Cómo tratar a tu novio.

13.¿Pijama? ¿En mi casa?

CAPITULO 13

¿Pijamada? ¿En mi casa?

Viernes al fin... a tan solo horas de que llegara el temido sábado... Sí, yo aún seguía sin tomar una decisión; hubiera sido maravilloso si se me aparecía algún mago y me concediera el deseo de clonarme para poder ir a la reunión del club y al cumpleaños de la que hace apenas un mes atrás había llevado el título de ser "mi mejor amiga".

Había tenido estos días para pensar... había pensado demasiado, esto parecía ser un simple y tonto drama de adolescencia que si un adulto escuchaba de seguro diría "Hay tantas personas en el mundo sufriendo por cosas verdaderamente grandes y tú te ahogas en un vaso de agua por una estupidez..." pero como dice el dicho, mal de muchos, consuelo de tontos.

Por otro lado me había pasado estos días evitando las preguntas de las chicas del club acerca de mi encuentro con Jonathan; no pude contarles lo que realmente había sucedido, ¿Cómo decirle a Alana que su venerado crush de tanto tiempo no era mas que un patán estúpido? no podía romperle así el corazón... Y ahora estaba aquí tratando de idear en mi cabeza alguna respuesta creíble ante las preguntas de las chicas que ya estaban muertas de curiosidad, o a lo mejor solo estaban necesitadas de chisme.

—A ver Avy, ya en serio, dinos ¿Cual es el misterio con Jonathan? ¿Qué hablaste con él? —insistió Alicia para luego morder su manzana.

—Sí Avy, cuéntanos, ¿Cuando saldrá con Alana? —opinó Gabriela—. Ya estoy desesperada porque llegue mi turno.

—Ya les dije que el otro día sí fui a hablar con Jonathan pero pues lamentablemente no pude contarle bien sobre el club. —Mentí—. Estaba muy ocupado así que me dijo que luego me buscaría, se están preparando junto con el grupo de Ajedrez para unas competencias escolares o algo así.

—Sí claro... —Alana sonrío con ironía y cierto sarcasmo.

Gracias al cielo la campana sonó avisándonos que ya pronto terminaría el día. Nos levantamos de la mesa para volver a clases, yo tendría laboratorio de química junto a Demi mientras que a las chicas les tocaba tomar clase en otra aula.

—Oye Alana... —la detuve antes de que entrara en su clase—. ¿Porqué te reíste así hace rato?

—Porque es obvio que sí hablaste con Jonathan y él no aceptó salir conmigo... ya mejor deja de tratar de negarlo, no me duele la verdad, si eso es lo que temes.

Se fue dejándome sin palabras... es demasiado astuta como para poder engañarla. ¡Maldito Jonathan! Puede que haya hecho que tenga que cambiar mis planes pero si así era él, definitivamente no merecía a alguien tan maravilloso como Alana, ya me encargaría yo de encontrarle alguien muchísimo mejor.

Hice a un lado mis pensamientos sobre el club y mejor me puse a correr, el maestro de laboratorio de química detesta las llegadas tarde. Para mi buena suerte aún no había llegado, me puse mi bata y mis gafas protectoras y me senté jadeante al lado de mi compañero.

—¿Qué acaso corriste un maratón o qué? —se burló Demi.

—Algo parecido... ya ves que el maestro no permite que ningún alumno entre después que él entra.

—Pues entonces dale gracias a tu buena suerte... —sonrió—. Oye, ¿Ya sabes que vas a hacer mañana? ¿Sí irás al cumpleaños de Jamila?

—No lo sé... —dije cabizbaja.

—¿Cómo que no sabes? pensé que había quedado ya lo suficientemente claro, creí que ya habías tomado la decisión de perdonarla y dejar tus boberías.