XVI| sin editar

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[Esta vez]




Sebastian

—Tienes que estar bromeando— Refutó con una risilla, la risa siguió hasta que observó mi rostro. Era uno circunspecto y serio, borro la sonrisa y soltó un suspiro. —Eres un hijo de...— Iba a terminar la frase pero mordió sus labios para guardárselas. Me hizo a un lado con un empujón, se bajó de la meseta y con rapidez se empezó a colocar el sostén. Di pasos lentos hacia ella

—Lu, no...

—¡No hables!— Gritó, haciéndome tragar todas mis palabras —En que momento se me ocurrió que dejarte entrar en mi otra vez seria buena idea— Dijo entre dientes —Gracias por detener la locura, también te agradezco porque te largas de mi vida de una vez, espero esta vez si sea para siempre.— Se colocó la blusa con la misma agilidad y la chaqueta la colgó en su antebrazo —Hasta nunca, Sebastian.— Me dio una mirada de despedida y se giró, caminando hacia la salida

—Espera, hablemos... Por favor— Camine detrás de ella. —No quiero que esto se quede así, mal

Giro en su eje y me miro con ira; —Sebastian, esto ya está mal. Esto no sirve, no funciona, no hay nada aquí, por más que yo intente olvidar lo que me hiciste no puedo y por mas que quieras insistir no lograrás nada, tú estás casado y tienes un hijo. Y yo estoy bien lejos de ti, regrésate a Argentina y démosle fin a esta mierda, si tanto me amas como dices, hazlo esta vez. Esta vez si es necesario que te vayas y no hace falta una maldita carta de
despedida— Se dio la vuelta y sus pasos fueron más apresurados, salió por la puerta, cerrándola con fuerza y se fue.

Ahora fue ella quien me pidió que me vaya. La primera vez no quería y ahora menos, pero si eso le hará bien lo haré. Ella lo dijo, por más que insista no lograré nada, lo único que lograre es hacerla sufrir. La amo mucho y mi amor hacia ella es dañino para ella, quizás si es real o si es el amor de mi vida, pero no podemos estar juntos. Esta decreto

Saque el celular de mis bolsillos y mire la hora, [01:23]

Ya va siendo hora de que me vaya a hacer maletas...




(...)
Fanny

—Eres muy pendeja mana. Es claro que no amas a ese inservible, poca cosa, poco hombre, solo amas la idealización que tienes de él. Sebastian no te hace bien y considero que no te quiere de verdad, te hace daño... Mira nada más como estás— Me encontraba acostada en mi cama, con la cabeza encima de su regazo. Estoy llorando desde el momento en el que me subí al auto hasta llegar acá y tuve que despertar a Yuri porque necesitaba hablar con ella y contarle lo estúpida que soy y lo idiota que es Sebastian

—Lo odio, no sabes cuanto...— Exprese con rencor, entre mis lloriqueos. Lo dije con dificultad por el nudo que tengo en la garganta

—No lo odias... Pero si decir eso te hace sentir mejor, hazlo— Palpó mi espalda —No sé en qué momento se me ocurrió decirle a Sebastian que hable contigo, que venga hacia acá. Pensé que había cambiado, me equivoqué y aquí estás otra vez, llorándole a ese inservible. El no merece tus lágrimas, reina

—¿Tú fuiste quien lo mando a hablar conmigo?— La mire con los ojos mojados

—Si, perdón si no te dije pero ya estabas enojada conmigo y lo que menos deseaba es que se metiera el chamuco una segunda vez

—Tranquila, se que no lo hiciste con mala
intención— Deje de verla para enfocarme ahora en el techo

—¿Estarás bien si me voy a dormir? Mañana tengo que ir temprano a ensayar para un show

I am no longer unfaithfully yours| Ya no soy infielmente tuya| (Yatralu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora