Capítulo 1: Despierta

20 3 2
                                    

—Hey... Despierta...

—¿Huh? ¿Quién eres?

­—¿No me recuerdas?

Esa voz... Me parece conocida, pero... Se escucha triste...

Abrí los ojos a como pude y aún así no pide ver nada.

—Todo está oscuro.

—Lo sé. — Respondió la voz.

—No puedo verte.

—Ni podrás, no por ahora. —Dijo.

—¿A qué te refieres? —Pregunté extrañado.

—No podrás verme hasta que recuerdes quién soy.

—¿Y por qué no simplemente me lo dices? —Se me hacía lo más coherente.

—No es que no quiera, no puedo... Ni siquiera yo recuerdo quién soy. Aquí tú eres el que tiene el poder. —Me dejó más confundido que antes.

—¿Cuál poder? ¿Dónde estamos?

—En tu mente.

¿Qué? ¿Mi mente? ¿Por qué estaría aquí? ¿Es eso posible?

—¿Cómo podemos salir de aquí? —Pregunté.

—Tienes que aprender a dominar tu mente...

Entonces todo el lugar pasó de la absoluta oscuridad a un flashback envolvente.

—Siempre has sido una persona de mente débil, te dejas llevar muy rápido y dejas tu vida a manos de los demás, siendo un simple chico sumiso que nunca alza la voz, que nunca replica. —Dijo.

De pronto me encontraba en la escuela, sentado en un pupitre, cuando de pronto...

—Tú, cuatro ojos, quítate de mi asiento. —Dijo un niño más alto que yo, era el brabucón de la primaria.

—Está bien. —Respondí, pero antes de poder quitar mis cosas, el brabucón me las tiró al suelo y comenzaron a reír mientras yo empezaba a llorar.

De repente ya no estaba en la escuela, estaba en casa de mi tía.

—¡Lawrence! ¡Dale tu juguete a mi hijo, lo quiere!

—Sí tía. —Respondí.

Me dio mucho coraje ver al pequeño Lawrence cediendo su locomotora de juguete favorita al escandaloso Jacob.

Ahora estaba en la secundaria.

—Que Lawrence haga el trabajo, nosotros vamos a comer. —Dijo una compañera.

—Sí, no se preocupen, yo lo hago. —Dije mientras comenzaba a sollozar porque ese día tenía hambre.

Y de repente estábamos en el parque... Con alguien a quién conozco.

—Entonces... ¿Somos novios? —Preguntó ese tipo.

—Sí, somos novios.

En ese momento me di cuenta de que era verdad, y que por ser tan sumiso terminé tomando una de las peores decisiones de mi vida: Andar con Gregory.

—Deberás cambiar tu forma de ser y adaptarte a tu propia mente para comenzar a dominarla y así poder salir de aquí. —Dijo la voz.

—¿Cómo se supone que haré eso? —Pregunté.

—Tendrás que volver a vivir los sucesos que viviste desde que te mudaste, pero ahora tendrás que tomar las decisiones correctas, pensar en ti primero y dejar de ser sumiso. —Respondió.

—¿Entonces saldré de mi mente? —Pregunté, eso parecía, así que sería algo fácil.

De repente todo empezó a cambiar, esa habitación oscura cambió a un coche, en la carretera, mi mamá iba conduciendo en lo que parecía ser la carretera interestatal.

—¿Mamá?­—Pregunté extrañado.

—¿Qué pasó?

—¿Dónde estamos?

Mi madre me miró con cierta confusión, y luego respondió.

—Vamos rumbo a O' Zilton... ¿Te sientes bien?

No me sentía bien... No es que me sintiera mal de salud, sino que me sentía raro, como si estuviera soñando, pero eso no era lo importante, me sentía confundido... ¿Estoy fuera, en el mundo real? ¿O simplemente es una simulación en mi mente?

­—¿Por qué no lo compruebas? —Otra vez la voz desconocida se escuchó.

—Es una simulación, ¿Verdad? —Cuestioné.

—¿Cuál simulación? ¿De qué hablas? —Respondió mi mamá.

—Oh... Eh, no es nada, sólo estoy un poco cansado, creo que dormiré un poco. —Dije acomodándome en el asiento. Mi madre sólo sonrió.

De repente el coche se deshizo, otra vez estaba en el cuarto oscuro.

—Vas bien, hasta ahora no has tenido que tomar una decisión, pero has demostrado algo de coherencia.

—Pero...

Ni siquiera pude terminar, de repente estábamos en un Bill's Burgers.

—¿Qué va a ordenar? —Dijo una señorita con el uniforme puesto y con gran entusiasmo.

—Hmmm... Dale un

—Dame un combo dúplex. —Interrumpí a mi mamá, hasta se me quedó viendo raro.

—Está bien, ya les traemos sus órdenes.

Me sentí algo apenado por interrumpir así a mi mamá, pero fue un impulso el pedir lo que yo quería.

Al cabo de unos minutos nos trajeron nuestros pedidos, mi hamburguesa se veía espectacularmente apetitosa. Empecé a salivar y a prepararme para darle un mordisco, pero cuando se lo dí, sentí seca la boca, acompañada por un terrible sabor a tierra.

—¡Puaj!­—Escupí y salió una nube de polvo y un montón de tierra que quedó sobre la mesa y el suelo.

Mi madre me miró feo con la boca llena.

—¿Estás bien? —Preguntó después de pasar su bocado.

Miré hacia la mesa y ya no había tierra, en su lugar habían migajas de pan, carne, lechuga y un pequeño trozo de tomate y queso. Mi hamburguesa tenía un mordisco.

—No, nada.­—Respondí y me dispuse a darle otra mordida a mi comida.

Al dar la mordida, de nuevo sentí la sensación de comer tierra, pero no quería volver a hacer lo anterior, así que simplemente, y con algo de trabajo, me dispuse a masticar lo que fuese que estuviera en mi boca. Después de tragar, decidí tomar un poco de mi Rock-Kola, pero en lugar de sentir un refrescante líquido sabor cola, sentí el ácido más potente, como si fuese el concentrado de mil limones, pero lo pasé igual, no tenía otra opción.

No quería que mi mente me ganara, así que tomé aire, y me dije a mí mismo que me terminaría todo. Y así fue, después de un poco de trabajo pude terminarme esa hamburguesa de tierra y tomarme ese ácido etiquetado como Rock-Kola.

Salimos del establecimiento para dirigirnos al coche de vuelta, me metí algo decepcionado, pues ni siquiera pude disfrutar mi comida, pero tengo que enseñarme a dominar mi mente. Creo que después de todo sí es una simulación, no habría manera de que en la vida real pasara lo que pasó en el establecimiento, así que aprenderé a dominarme para poder salir de este horrible lugar.

LawrenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora