When u're Gone.

Capitulo 4

El amanecer en el planeta Mau, sorprendió a una joven de cabellos dorados con la mirada perdida. Mientras un par de lágrimas caían por su mejilla, mientras recordaba la despedida de Seiya y sus últimas palabras.

Casi podía sentir esas palabras como una caricia sobre su piel, y la mirada zafiro brillando con un poquito de dolor como pequeñas espinas que hacían que su corazón sangrara. No podía olvidarse de él, de ella. Pero sabía que tenía un destino que cumplir. Su luz, parpadeo y se opacó un poco, pero a pesar de saberlo...

- No puedo dejarte morir, Rini - dijo Serena mientras se levantaba de la cama.

- No morirá - dijo la voz de Galaxia detrás de ella, pues no la había escuchado entrar a su habitación - Es una Sailor, y si está destinada a nacer, su semilla estelar ya existirá. Puedo comprobarlo para ti, si quieres. Dado que tu energía sigue siendo débil.

- ¿Podrías? - dijo Serena con esperanza. - ¿Podrías asegurarme que ella nacerá?

- Sí, ella nacerá tomes la decisión que tomes - dijo Galaxia, había prometido mantenerse al margen, pues ella debía crecer por sí misma. Pero no pensaba ver como la luz que había recuperado con estos meses se apagaba por pensar que tiene que cumplir un destino predefinido. - tu último destino es mucho más grande que ser una Reina, Serena. Nunca olvides eso.

Miré a Galaxia sorprendida, no había entendido sus palabras. Pero antes de que pudiera preguntar Tyn Ninako y Iron Mouse entraron en la habitación con una mirada preocupada.

- ¿Qué tal si dejamos temas tristes? - dijo Tyn Nianko - Tu luz se ha vuelto a debilitar, así que por qué no traernos a mi princesa y compañeras, y comenzamos a entrenar a esta señorita.

- ¿En qué me entrenaréis? - pregunté curiosa.

- Tecnología por supuesto - dijo Tyn Niando - Y estudiaras mucho.

- Moh - gemí, esto tenía pinta de ser más difícil que los exámenes de la preparatoria. - ¡Exámenes, no!

Las risas de las tres sailor, no tuvieron compasión de mí. Pero cuando trajimos de regreso a su princesa jadeé sorprendida. Era hermosa, y me recordaba un poco a Luna.

- ¡Buenos días, Galaxia-sama! ¡Gracias por traernos de regreso! - dijo la princesa del planeta Mau - ¡Princesa de la Luna blanca! - jadeé sorprendida mientras se acercaba a mí, con una sonrisa. - ¿Cómo está mi hermana, Luna?

- ¿L-Luna es tu hermana? - tartamudeé sorprendida - ¿Cómo es eso posible? Se supone que Luna estuvo congelada en el tiempo durante muchísimos años y además... es un ¡Gato!

- ¡Oh! - dijo sorprendida la princesa - Permíteme que me presente, soy la princesa Kimi. La mediana de las tres herederas al trono del planeta Mau y su actual regente. Mi hermana mayor, Kaishu, falleció unos años antes de que Galaxia atacara el planeta sin descendencia, así que yo heredé el trono.

- Pero... - seguía anonada y la mano de Galaxia sobre mi hombro me hizo mirarla - ¿Qué tal si nos lo explicas mientras comemos algo? ¡Estoy hambrienta!

Todas se rieron, y yo solo seguí a Tyn Ninako, que era la líder de todas las Sailor de la princesa Kimi mientras nos guiaban a un comedor, y las otras muchachas que acompañaban a su princesa se iban para preparar la comida o conseguir algo para comer, no tenía ni idea.

- Como habrás visto el planeta Mau, está bastante lejos - dijo la princesa Kimi - Aunque para ti hayan pasado 1000 años, más o menos para nosotros han pasado apenas 100 años. Y eso es gracias a tu abuela Selene, ella descubrió nuestro planeta y todos los avances que teníamos y consideró que era demasiado avanzado para la época que vivíamos en ese entonces. Así que nos aisló un poco del exterior para impedir que civilizaciones menos desarrolladas se influenciaran o quisieran atacarnos para obtener esos conocimientos. Somos buenos científicos, pero no somos guerreros como tal. Tu madre Serenity, consideraba un castigo lo que su madre había hecho, pero mi hermana mayor le impidió levantarlo... ella tenía el don de ver el futuro y sabía lo que vendría. Así que pidió a nuestra hermana pequeña que fuera con Serenity, junto con su pareja, Artemis, no sé si le conoces. Creo que yo pude haber pataleado un poco, en esa época. Quería ser yo la que fuera, no Luna. Pero con el tiempo, descubrí los motivos de mi hermana.