Mr. Jones

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-Desde que Víctor y yo cortamos nada de nada.- Le dije a Sofía mi mejor amiga.

-¿Hace seis meses?

-Sí. Bueno, me doy placer solita pero no es lo mismo.

-Pues él se lo daba con alguien más.

-No me molestó que se diera a otra. Lo que me molestó es que no me dijera y cuando le dije que tuviéramos una relación abierta se hizo el digno y se enojó.

-Pues con uno del instituto. Los del otro grupo no están tan mal.

-Ay no. Nuestros compañeros están bien tetos y ni modo de agarrarme a uno de primer semestre. Al menos Víctor ya estaba un poco más experimentadito.

Sonó el timbre para regresar a clases y ambas nos dirigimos al salón.
Íbamos en una preparatoria muy prestigiosa.
De esas dónde usas uniforme de corbata y toda la onda.
Estábamos a punto de terminar el curso y mi novio me había engañado.

-Voy a ir al baño antes.- Le comenté a Sofi y le dije que la alcanzaba en el salón.

Saliendo del baño ví pasar a Mr. Jones. El nuevo profesor inglés. Un británico alto, rubio de ojos azules. Aunque estaba delgado, sus músculos estaban trabajados, se veía bueno.

Nos había dado un par de clases y siempre que lo veía pensaba en lo bien que se vería desnudo.
Pero jamás me pasó por la cabeza lo que sucedería a continuación.

Decidí ir a su oficina.
Antes de tocar la puerta me aflojé un poco la corbata y abrí un poco mi blusa. Tenía buen cuerpo. A la edad de 18 años parecía tener al menos 21.
Mis caderas eran anchas, mi abdomen plano, mi culito estaba bien formado y mis senos eran de buen tamaño.

Toqué la puerta.

-Yes.- Uff, me encantaba su acento británico.

-Mr. Jones, ¿Puedo pasar?

-Claro Miss Salazar. Adelante.

Sabía comunicarse perfectamente, pero su pronunciación no era la mejor y eso me prendía.

Entré y cerré la puerta por adentro sin que él se diera cuenta.

-En que puedo ayudarla.- Se veía muy atractivo sentado en la orilla de su escritorio con una pierna flexionada y las manos entrelazadas.

-Me gustaría que me ayudara con algo.- Me senté en el asiento que estaba frente al él. Justamente su pelvis quedaba a la altura de mi cabeza. Mmm eso me daba ideas.

-Of course. Por supuesto Miss Salazar.

Sus "R" sonaban muy débiles y cuando pronunciaba mi apellido se me mojaba todo por debajo de la falda.

-¿No le gustaría mejorar su pronunciación?

Soltó una carcajada y seguido contestó.

-Solo con práctica Miss Salazar.

-Y... ¿No quiere que le ayude a practicar?

Dije en un tono travieso mientras mis manos iban subiendo por sus piernas. Su mirada estaba fija en mis ojos y tenía una media sonrisa que no sabía cómo descifrar.

Fui subiendo mis manos por sus muslos hasta que llegué casi a su entrepierna. Toqué sus manos y él seguía observándome.

Se levantó, rodeó el escritorio y se sentó en su silla.

-¿Qué necesita Miss Salazar?- Dijo en un tono paciente recargando sus codos en el sillón y con las manos pegadas a la altura de su boca.

Me levanté y caminé hacia él. Me hinqué frente a su asiento. Y comencé a tocar sus piernas, subiendo mis manos por su pantalón.

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