13

348 61 16
                                    

Sí, definitivamente estaba en demasiados problemas cuando llegamos a casa y JaeBeom se encontraba en la puerta mirándonos muy mal. Sobre todo a mí, que había tenido la valentía de tomar su auto y tarjeta cuando él dormía. Ahora no sabía si dejar a Soobin e irme lejos por unos días o simplemente tomar a mi hermano y escapar juntos.

Al pasar por su lado, JaeBeom me dio una fuerte nalgada que tuve que aguantar para que Soobin no se asustara y llorar. Lo mire sonriendo y luego lo mande a su habitación pidiéndolo que no saliera por nada del mundo. Sabía que lo que venían lo asustaría debido al carácter de ambos y yo no quería que él llorar por eso.

Cuándo se alejó y la puerta fue cerrada, corrí a la sala para quedar lo más lejos posible de las manos de JaeBeom. Nunca antes me había dado una nalgada o siquiera un golpe y sinceramente me asustó. A pesar de tener 20 años y de conocerlo desde los 11, jamás hizo algo parecido en mi vida. Comienzo a creer que lleva mucho tiempo controlando lo que quiere hacerme cuando hago cosas como estas.

Lo veo entrar y cerrar las puertas con seguro, tanto la que da a la puerta de la entrada como la de la cocina. Su mirada se encuentra con la mía cuando nos encontramos encerrados. Se ve sumamente enojado aún punto en que quizás está pensando en asesinarme y luego decirle a mi madre que fue un accidente en carro. Cayendo en cuanto que ella me dio permiso de salir, JaeBeom solo cargaría con el hecho de mi muerte mientras que mi madre con la pérdida de su hijo mayor.

-Está es la segunda vez que haces esto, ¿es qué acaso nunca vas a entender por las buenas, YoungJae?

Pregunta mirándome con sus profundos ojos negros achinados. En esta ocasión, pareciese como si lanzarán llamas por el coraje y yo no me siento tan valiente como otras veces en que le respondo. No sé si es por el lugar o porque yo mismos sé que cruce la línea.

-Yo he tenido demasiada paciencia contigo desde que te conozco. Te he tratado bien, he cuidado de ti incluso más que tú mamá, te consiento en cuanto quieres y hasta en más. Te di la oportunidad de enmendar las cosas en mi cumpleaños. Todo con tal de que dejaras de ser así, pero ahora veo que solo te hice más malcriado de lo que ya eras.

Sus palabras quedan flotando en el aire y yo no sé qué decir. Todo lo que dice es verdad, él me da todo cuanto quiero y hasta más. Se hace responsable de los gastos de mi Preparatoria y hasta me ayudo a buscar la mejor Universidad de música y medicina. Se esfuerza de una manera extraña por complacerme hasta el más mínimo detalle.

Y aun así no logró mirarlo como él quiere. Parece como si mi cerebro se negara a verlo como padre y en vez de eso lo viera como el enemigo. Nunca hice ni haré el intento por verlo de otra forma y menos si me pega como hoy.

-Dime ¿qué es lo que quieres? Yo no entiendo que no te he dado, YoungJae. - dice mirándome. - ¡contesta con una mierda! ¡Siempre sueles contestar cuando no debes y ahora resulta que no hablas! ¡Debería darte vergüenza ser así!

Y aunque sé que es todo la intención para que hable, simplemente bajo la cabeza para mirar mis dedos. Nunca me ha hablado así o siquiera intentado hacerme sentir mal. Siempre es suave y tierno. Nunca lo había agradecido hasta hoy, que por fin veo ese lado suyo que nadie conoce. Ese lado que demanda obediencia y sumisión. Ese lado que demanda atención cuando habla. Ese lado que grita superioridad con sólo su presencia.

Este es el Lim JaeBeom que jamás esperaba ver. En mi vida.

-Okay, ya que no vas a responder en lo absoluto seré yo quien hable.

Sin darme cuenta, JaeBeom tira de mi muñeca con fuerza hasta que sus brazos rodean su cuerpo y mis manos quedan atrapadas entre su pecho y mi cuerpo. De cerca, sus ojos se ven más furiosos que de lejos y un escalofríos recorre mi espalda cuando una de sus manos baja a mi nalga derecha y sin previo aviso da un nalgada como cuando entramos.
Un quejido se me escapa y apoyo mi cabeza en su hombro para contener las lágrimas. No sé siente para nada bien como Mark hyung dice. Duele y mucho. Es casi tan doloroso como si te cayeras.

¡Esta mal!, pero tócame Donde viven las historias. Descúbrelo ahora