo, mas bien se sentía realmente a gusto en su compañía. Seras notó como aquella mirada estaba fija en ella y rápidamente desvió su rostro, ¿Por qué la miraba de esa forma?, llegó a pensar que era la forma que tenía para intimidarla.

ㅡ Yo...

ㅡ ¿Alguna vez has fumado?

Fue rápido en preguntarle, aquel rostro definitivamente no podía ocultar ni negar que era fácil ser leído por él, quiso dejar de lado la incomodidad que comenzó a sentir la chica y despreocupado extinguió contra el marmol la colilla para encender y calar un nuevo cigarrillo.

ㅡ No, nunca señor Bernadotte, no me ha llamado la atención.

ㅡ A mi tampoco me llamó la atención la primera vez que fumé uno, solamente estaba tan habituado a él gracias a mi abuelo que no me provocó aquella emoción de todo chico rebelde que roba a escondidas un cigarro de su padre para fumarlo frente a sus amigos, supongo que el fumar es mi unico entretenimiento mal sano y barato.

Caló una vez mas, aspiró el humo y expulsó la nicotina que inundó sus pulmones marchitos, luego se lo cedió a Seras.

ㅡ Anda, pruébalo.

ㅡ Gracias, pero no.

ㅡ Vamos, uno no te matará si es lo que estas pensando Mignonette.

Seras negaba con sus manos pero la insistencia del capitán fue mayor, ni siquiera sabía como tomarlo, terminó por sostenerlo desde el filtro con la punta de sus dedos indice y pulgar, acercó aquel filtro y lo colocó en la punta de sus labios hayándolo algo húmedo, aspiró, una vez que el humo alcanzó su garganta Seras no pudo el evitar toser llevando su mano libre a cubrir su boca, sintió el amargo sabor y su pecho a punto de estallar producto de perder el aliento, Bernadotte ya se había anticipado a su reacción y estalló en una burlesca carcajada que duró lo suficiente para hacer que la pobre chica se sintiera avergonzada y tonta, su rostro enrojecido y sus ojos llorosos lograron conmoverlo para darle golpecitos en su espalda para que pudiera recomponerse.

ㅡ Para ser tu primera vez no lo has hecho tan mal, anda respira lentamente.

ㅡ ¡No fue para nada divertido! Nisiquiera se porqué le hice caso.

ㅡ Pues me dijiste que ya te hhabís habituado al aroma de mis cigarros así que supuse que podrías fumar uno sin colapsar como lo hiciste en el intento, fue mi culpa y me disculpo.

ㅡ Entonces debería dejar de sonreír...

Sabía que el encontrarse con él a solas terminaría en algo vergonzoso para ella, por no decir que hayarse molesta por su causa era normal en su día a día, Bernadotte guardó su compostura y decidió arrebatarle el cigarrillo de sus finos dedos para llevarlo a sus labios, ¿Qué esperaba conseguir de todo esto?, sencillo, un beso indirecto entre ambos que lo dejó satisfecho, se acercó hacia ella y naturalmente Seras dio un paso hacia atrás, el capitán olfateó por breves segundos y luego se alejó.

ㅡ Creo que ni con una cajetilla completa perderías tan encantador aroma Mignonette, ya sabes, si tú me reconoces con el solo olor de mis cigarrillos puedo reconocer tan dulce esencia en cualquier multitud así que ya sabes, deberías temer a mi poderoso olfato de perro si algún día piensas escapar.

Cayó una vez mas en sus juegos, si bien seguía enfadada no pudo evitar el acompañar aquella burlesca risa con una propia, si bien sabía la facilidad con la que podía exhasperarla también conocía como remediarlo y hacerla sentir una vez mas como una tonta chica, pero siempre lograba sacarle aquella risa tan encantadora.

ㅡ No creo que en algún momento haya pensado en escapar.

ㅡ Mas te vale, o sino me temo que tendré que amarrarte a los barrotes de mi cama para que no lo hagas y créeme, no será agradable al menos para ti.

Una vez mas Bernadotte se encontró acompañado por el sonido de la lluvia, su cigarro entre sus labios, su cerveza a medio beber y la fina mano de aquella jovencita intrépida remarcada rojiza y palpitante en su mejilla diestra, sin duda alguna no hubiera pedido una noche libre mejor aprovechada como esa

MignonetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora