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El piano bajo mis dedos se siente ajeno en este día. La melodía, por extraño que parezca, no la recuerdo en lo absoluto y mi maestro se molesta cada vez más por mí falta de concentración. Es la primera vez en tres años que tocó tan mal y no sé por qué. No encuentro el motivo para que mi cabeza no se concentre en lo que hago y YoonGi da por terminada mi clase en el tercer intento.

Me pide que me vaya a casa y descanse lo más que pueda, que me abstenga de pleitos con cualquier persona para que pueda concentrarme después. Me da las partituras para que siga practicando en casa y me acompaña fuera de la sala.
En el pasillo está Soobin con JaeBeom jugando algo en el celular y yo me permito correr al baño sin que me vean.

Desde hace unos días he tenido la sensación de que algo va mal. De que no estoy haciendo algo bien, no sé qué es y siento que la cabeza me va a explotar en cualquier momento si no hago algo. Mi madre se acaba de ir a Orlando con una nueva marca de ropa y para un futuro papel protagónico en una empresa extranjera. De nuevo estoy solo con Soobin y eso solo empeora todo.

Debo calmarme y dejar de creer que todo a mí alrededor está mal, de que JinYoung me está siendo infiel y de que JaeBeom cada vez está más cerca de mí. Nada de eso está pasando, solo soy yo viendo de más. Y quizás esta sea la razón de mi poca concentración en las melodías que me sé de memoria.

Después de mojar mi cara, salgo del baño para ir con mi hermano y su padre. Ambos me miran y solo es Soobin quien me abraza. Toma mis mejillas con sus manos y me obliga a mirarlo.

-Hyung, estas triste, ¿qué tienes?, ¿Quieres un beso de bebé Soobin?

-Sí, quiero un beso de bebé Soobin, ¿me lo das?

Mi hermanito asiente antes de besar mi mejilla y sonreír. No es que quiera verme de esta forma, pero no puedo evitarlo. Siento tantas cosas que no puedo con ello. JaeBeom toma a Soobin entre sus brazos y comenzamos a caminar al auto. No dice nada y yo agradezco ese gesto de su parte. Al salir del edificio, Soobin mira un camión de helados y mira a su papá con ojos de perrito regañado para que le compre uno. JaeBeom acepta y yo prefiero esperar ahí.

Mientras ellos se alejan, mi mirada cae del otro lado de la calle, donde una pareja va de la mano sonriendo. Presto demasiada atención a sus caras y me arrepiento en el instante. Habría deseado que no fuera de esa forma. Habría preferido que las circunstancias fueran otras para enterarme de aquello que yo mismo me estaba negando en creer, pero no es así y frente a mí está lo inevitable.

La persona que yo creía era la mejor en el mundo, aquel que consideré lo más perfecto está de la mano con una rubia de largas piernas. Y sé que no debe verlos para no sentirme peor, pero es imposible. Mis ojos se mantienen en ellos hasta que desaparecen por completo al final de la calle. No digo palabras alguna, ni emito sonido alguno. Mi garganta esta seca y mis ojos solo pueden nublarse por mis lágrimas acumuladas por el momento.
No quiero llorar ahí, no quiero llorar en lo absoluto.

No quiero hacerlo, pero terminó por dejarme libre cuando ya es imposible todo. Cuando siento como mi corazón late contra mi pecho en un intento de mantenerme con vida. Y se vuelve todavía más difícil cuando Soobin regresa de comprar su helado y me mira. Mis lágrimas salen libres y rebeldes por mis mejillas. Mojando mi camisa y mis manso cuando cubro mis ojos para que no me miren.

Y es ese momento en que rechazo por primera vez un abrazo de mi hermano menor. Corro lejos de ellos sin decir nada y me pierdo en la ciudad por largas horas. Mirando todo lo que está a mí alrededor y limpiando mi cara en el mismo instante. Las cosas siempre son por una razón, nada en la vida es porque sí. Y yo comienzo a creer que mi vida es una broma.

Sin pensarlo he llegado a la cafetería favorita de mí mamá a recoger el pedido que hice, miró al chico de esa vez y él me sonríe a pesar de mí semblante. Me entrega lo que pedí y vuelvo a salir. Era un regalo especial que tendría un final especial, pero que ahora no significa más que una ilusión absurda en mi vida. Una mentira sostenida solo porque sí y para mantener una imagen.

A la mierda la imagen. A la mierda los cuentos de hadas y a la mierda mi vida. Todo siempre es una mentira creada por los demás y yo ya no estoy dispuesto a soportar nada que venga de los externos. Se acabó el YoungJae crédulos. Se acabó el YoungJae tímido y se acabó el YoungJae amable.
No más romances, no más relaciones estúpidas. Nada.

No dejaré que nadie en lo absoluto vuelva hacerme daño jamás.
Saco mi celular y marcó el número de SeungMin para darle una noticia. Esa que acabará con toda la vida de Park JinYoung.

-La relación de Park JinYoung y Choi YoungJae llegó a su final. Has la nota como quieras. No me interesa.

-Pero YoungJae...

-¿Quieres o no tener fama?, ¡hazlo ahora!, di lo que quieras y adórnalo como quieras. Diré si a cualquier duda.

Y sin esperar respuestas cuelgo la llamada. No tengo ganas de seguir siendo el chico amable del que se burlan, ni tampoco quiero verme como un tonto al que engañan con una chica. Se acabó.

Avanzó hacia el centro y entró a la tienda más cara que existe. Compró roja ajustada que no es de mi estilo, zapatos, accesorios y demás cosas. Todo con tal de verme diferente y sentirme diferente. Las chicas que me conocen de esa tienda no entienden porque lo hago, pero ayudan a escoger ropa y al final del día ya no soy YoungJae el tierno, soy lo que debí ser desde niño: Choi YoungJae.

¡Esta mal!, pero tócame Donde viven las historias. Descúbrelo ahora