XXIII| sin editar

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[Una bola de cristal]


Fanny

Un molestoso ruido me torturo, una alarma o algo parecido sonaba sin parar...

¡Dios!

Abrí mis ojos con pesar y la oscuridad de la habitación fue lo único que visualicé, intenté moverme pero unas manos sostenían mi cadera, luego caí en cuenta, recordé todo. Todo lo de ayer, como hicimos el amor, lo ciega que fui

Recuerdo haberle dicho que se quedara hasta que yo despertara, y si, ahí sigue, dormido a mi lado. A su diferencia, el no tiene el sueño tan liviano como yo y este tipo de ruidos no lo despiertan. Gire mi cabeza un poco y con mi mano alcance el celular, se encontraba en la mesita del al lado de la cama, era Yuridia quien llamaba. Por lo regular, cuando no voy a pasar la noche en casa —Que no es seguido— le aviso, esta vez olvide avisarle. Puse mi celular en silencio, mas tarde le responderé

Me reincorpore en la cama, aún cubierta con los brazos de Sebas no pude evitar formar una delineada mueca en mi rostro. Lleve mi mano a su barba y jugué un rato con ella, mientras hacía eso con delicadeza para no despertarlo, no podía dejar de pensar en que, dormí. No me desperté en la madrugada, mi cuerpo no exigió café, te, trabajar hasta tarde o leer. Mi cuerpo durmió profundamente toda la noche

Supongo que el estar con el, otra vez, me devolvió esa paz que faltaba en mi, el poder dormir tranquila sin la cabeza hecha mierda a diario. Una pizca de mi está herida aún. Se que no sanare de la noche a la mañana, se que no debo confiar al cien por ciento en esto y por último, se que la realidad es esta. No debo pedir mas, no forzar mi avance, esto es lo que soy ahora.

¿El mañana? Será un misterio, pero el hoy... Es un obsequio

—¿Despierta tan temprano?— Entre dientes habló, aún con los ojos cerrados. Con las mano aún en mi cadera, las deslizo hacia un lado de mis glúteos.

—Es duro despertarme temprano, pero el mundo necesita ser iluminando con mi presencia— Aclaré con escarnio.

—¿Tan temprano y con sarcasmo ya?— Aún seguía con los ojos cerrados, la única diferencia en su rostro fue una sonrisa que le produje con mi comentario

—Sabes que no tengo horario, me sale de la nada— Deje de acariciar su barbilla para ahora acomodarme la cama y mirar el techo, el cual no se visualizaba correctamente por la oscuridad.

Aún estoy procesando todo esto.

—¿Cuándo quieres que hablemos de esto?— No lo sé...

—Creo que debo darme una ducha— Quite la sabana que cubría mis piernas y coloqué mis pies en el frío piso. No es que no tenga ganas de hablarlo, es que, aún lo estoy procesando, por más feliz que sea debí aceptar la realidad. La realidad es que... No se cual es la realidad, al demonio.

Encendí la luz y en todo ello, no se interpuso, se quedó en la misma posición, solo me veía caminar con una sonrisa estúpida. ¿Por que me mira a... ¡jueputa olvidé que estaba desnuda!

—¡Que hijo de puta eres!— Con ambas manos cubrí de mi genital, soltó una carcajada sin doblar su mirada. Di unos tres pasos largos hasta el baño y me encerré ahí

—No hay toallas limpias en el baño. Están en el área de lavado— Grito desde afuera.

Demonios.

—Abre y te paso una.

—Sebastián, desaparécetete y silénciate unos segundos.— Imploré. Estaba deseando que me tragara la tierra, como que mucha confianza ya

Pensé que volvería a hablar pero no, un silencio se formó solo se logró escuchar unos lisos resonar en el piso de madera

—¿Sebas?— No respondió. —Si mejor, no hables.— Me moví por el baño buscando alguna toalla con la esperanza de que apareciera o algo que tenga similitud y con lo que pueda taparme luego de darme una ducha.

I am no longer unfaithfully yours| Ya no soy infielmente tuya| (Yatralu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora