6. No soy una mala persona.

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ºCAPITULO 6º

No soy una mala persona.

Las chicas del club clavaron sus miradas de asombro sobre mi al verme acercarme a ellas con mi bandeja de comida en las manos y dejándola caer ruidosamente en su mesa para luego tomar asiento justo al lado de Alicia quien se atrevió a romper primero el silencio que imperaba en la mesa provocado por mi presencia.

—¿Todo bien Avery? —preguntó mirándome fijamente con sus ojos cafés.

Respiré profundo tratando de tomar fuerzas para hablar, luchando por encontrar ese sentimiento de optimismo que siempre va conmigo.

Se me hacía increíble que mi "mejor amiga" prefiriera popularidad por encima de la amistad, ¿Cómo era posible que ella prefiriera a Reagan por encima de mi?

Las risas de "los niños oro" invadieron mis oídos haciendo que el enojo que sentía aumentara a niveles extremistas pintando mi rostro de un candente tono escarlata y volviendo mi respiración casi como fuego.

—Sí, claro —contesté para luego comer un poco de mi sándwich de queso y continuar hablando—. Todo bien —afirmé con una sonrisa.

—¿Segura? —espetó Gabriela curiosa con una empatica sonrisa.

—Claro... —respondí esperando que mi tono de voz no me delatara dándoles a entender lo mal que estaba y la guerra que se libraba en mi interior.

—Pues no se nota... —insistió ella.

—Si la rubia está diciendo que está bien, es porque lo está, ¿Podrían dejar de hacer tanto drama? —Alana revoleo los ojos y se dedicó a comer sus galletas de dieta y tomar un trago corto de su jugo de durazno.

—No seas tan grosera con ella, Alana —Yoselin se metió tratando de defenderme.

—Es que no entiendo porque tanto escándalo, porqué tanta devoción hacia ella, ¡porqué no solo se va a la mesa de sus entrañables amigos perfectos y nos deja en paz!

—Alana... —susurró Alicia para intentar calmarla.

—Es que acaso se les olvidó todo el daño que ella siempre nos ha causado a todos, las veces que se ha reído de nosotras como si fuésemos sus bufones, ¡No es justo!

Ya no soporté más escucharla y salí casi corriendo de la cafetería dejando mi bandeja en la mesa de las chicas. Mientras caminaba apresurada para salir del lugar sentía las miradas curiosas de todos a mi alrededor, pero en especial la burlona mirada gris de Reagan que parecía reírse de mi con solo clavarme sus ojos.

Me metí en el baño de chicas que para mi buena suerte estaba vacío y me encerré en su interior para poder respirara con mayor facilidad. Creo que nunca había sido realmente consciente del daño que puedo llegar a causar. Yo no soy una mala persona y nunca lo he sido, puede que sí haya sido una perra un par de veces en el pasado, puede que haya hecho toda clase de comentarios estúpidos, críticas superficiales y sin sentido, lo acepto, quizás he sido muy dura en ocasiones pero eso no me hace una mala persona sin derecho a redención.

Siempre he estado acostumbrada a recibir atención a ser el centro del lugar a hacerme notar, no lo sé, supongo que tiene que ver con el color de mi cabello y lo brillante que es...

En mis años de infancia en el jardín de niños, y luego en la primaria siempre había sido el centro del salón, la presidenta del curso, la reina de las fiestas, a la que todos los niños querían como amiga y eso me gustaba, me gustaba la sensación de ser el sol y que la tierra gire en torno a mi.

Pero las cosas cambiaron considerablemente cuando llegué al bachillerato, era un mundo totalmente distinto, un mundo en el cual yo no era la gran tirana, el centro... el sol.

Cómo tratar a tu novio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora