El pasado es un prólogo.

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Bajo la sombra de sus alas
Capitulo 1.
El pasado es un prólogo—William Shakespeare.

Jassiel Terencott, se encontraba avanzando a través del estacionamiento de un hotel abandonado, tambaleándose de un lado a otro, arremetió con un Mercedes Benz  logrando magullar uno de sus extremos para evitar caer al suelo, encorvándose y dejando salir un pequeño susurro, siguió su camino. Había olvidado el lugar donde horas antes estaciono el auto de Jave, su amigo, siempre se le dificultaba recordar ese tipo de cosas, pero el alcohol  le entorpecía un poco más la situación.

A lo lejos. Amber, caminaba por las penumbras de aquel estacionamiento, siguiendo las pisadas de Jassiel, volviéndose entre sus propios brazos, evitando los escombros y tubos que se esparcían por el suelo para soslayar una vergonzosa caída.

—¿Podrías esperarme Jassiel?—Se apresuró a decir—Caminar con tacones en medio de escombros y tierra mojada no es nada fácil.

Amber tuvo un pequeño traspié contra un bloque que no alcanzo a ver por la poca iluminación y frunció el ceño al observar que Jassiel la había ignorado.

Cerca, se oyó el chasquido de una rama, seguido por el  canto de un gran búho que se  escondía entre los ramales más altos de los arboles alrededor, ella levanto la mirada hacia Jassiel, que movía una rendija oxidada que se había desprendió hace algunos días atrás. Su cuerpo tembló y recordó inmediatamente las antiguas historias que su madre le contaba sobre el mal augurio que traían los búhos al elevar un canto, entonces por un momento, evaluó la situación «Solo eran viejos cuentos» se animó , por lo que, arrastras, siguió caminando.

Aquella noche estaba sombría, excepto por algunas estrellas que se aferraban a la oscuridad del firmamento, las cuales, palpitaban como un espejo al contacto con una fuente de luz desconocida, como si se negaran a ser opacadas por lo, lóbrego, que se encontraba el cielo.

En otras ocasiones, tal vez Jassiel fuera advertido sobre lo maravilloso que se encontraba el clima del pueblo, pero estaba tan inmiscuido en su pérdida de  conciencia, que era obvio que traspasaba de ello.

—Espérame. —Volvió a decir Amber, haciendo todo lo posible para que el cansancio no se doblegara en su tono de voz.

Jassiel volteo y fijó su mirada por detrás de Amber, en  una camioneta Ford bronco, con detalles blancos y rojos que se adentraba en las sombras de un pequeño túnel subterráneo que daba paso a un segundo estacionamiento.

Amber volvió la mirada detrás de ella, intentando imaginar lo que Jassiel había visto, y entonces, al darse cuenta, quiso que le tragase la tierra.

Había encontrado la camioneta.

Al final, tal como había previsto, no pudo ganar tanto tiempo como quería. 

Jassiel dejo salir un suspiro y se movilizo de la manera menos aparatosa entre aquel espacio, pasando al lado de Amber, quien se apresuraba para seguirle, tratando de persuadirlo para que no se fuera de aquel lugar.

El metió su mano en el bolsillo, sacando algo tintineante que llamo la atención de Amber.

—No puedo dejarte ir así.— Insistió

Ladeando la cabeza al acercarse a la camioneta, Jassiel, clavo la mirada justo en la manilla, tratando de incrustar las llaves para abrir la puerta.

—¿Así como?

Amber abrió los ojos.

—¿No estás consciente de tu propio estado?

Jassiel parecía escéptico.

—He manejado en peores condiciones. —Respondió. Acertando por fin en la cerradura de la manilla y abriendo la puerta, luego de varios intentos fallidos.

Bajo la Sombra de sus AlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora