Bajo la Sombra de sus Alas

CAPITULO 6

Bajo la sombra de sus alas.
El primer error.

Robert deslizo las manos por su camisa intentando deshacer las arrugas que se le habían formado, se acercó a la entrada y giro la mirada por última vez hacia su hija.

Era imposible no notar lo nerviosa que se encontraba, le había pillado quitándose la pintura de las uñas y tocándose excesivamente las puntas de su cabello, él también se encontraba nervioso, no por el ingreso de un nuevo chico al correccional si no por ella.

La noche anterior había leído completamente el expediente del chico a ingresar y se cuestionó sobre si había tomado la decisión correcta en darle un caso tan complicado a su hija en su primera vez trabajando como consejera. Pero ya no había vuelta atrás, no podía soportar ver nuevamente su cara de desilusión, Robert sabía lo mucho que su hija apreciaba todo su trabajo y lo que tanto anhelaba por ayudar en el correccional, sin embargo, aceptaba que había tomado esa decisión de manera apresurada y que minutos después inevitablemente se arrepintió, pero por alguna razón se prometió a si mismo que luego de abrir aquella puerta principal y dejar entrar a Jassiel Terencott en el correccional cerraría los ojos y confiaría firmemente en lo que Suri con la ayuda de Dios podría ser capaz de lograr.

Y así, recordando su propia promesa, Robert abrió la puerta y allí, en medio del umbral, se encontró con dos figuras, una más alta que la otra, ambos empapados por la fuerte lluvia que arreciaba el exterior.

—Dios les bendiga, bienvenidos a una segunda oportunidad. —Robert dibujo una sonrisa en su rostro, mientras el oficial respondía la cálida bienvenida. —Pasen, no se queden afuera por favor, la meteorología anuncio una lluvia para este día pero se ha convertido casi en un diluvio—El se hizo a un lado para que ambos pasaran al interior de la cabaña.

Suri se quedó quieta, observando al oficial que ingresaba con un aire de autoridad y una presencia imponente, se dio cuenta inmediatamente de lo alto y musculoso que era, tenía la espalda recta y andaba con una destreza impecable mientras escoltaba a un joven que caminaba delante de el con los ojos fijos en el suelo y con un aire desafiante, era alto, pero no tanto como el oficial y algo fornido, su cabello negro se acomodaban como remolinos y olas de alta mar,  de sus mangas cortas se colaban las marcas tatuadas de su piel desnuda que eran recorridas por numerosas gotas de agua que se deslizaban por sus brazos, entonces levanto el rostro, recorrió con sus ojos cada espacio de la cabaña hasta mirarla a ella, así quedo por unos segundos y entonces se le materializo la imagen de aquel chico. Borrosa, difusa, como si fuera una aparición de un sueño.

Sabía que le había visto en algún otro lugar anteriormente, pero lo que más le molestaba era no poder recordar con claridad aquel rostro sin emociones que aun así parecía desalmar el mundo entero con un solo vistazo.

—Estén cómodos por favor—Ambos invitados se sentaron en los muebles de tela que habían en la sala—Soy Robert Miller, el encargado de este correccional.

—Mucho Gusto sr. Robert, Soy el oficial Morring—Ambos estrecharon las manos. —Él es Jassiel Terencott, imagino que ya tuvo que haber leído sobre él.

Robert giro la mirada hacia el chico al lado del oficial, su primera reacción fue subir la mirada, pero Morring, observando que el chico no tenía ningún interés en responder le hizo un gesto que basto para que Jassiel se acercase y correspondiera el saludo.

—Mucho gusto Jassiel, Si. He leído el expediente que me enviaron. —Dijo Robert girándose para sentarse en una butaca —Bueno, ya que nos estamos conociendo, les presento a mi hija, ella será la encargada de llevar el caso de Jassiel.

—Mucho gusto, me llamo Suri.—Dijo al acercarse.

Jassiel clava su mirada en una figura pequeña que se movía con gracia y sonreía de manera cálida mientras saludaba a Morring, su cabello azabache lucia suelto y caía como cascada detrás de su espalda, llevaba ropa informal; un mono gris que le quedaba holgado y un suéter que le hacía juego, aun así, se fijó en su contextura delgada y la forma tan armoniosa de su rostro al achinar sus ojos cuando estaba sonriendo.