El cumple de la abuela

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Es el cumple de mi abuela materna y toda la familia siempre se junta para celebrarla.

A mis 19 años tengo una vida sexual activa, saludable. No tengo sexo diario pero tampoco ha pasado tanto tiempo para estar así.
Y por alguna extraña razón hoy me levanté más caliente de lo normal, y no es que siempre esté caliente pero hoy estoy hirviendo.

Y el calor del día no ayuda.
Todos sentados a la mesa en el jardín y lo único que puedo pensar es en que necesito irme al baño para quitarme está necesidad de darme placer yo misma. Hasta siento que dejo la silla mojada de lo urgida que estoy.

-Voy al baño.
Le digo a mi papá con urgencia.

-Ve al de arriba. Tú tía está en el de abajo y el otro acuérdate que lo están arreglando.

Genial, más privacidad.

-Ahh. Julieta, trae el álbum de fotos grande, que está en mi librero en alguna de las repisas, por favor hija.
Me dice mi abuela.
Yo asiento y casi corriendo salgo de ahí para ir al baño y hacer mi tarea lo más rápido que pueda para no levantar sospechas.

Subo las escaleras corriendo y entro al baño del cuarto de la abuela.
Se escucha a lo lejos el sonido de la música y cómo chocan los cubiertos con los platos.

Tengo que concentrarme. Tiene que ser rápido no aguanto más.

Me siento con cuidado en la taza del baño y empiezo mi tarea.

Traigo un vestido floreado que me llega arriba de las rodillas. De una tela tan fina que hace que mis pezones se sientan a través de ella porque decidí no ponerme sostén.

Pongo un pie sobre la tina y alzo mi vestido. Empiezo a tocar mi cuerpo y a pasear mis manos por mis piernas y la parte interior de mis muslos.
Sé que tengo que hacerlo rápido pero me estoy excitando y siento cómo me mojo más y más cada vez.

Paso mis dedos por arriba de mi ropa interior moviéndolos en círculos sobre mi clítoris, húmedo, empapado y urgido de tacto.

Cierro los ojos y muerdo mis labios ahogando mis gemidos, no quiero que me escuchen.

Con mi mano libre toco mis senos y saco uno de mi vestido para pellizcar mi pezón.
Froto mi zona de placer un poco más rápido, echando mi cabeza hacia atrás y abriendo la boca para gemir.
Mmm casi me vengo.

Regreso mi cabeza hacia adelante y casi cuando voy a llegar al orgasmo, abro mis ojos y lo veo.

Joel, el nuevo hijastro de mi tío está parado en la puerta cruzado de brazos con su puño sobre su boca. Sus ojos llenos de lujuria.
Aunque es casi de mi edad, 22, no me cae muy bien. Mi tío impone la presencia de su nueva familia y quiere que la tratemos como si nada, después de que dejó a mi tía por otra.

Rápidamente me pongo de pie y acomodo mi vestido.

-¡¿Qué estás haciendo?!
Le digo indignada sintiendo cómo el calor me invade. Es una mezcla de pena y morbo.

¿Cómo se le ocurre quedarse ahí en la puerta, además con la puerta abierta, viéndome mientras me masturbaba?
Pero...
¿Se quedó porque le gustó?

Claro que sí le gustó. Tiene una erección enorme, la puedo ver, urgida por salir de su pantalón de mezclilla.

-Más bien, ¿Qué estabas haciendo tú primita?
Entra al baño completamente y cierra la puerta con seguro.

-No soy tu prima.

-Eso está bien por mí. Así esto que estamos apunto de hacer no está mal, ¿No?
Se acerca a mí poco a poco y me toma de la cintura.

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