Se encontraba en una oscuridad sin límites. Hacía frío y el silencio inundaba el lugar haciéndola sentir insegura. Dió unos pequeños pasos dándose cuenta del pequeño chapoteo que provocaba al caminar.
¿Agua? ¿Dónde se encontraba?
Hace unos momentos estaba sosteniendo a aquel niño entre sus brazos cuando al abrir la puerta un enjambre de asquerosos insectos la habían engullido.
Miró a su alrededor angustiada. Estaba sola.
Un leve movimiento en su muñeca la sobresaltó, los cascabeles de aquella pulsera empezaron a emitir un suave tintineo y una pequeña luz la invitaba a seguirla.
Yashiro miró ese faro de luz indecisa. No sabía si debería seguirla, pero en aquel lugar era su única opción para averiguar lo que estaba pasando.
Conforme iba avanzando la luz se hacía cada vez más lejana. Con temor a perderla de vista empezó a correr tras ella mientras el tintineo de los cascabeles se hacía más y más fuerte.Tenía miedo, para que iba a mentir, estaba aterrada. Estaba en un lugar desconocido sin ningún ápice de vida a su alrededor. Pero esta vez no podía llamar a Hanako, porque aunque lo llamase con todas sus fuerzas, el no vendría a socorrerla.
Avanzó cautelosa hacia aquella luz que ahora formaba una silueta en lo profundo de ese oscuro abismo ¿La figura de una chica? ¿Podría ser Aoi?
—¿Aoi eres tu?
Yashiro levantó su brazo intentando alcanzar la silueta de aquella chica a la que apenas lograba ver de no ser por la pequeña luz que emanaba la pulsera en su muñeca.
La desconocida giró lentamente su cabeza dejando que apreciase aquella sonrisa tan familiar. No era Aoi. Ante sus ojos se encontraba Sumire.
Los ojos carmesí de Yashiro se inundaron de lagrimas. Ciertamente no era Aoi pero se alegraba muchísimo de ver a Sumire de nuevo. Pensaba que no volvería a verla.
—¡Sumire! —Yashiro se abalanzó sobre su amiga cayendo en ese suelo inundado. Escamas empezaron a aparecer por sus brazos y piernas, pero era tanta la alegría que ni si quiera se percató de ello.
—¡Nene! —exlamó sorprendida —¿Qué haces aqui?
—No sé como he llegado. Es una larga historia.
—Nene, no deberías estar aquí. Podrías ser devorada por algun espectro.
Yashiro palideció de solo pensar el ser devorada por alguna de las criaturas que habitaban ese lugar, pero su deseo de encontrar a Hanako y Aoi eran más fuertes que eso. Tragó saliva ruidosamente. No iba a dejarse acorbardar por nada.
—Sumire, no se cuanto tiempo pueda estar aqui antes de que vengan a por mi, asi que necesito encontrarlos cuanto antes.
—¿A quiénes? Si hablas del número siete y esa chica que tanto se parece a mi, no tengo ni idea de donde pueden estar. —contestó Sumire. Dirigió sus ojos hacia el vacío de aquel abismo y Yashiro pudo jurar que sus ojos se volvieron tan negros como aquella oscuridad. —Llevo dias, semanas, no lo sé, vagando por esta oscuridad. No he visto ninguna criatura, ni a un pequeño mokke.
—¿Y a donde te diriges? Al andar parecía que tuvieras claro un rumbo fijo.
—Me dirijo a ese lugar más allá de toda esta soledad. —contestó posando sus ojos en la pulsera de cascabeles que le regaló a Yashiro. Volvió a posar sus ojos en el abismo. —a ese lugar al que van los muertos y del cual nunca salen.
Yashiro sintió como su mandíbula se tensaba y lo vellos se le erizaban.
—Me dirijo a la estacion de tren. Al tren del mas allá, a aquel que solo tiene billetes de ida pero no de vuelta. —dirigió su vista a Yashiro y sonrió. —Quizás esten allí las personas que buscas.
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Mi verdadero deseo
RomanceHanako ha desaparecido, llevándose consigo todos los espíritus que habitaban en la Academia Kamome. Yashiro se siente devastada por la pérdida de su amigo más querido y su mejor amiga, aunque no está segura de si han dejado de existir por completo. ...