I| sin editar

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[Jardín de niños]

Fanny

Un nuevo día, un día mas en el que tengo que estar viva, que asco la vida en momentos. Me puse de pie haciendo contacto con el frío del piso por la temperatura mañanera, tome mi bata de seda y la coloqué en mi cuerpo para cubrir un poco de este. Salí de mi habitación y me dirigí hacia el piso bajo del departamento, cruce la sala y al hacerlo una foto de mi madre se robo mi vista, sonreí al observar la gran sonrisa que llevaba de oreja a oreja y sin darme cuenta una lagrima palpitó mis mejillas haciéndome erizar y hacerme la misma pregunta de siempre ¿Por qué todo lo malo me sucede a mi? ¿Cuál es el propósito? ¿Hacerme más fuerte? Imposible... Creo que crucé el límite de fortaleza, de guerrera, soy más que eso. He perdido tanto, he recaído tanto que ya no se si me debo llamar fuerte o de hierro. Me hubiese encantado estar en el autobús que iba mi madre el día que perdió la vida, que sea yo la que esté en lugar de ella...

Pero veamos el lado bueno de todo esto, mi mamá y papá están juntos una vez más. Se tienen el uno al otro y se que donde sea que estén, ambos velan por mi. Aunque no lo necesito, nunca lo he necesitado la verdad. He sabido mantener mi escudo estos cuatro años y guardó mis lagrimas en lo más profundo de mi ser, también guardo el odio que le tengo a Sebastian. No se imaginan cuanto lo odio por usarme como una naranja y luego desecharme.

—¡Ainara dame eso!— Los gritos de Yuri hacia mi ahijada me hicieron darme la vuelta y visualicé una Ainara corriendo con un consolador en manos y una sonrisa traviesa de oreja a oreja —¡Ainara!— Corría detrás de ella. Yo mientras miraba esta situación tan perturbante boquiabierta.

—¡Jajajajaja!— Reía mientras corría por detrás de los muebles y aquel consolador de goma se movía de un lado hacia otro

—Pequeña dame eso.— Me anime a decir viendo que el correr no ayudaba en nada y ambas iban a terminar rompiendo algún objeto del departamento

—Ten tía— Me dio el consolador negro al que tomé con asco porque sabrá Dios en todos los agujeros que Yuri habrá metido esa cosa además de los de ella. Un aliento de suspiro salió de sus labios e inclinó sus manos para tomar el juguete sexual de las mías.

—Guarda tus cosas asquerosas en lugares donde La niña no los encuentre, por Dios—  Dije luego de darle el objeto

—Estaba en un cajón en lo más profundo, no se como lo encontró— Se dio la vuelta —De todas formas Aina, están no son cosas para jugar

—Pero tú juegas con ellos— Hizo puchero, unió sus cejas y entrelazó sus brazos, molesta —¡No es Justo!

—Estos son juguetes de adultos señorita, no de niñas. Tú tienes tus muñecas y mil cosas más pero esto no

—Ya que...—Suspiró —Tia ¿Hay pancakes de desayunar? Quiero desayunar eso para mi primer día en el jardín de niños— Formó una sonrisa en su rostro e Palpadeó un par de veces como perrito

—Creo que si mi vida. Ve a la cocina con Mary.

—Está bien— Corrió hacia allá

—¿Como crecen tanto los mocosos?— Regresó su mirada hacia mi —Hace 4 años no hacía más que balbucear y gatear. Ahora tenemos una Ainara berrinchuda, chantajista, que cuestiona todo e irá por primera vez al kínder.

—Ni lo digas— Negué con horror —En pocos años ya tendremos la casa llena de chicos atrás de Ainara

—Hasta los 21 no tendrá novio mana, ya te dije.— Me reprendió

—Eres una madre celosa, pero mal— Reí —Me voy a vestir porque tengo la entrevista en Rojo vivo hoy, luego debo ir a hacer del súper

—Bueno...— Iba a subir las escaleras pero su voz me detuvo —Oye, sabía que olvidaba pedirte algo— Volteé a verla —¿Puedes pasar hoy por Aina al kinder? Es que tengo una cita al mediodía con un hombre de Tinder. Siento que este si es

I am no longer unfaithfully yours| Ya no soy infielmente tuya| (Yatralu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora