Capitulo 4

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Según Kou, el pequeño de los hermanos Minamoto, la foto de esa vieja casa se la había dado Mitsuba antes de desaparecer.

—¿Por qué le sacó una foto a un lugar así? —preguntó Kou, mostrando la imagen a su hermano.

—No lo sé, pero siento que es algo importante. —respondió Akane, jugueteando con su reloj.

Teru intervino en la conversación, hablando con un tono frío y preocupado:

—Esa casa es maldita. Hace 50 años ocurrió algo horrible allí, una familia completa se suicidó. Desde entonces, varias personas han intentado habitarla o destruirla, pero siempre terminan muriendo o desapareciendo. Se dice que cualquiera que la vea y entre estará maldito.

—¿Entonces esa casa puede ser un puente al otro mundo? —preguntó Akane, profundamente pensativo.

—Puede serlo... —respondió Teru.

Kou se posicionó frente a su hermano:

—Tenemos que ir a investigar.

—¡No! —respondió Teru de manera rotunda —No lo entiendes... si vas a esa casa, morirás.

Yashiro estaba temblando de miedo. Ella quería vivir, pero ¿y si en esa casa había una puerta que conectaba el mundo humano con el mundo de los espectros?

Todos miraron el suelo, desolados. Parecía que esa casa era la única opción que tenían.

—Yashiro, ¿aún siguen apareciendo escamas en tu cuerpo al tocar el agua? —preguntó Teru, provocando la sorpresa de la chica —Al igual que tu maldición, la maldición de la que llaman la casa roja también sigue presente. No quiero que vayan allí, ¿entendieron?

Teru los miró duramente mientras los demás afirmaban con la cabeza. A veces, el presidente Minamoto podía dar más miedo que un espectro malvado.

—Bien, Akane, tú vendrás conmigo. Iremos al templo del número dos, desde ahí puede que podamos acceder a alguna grieta que conecte con el otro lado. Y vosotros —dijo señalando a Kou y Yashiro —irán a la academia a ver si pueden averiguar algo.

***

—Esta bien, vamos a la academia —dijo Kou mientas preparaba sus cosas para salir por la puerta.

El día estaba nublado, era extraño porque hace unos momentos podría jurar que estaban a cuarenta grados. Empezaron a caminar hacia la academia pero aunque se sabían el camino a la perfección, las casas y pequeñas tiendas que iban viendo no les sonaban de nada.

—Kou...creo que nos hemos perdido.

—Eso es imposible, hago este camino para ir a la escuela todos los días. Veamos...-empezó a observar las placas de algunas casas buscando alguna que le resultara familiar.

Yashiro observó el cielo nublado. Hacia frío y el aire se sentía pesado.

¿Cómo era posible que se hubieran perdido?

Empezó a sentirse observada, alguien la estaba vigilando desde algún sitio. Echó un vistazo sobre su hombro y ahí estaba, ¿pero cómo?

Asustada tiro de la camiseta de Kou haciendo que el chico se girará.

—Yashiro, ¿qué sucede? —preguntó viendo a la chica tan pálida como un fantasma.

Yashiro señaló en la dirección en la que estaba mirando.

Allí estaba, la casa roja. En frente de sus narices. Nunca había visto esa casa en sus caminatas a la escuela, pero tampoco había visto nunca la calle en la que se encontraban.

Era una casa vieja con el tejado rojo, parecía caerse a pedazos. A su alrededor había un jardín descuidado, seguramente nadie lo pisaba o cuidaba debido al rumor sobre la maldición. Se podían apreciar algunos cristales rotos posiblemente por actos de vandalismo. Y unas grandes cadenas con un cartel de "no entrar" les daban la bienvenida.

—¿Cómo hemos llegado aquí? —preguntó Yashiro observando la casa. —¡Vamos a asegurarnos de no entrar Kou!

—¡Si!

Los dos estaban aterrados. Estaban dispuestos a darse la vuelta y salir corriendo de allí cuando escucharon algo que los hizo girarse inmediatamente. Se dieron las manos asustados, preguntándose si habría sido su imaginación jugándoles una mala pasada a causa del miedo. Una corriente fría recorrió su piel poniendo en estado de alerta todos sus sentidos.

¿Podemos jugar juntos?

¿De quién era esa voz? ¿Un niño estaba dentro de la casa?

Mi verdadero deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora