Capitulo 7

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La grieta del templo del misterio número dos era diminuta, lo suficiente como para que entrase por ella un ratón.

—¿Cómo vamos a entrar por aquí? —preguntó Akane.

—Apartaros. —Teru clavó su espada en el suelo y se arrodilló. Cerró sus ojos y empezó a recitar unas palabras en un lenguaje que nunca antes habían escuchado.

Akane lo miró atónito. Este chico sabía hacer más cosas de las que imaginaba. Tenía un gran poder y eso era motivo para asustarse.

Kou ya parecía acostumbrado a estas demostraciones de poder. Sus ojos brillaban de admiración hacia su hermano mayor.

La grieta empezó a hacerse cada vez más y más grande, lo suficiente para que pudieran entrar tres personas. Teru se levantó y los miró a ambos. Era la hora de cruzar al otro lado.

***

El silencio, la oscuridad.... solo se escuchaba el sonido de sus respiraciones y el chapoteo de sus zapatos contra el suelo. A lo lejos podían ver algunas siluetas moverse y varias puertas alrededor. Puertas que llevaban a lugares diferentes; dimensiones paralelas, pasado, presente y futuro e inluso a sitios aterradores.

—No abrais ninguna puerta. —ordenó Teru. —No sabemos a donde puedan llevarnos, ni si podremos regresar despues de entrar.

—Por eso odio a los espectros y este mundo. —Akane tragó saliva y miró las puertas dudoso.

—¡Yashiro! —gritó Kou.

—¡No grites! —Akane tapó con ambas manos la boca de Kou enfadado. —¿Acaso quieres qué nos encuentren y nos devoren?

—Lo siento.

Los tres siguieron avanzando sin un rumbo fijo. No sabían a donde se dirigian. Las puertas no desaparecian, eran infinitas y el único ser que lograron encontrar fue a un pequeño mokke con una gran bolsa llena de dulces, el cual al ver a Teru huyó despavorido hacia quien sabe donde.

—Vaya, asi que tenemos visita —dijo una voz femenina en la oscuridad.

Los chicos se sobresaltaron y se pusieron en guardia, a la espera de algún ataque.

—Con lo bien que estabamos los dos juntitos ¿verdad? —dijo otra voz, esta vez masculina.

Teru blandió su espada contra las siluetas que se hacian cada vez más cercanas y situó a Kou detras suya. Ya no era un niño pero seguia siendo su hermano pequeño y lucharía contra culaquiera que lo amenazase.

Un precioso cabello color verde como las hojas de las flores apareció ante sus ojos. Ojos del color de la miel y una tez blanca como la nieve. A su lado un chico castaño el cual recordaba haber visto alguna vez por los pasillos. No se acordaba de su nombre.

—¿Quiénes sois? —preguntó Teru.

—Es la asistente de Tsukasa. —Kou salió de detrás de su hermano con cara de pocos amigos. —¿Dónde esta Mitsuba?

—¡Eh asi no le hables a mi querida Sakura! —gritó el chico de cabellos castaños, el cual nadie recuerda.

—No lo sé. —contestó Sakura tapando la boca de su compañero. —No sé como acabamos aquí, no sé donde esta Mitsuba ni donde esta Tsukasa.

Sakura los miró con esos ojos grandes, sin vida. Parecía serena, a pesar de la situación en la que se encontraban. Teru la miro fijamente, le resultaba familiar pero no lograba averiguar el por que.

—¿Queréis venir con nosotros?  —preguntó Teru sorprendiendo a ambos chicos.

¿Teru siendo amable? Imposible. Solo era así cuando mostraba su otra cara. El estaba hecho de capas, capas que se aseguraban de que nadie descubriera lo que verdaderamente era. El podía ser el chico amable, generoso y popular que todo el mundo admiraba. El que ayudaba a todos, el que era bueno en los estudios. Al que todos admiraban y del que todos gustaban.

Mi verdadero deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora