En cuanto me alejé un poco del templo de Rei, corrí sin mirar atrás. Necesitaba alejarme, me estaba ahogando y sentía que estaba luchando contra quienes debían de ser mi apoyo. Me sentía más sola que nunca, por qué ellas no iban a estar a mi lado.
No me importó que, a mitad de camino, comenzará a llover torrencialmente. No me importó mi ropa mojada y ni siquiera me importó que se hiciera de noche. Solo corrí, y cuando miré hacia el frente me di cuenta de que estaba frente a mi preparatoria, de nuevo, no sabía cuántas veces había acabado aquí últimamente. Me colé en el edificio y subí a la azotea, no sabía por qué seguía volviendo ahí cada vez que se encontraba mal. Bueno si lo sabía, pero no quería admitirlo en voz alta. Si lo admitía, pensaba que me moriría poco a poco.
Pero era el único sitio que quizás me calmaba un poco. Me recordaba a mi amiga, amigo... a la persona que quería. Por qué, aunque lo hubiera ignorado, quería a Seiya. Pero había sido cobarde, por qué tenía miedo de destruir todo y ahora sentía como se ahogada sin que nadie tendiera su mano para ayudarla. Solo miraban como ella sufría.
- ¡Por qué! - grité al aire, pues sabía que nadie me escucharía.
Luego cayó al suelo de rodillas, raspando su piel en el proceso, pero sin notar el dolor, pues había algo que dolía más y nadie lo notaría, sus lágrimas saladas se mezclaban con la lluvia. Y gritó, un grito lleno de desesperación. Podía recordar todas las veces que en estos últimos cinco meses había estado en esta azotea y todas las veces había sido para llorar y gritar, diablos si Seiya la viera seguramente querría abofetearla, por qué ella no sabía cómo ponerse en pie.
Una energía dorada apareció detrás de ella, pero tan sumida en su dolor como estaba ni lo vio. Solo cuando unas manos se posaron sobre sus delicados hombros y la hicieron mirar hacia arriba, sus lágrimas pararon mientras el asombro cubría toda su cara.
- ¡Sailor Galaxia! - exclamé. Completamente asombrada, no tenía palabras.
La otra Sailor solo sonrió, mientras sujetaba la barbilla de Serena. Ninguna dijo nada por un rato, mientras ambas se miraban sin importar la lluvia que seguía cayendo a su alrededor y sobre ellas.
- Deja de llorar, pequeña - dijo Galaxia mientras se agachaba a su altura y la abrazaba. - Desde que me curaste, creaste un vínculo conmigo y aunque debo de regresar a completar la tarea de repartir las semillas estelares a sus distintos hogares, no puedo seguir sintiendo tu sufrimiento. Tu luz se está apagando poco a poco, y no puedo ver eso.
- No sé qué hacer, Galaxia - susurré consumida por el dolor - Estoy atrapada, sé mi deber para este planeta, sé mi futuro, pero me destroza, pensé que podría, que todo volvería a ser igual pero no puedo ya no... y solo quiero desaparecer.
- ¿y por qué no lo haces? - preguntó Galaxia - Si sigues así, te consumirás a ti misma y no puedo permitir que tú caigas en la oscuridad.
- No puedo desaparecer, no sería justo - susurré, mientras la lluvia caí a mi alrededor.
- ¿No sería justo para quién? - pregunto Galaxia - Eres la princesa de la luna, tu Reino esta destruido y aún sigues luchando por un planeta que no es tuyo, por un Reino que ni siquiera llega por qué se te ha dicho. Sé que eso te había hecho feliz, pero también sé que nunca estuviste destinada a luchar contra mí, así qué... Tu futuro ya ha cambiado, pequeña.
- ¿Qué quieres decir? - pregunté confundida.
- Sé que conoces tu futuro, pude verlo cuando me curaste. Pues abriste tu corazón y tu alma, pero si no recuerdo mal... en ese futuro tu último enemigo fue Neherenia - dijo Galaxia - La Reina que serías jamás luchó contra mí, jamás lucho contra Caos... así qué es imposible que ese futuro siga siendo igual, algo ya ha cambiado. Mi pregunta ahora es otra... ¿Estás dispuesta a aceptar el cambio?
ESTÁS LEYENDO
When u're Gone.
Fanfiction[Post-Star] Serena Tsukino había conseguido derrotar al Caos, y ahora la felicidad estaba a la vuelta de la esquina. Pero las dudas comienzan a asolarla, y también los miedos. Pero en lugar de recibir apoyo, se enfrenta a juicios y presiones, sin qu...