Capitulo 2

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—Buenos días, Yashiro —saludó Akane.

Desde que los seres sobrenaturales habían desaparecido junto a Aoi, Akane no había hablado con nadie. Estuvo varios días sin asistir a clases y, cuando volvió, no era el mismo. Yashiro no era capaz de mirarlo a los ojos. Era su culpa que Aoi ya no estuviera en este mundo. Desapareció por ella y eso la estaba matando por dentro. Aoi no debería haber muerto en su lugar.

—Buenos días, Akane —respondió Yashiro con un tono apagado.

—Me gustaría hablar contigo hoy después de clases —dijo Akane con una mirada fría y calculadora.

Yashiro sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. ¿De qué querría hablar con ella? ¿Sería para echarle en cara lo que había pasado con Aoi? ¿Le querría hacer algo malo? ¿Algún ritual para intercambiar el alma de Aoi por la de ella? Si era así, tenía claro que se lo merecía. Aunque los espectros habían desaparecido, era consciente de que Akane aún conservaba el reloj y con ello, su posición como el misterio número uno. Después de todo, el yorishiro de los guardianes del reloj no fue destruido.

Las horas pasaron rápido y el momento había llegado. Esperaron a quedarse solos en el aula para hablar.

—Sé que Minamoto y tú habéis estado intentando contactar con los espectros —dijo Akane, sin rodeos.

—Ah, sí... eso es...—intentó excusarse nerviosa.

—No necesitas darme explicaciones. A decir verdad, yo también he estado investigando. A pesar de seguir teniendo el reloj, no noto ninguna presencia —explicó Akane.

—Pero, ¿tú no odiabas a los espectros? —preguntó Yashiro, confundida.

—Sí, los odio. Pero tengo que rescatar a Aoi. Me da igual lo que les pase a los demás, solo quiero rescatarla. Supongo que tú piensas lo mismo, ¿no? —dijo Akane, con determinación.

—Sí... solo por Aoi... —contestó Yashiro, dudosa. La imagen de Hanako apareció en su cabeza. ¿A quién estaba engañando? Aunque tenía muchísimas ganas de rescatar a su mejor amiga, también quería verlo a él.

—El presidente Minamoto tiene que saber algo... —dijo Akane pensativo— aún no sé qué es lo que sabe, pero lo voy a averiguar y tú me vas a ayudar. Yashiro, vayamos juntos a rescatar a Aoi.

—¡Sí! —exclamó Yashiro, sintiendo una corriente de emoción recorrer su cuerpo.

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Los rayos del sol acariciaban cada pared de la academia Kamome. Yashiro frotó sus ojos algo somnolienta. No había podido dormir en toda la noche. Si Minamoto no quería ayudarlos, si no podía ayudarlos, no sabía qué más podía hacer.

Ingresó al baño de mujeres con el fin de esperar a Akane, aunque era un sitio poco común para encontrarse. Paseó sus manos por la vieja ventana y se sentó en su lugar, el lugar donde él solía esperarlo cada vez que abría la puerta. Era el mismo lugar donde solía jugar con los mokke y desde donde observaba el paisaje con una mirada melancólica y triste que ocultaba muchas incógnitas.

De repente, su cuerpo se estremeció al oír una voz familiar.

—Buenos días, Yashiro.

Era Minamoto, el hermano mayor de Kou, con su mirada astuta y fría.

—Buenos días —respondió Yashiro, sobresaltada.

—Akane me pidió que viniera. ¿Cuál es el problema? —preguntó Minamoto.

—Pues verás...

—¡Perdón por llegar tarde! —interrumpió al aparecer Akane, quien se apoyó en el marco de la puerta para recuperar el aliento—. Ya que estamos todos aquí, hablemos.

Akane se acercó directamente a Minamoto y apoyó su dedo índice en su pecho.

—Tú nos dirás todo lo que sabes. —dijo decidido—. Tienes que decirnos cómo cruzar al otro lado.

Yashiro apretó la mandíbula y miró a ambos con desconfianza. Minamoto pertenecía a un clan de exorcistas, por lo que dudaba seriamente de su ayuda.

Minamoto observó a Akane con una mirada que helaba la sangre. Sabía lo que querían, lo que anhelaban. Él se dedicaba a hacer desaparecer espectros, y estos chicos querían traerlos de vuelta al mundo humano. Qué ironía.

Yashiro y Akane compartían fuego y dudas en sus miradas.

Ambos tenían un objetivo en común: encontrar a la persona que más amaban.

Mi verdadero deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora