ºCAPITULO 5º
Reagan y su nariz operada.
Él continuaba besándome mientras acariciaba mis caderas enloqueciéndome totalmente. Me seguía gustando demasiado... Y eso nunca es bueno, los novios que he tenido nunca han sido nada serio, solo han sido alguien de un momento y nada más; con él estuve meses y eso era un gran récord para mi, lo había comenzado a amar y ni siquiera estoy segura de cual fue la razón que me hizo amarlo en primer lugar...
Supongo que serán sus ojos verdes oxido o su cabello rubio oscuro, quizás es su estatura casi perfecta, su sonrisa de cine o sus abdominales marcados... Okay, esto no está ayudando.
—¡No te atrevas a volver a tocarme de nuevo! —dije y me alejé de él sintiendo como mis mejillas se tornaban coloradas y la respiración se me aceleraba haciendo que me costara hasta estar de pie.
—Sabes que me sigues queriendo, ¿Cuando vas a perdonarme?
—Grabatelo bien en la cabeza Caleb, dejarme ir fue tu más grande error, yo no pienso volver a estar contigo, nunca jamás.
Lo dejé ahí con la mirada perdida y salí corriendo rumbo a mi departamento. Había sido un largo día y lo único que mi cuerpo pedía a gritos era una cama para descansar tranquila.
***
—¡Avery! —La escandalosa voz de mi hermano me sacó de mis profundos sueños—. ¿No piensas ayudarme a limpiar? ¡Ya levántate!
—¡No me molestes! —Medio le grité estando en un estado de "Ni dormida ni despierta", solo respirando.
—¡Párate!
Susurré cosas sin sentido un segundo antes de ponerme de pie y caminar por la casa hasta llegar al baño y darme una ducha. Me recogí el cabello en una cola alta y dejé mi rostro despejado, me puse una blusa suelta de tirantes color naranja y unos shorts negros cómodos para despertar un domingo en la mañana y ayudar a mi familia en las tareas del hogar.
Básicamente odio las mañanas de domingo, todos están en casa dando ordenes a cada segundo. "Avery haz esto" "Avery haz aquello"
—Avery, tienes que lavar los platos —dijo mi mamá mientras yo me servía un poco de cereal en un gran tazón rosa y vertía leche en él.
—¿Donde está el chocolate en polvo? —pregunté obviando por completo lo que mi madre decía y las ordenes que me daba.
—No lo sé, creo que se terminó. —Se encogió de hombros.
—¡Mierda! —dije con el ceño fruncido y comencé a comer el cereal con leche. Odiaba comer cereal solo con leche, ¡Necesito chocolate! El chocolate es vida...
—¡Las groserías Avery! —dijo mi padre mientras entraba en la cocina y rebuscaba en los cajones en busca de un poco de detergente para lavar su auto como cada domingo.
—Yo ya ni siquiera le digo nada, ¡De todos modos las dirá! —Admitió mi madre haciendome reír un poco.
Terminé de desayunar para luego lavar los platos sucios y limpiar la cocina mientras mi padre y Said lavaban sus autos y mi madre limpiaba el baño.
Luego de limpiar la cocina me dispuse a limpiar mi habitación y recoger las cosas que tenia tiradas por ahí desde hace años. Decidí limpiar entre mis cajones de viejos libros para eliminar los que ya no uso o son demasiado viejos. Entre mis cosas encontré una tierna foto de Said, Demi yo, cuando teníamos unos dos años; Demi estaba todo sucio de salsa de pizza mientras que Said solo estaba ahí tirado en el piso tratando de gatear, yo traía una sonrisa radiante y mi cabello rubio rizado todo enmarañado mientras comía mi pedazo de pizza. No pude evitar sonreír al ver la imagen y la puse dentro de uno de mis cajones para luego continuar arreglando mis cosas.
***
—¿Cómo estuvo tu viaje? —Le pregunté a Jamila al momento en que subimos a su habitación para charlar un rato. Eran las seis de la tarde y había decidido pasar un rato a su casa para contarle como me fue en la reunión del club.
—¡Estuvo genial! —dijo ella mientras buscaba entre las cosas de su enorme closet repleto de cosas brillantes y caras que su padre le compraba en sus viajes por Europa o que su madre le traia desde Inglaterra.
—La reunión de ayer estuvo genial, aunque algunas chicas me dijeron que irían y luego me dejaron plantada pero en fin, ¡De todas formas estuvo genial!
—Me alegra mucho Avery —dijo y continuo buscando como loca. Yo la observaba sentada en el sillón de su habitación y ella ni siquiera me miraba al hablar.
—¿Vas a salir? —Pregunté al notar la forma en la que me ignoraba.
—Sí, es la fiesta de bienvenida en casa de Reagan.
—¿Reagan ya regresó? —pregunté. Reagan es una de las porristas del equipo de la escuela, se caracteriza por entrar a clases semanas después de que estas inicien, para luego llegar a hablar sobre lo geniales que estuvieron sus vacaciones y las cosas hizo, en pocas palabras, presumir, presumir, presumir.
—Sí, regresó ayer y me invitó a su fiesta, este año será con invitación, como siempre ¿A ti no te invitó?
—Ah... No, no lo hizo.
—¿En serio? —Esta vez Jam me miró—. Que raro.
Y de verdad lo era. Reagan siempre me invitaba a sus fiestas, siempre salíamos todos juntos digamos que el típico circulo de populares gira entorno a Reagan, las porristas, los deportistas y de alguna manera en torno a mi por estar junto a ellos, pero de todas formas, Reagan es algo así como la "Reina" Y no, no tiene una corona pero por alguna razón ella siempre es la presidenta escolar, la chica que hace bullyng, la perra sin sentimientos... La que siempre termina consolando a los chicos cuando yo los desecho.
—Pues, no sé. Podemos alquilar una peli y comer un poco de pizza para pasar la noche ¿No crees?
—Pues...
—No estarás pensando en ir a esa fiesta sabiendo que no me invitaron ¿O sí?
—Pues... Lo siento Avy pero, es ¡La fiesta! no es solo una fiesta más, si ella no te invitó, sus razones tendrá.
—¿En serio? —Me puse de pie hecha una furia y salí de su habitación con el enojo amenazando con hacer que mi cara se calentara y se pusieran rojas mis mejillas.
—¿Dime que tú no irás a esa estúpida fiesta? —dije bruscamente luego de marcar el número de Demian.
—¿Tú iras? —contestó mientras yo con la mano que me quedaba libre detuve un taxi y le indiqué la dirección para llegar hasta casa de Demian lo que me tomaría unos diez minutos desde aquí.
—La maldita no tuvo la decencia de invitarme ¿A ti si te invitó?
—Pues sí, lo hizo.
—¡No me digas que vas a ir!
—Pues pensaba ir porque creí que tú irías, pero ya que no iras no tengo mucho que hacer ahí, me aburriría demasiado sin tenerte a mi lado criticando los peinados de los demás.
—Buen chico...
El taxi se detuvo, le pagué y colgué la llamada para luego tocar el timbre en casa de Demi.
—Hola Lee —dije para luego abrazar al ama de llaves quien me devolvió el abrazo con mucho cariño.
—¿Cómo está mi rubia favorita?
—¡Furiosa! —exclamé y esta vez si que me puse más roja que una manzana.
—¿Porqué? —Lee me miró dulcemente.
—Ya sabes... Cosas, en fin ¿Donde está Demi?
—Está abajo en el sótano.
—Gracias.
Caminé rumbo al sótano sintiendo como con cada segundo mi ira crecía un poco más.
—¿Entonces solo estabas esperando a que yo limpiara el sótano para invadirlo? —grité y me lancé sobre uno de los almohadones del suelo al lado de Demian quien jugaba algún vídeo juego en su computadora.
—Ah, sí, gracias por haberlo limpiado. —Contestó con una sonrisa amplia haciendo que sus hoyuelos aparecieran.
—Y eso, que no querías que hiciera aquí la reunión.
—Bien admito que me equivoqué. —Se quitó su gorra para dejar al descubierto su oscuro cabello mojado, parecía que acababa de darse una ducha ya que tenía toda la cara mojada y gruesas gotas en las pestañas, su camiseta negra estaba muy pegada a su abdomen evidentemente húmeda.
—¿Porqué Reagan no me invitó a su fiesta? —dije haciendo un puchero y cubriéndome la cara con las manos.
—No es el fin del mundo Avy. —Demian revoleó sus grandes ojos azules para luego dejar de lado su computadora y prestarme toda su atención.
—Claro que lo es, pero ¿Sabes que es lo peor? ¡Que los invitó a ustedes! ¿Y sabes que es aún peor? —Negó con la cabeza— ¡Que Jámila vaya a esa fiesta de todos modos!
—Hey Avery, cálmate, sabes como es Jámila, odia quedar mal con la gente esa debe ser la razón por la que fue.
—¿Entonces conmigo si puede quedar mal, pero con ella no?
—Ya mejor olvida esa fiesta y... ¿Te parece un especial de películas de Disney Pixar? —dijo y levantó las cejas repetidas veces haciendome reír.
—Hace mucho que no hacemos eso.
Cuando eramos niños y yo me sentía mal por algo, él siempre estaba ahí para mi, un día sus padres le regalaron una colección de películas infantiles y nos fuimos a nuestra casa del árbol para verlas tranquilos y cada vez que alguno estaba triste todo se resolvía con ver esas películas hasta quedarnos dormidos.
—Sé que eso te podría animar, no me gusta que estés triste, y menos por algo así de estúpido.—Se puso de pie para buscar entre los viejos DVD's y se dio la vuelta mostrándome varios— ¿Toy story, Buscando a Nemo, o... Los increíbles?
—Um... ¿Toy story?
—¿Todas las pelis?
—Todas las pelis —asentí y él puso la película en su computadora y se sentó nuevamente a mi lado mientras la película comenzaba.
—Es un poco loco porque los chicos normales ahogarían sus penas bebiendo alcohol o saliendo por ahí.
—Avery... ¿Quien dijo que tú y yo somos chicos normales?
—Tienes toda la razón.
Entonces la película comenzó e hicimos silencio para dedicarnos a ver la película en la oscuridad del sótano siendo únicamente iluminados por la luz que emitía la computadora en el regazo de Demian. Él me abrazó y me acercó a él como hacíamos de niños y nos dedicamos a ver la película en silencio.
Si Jámila decidía dejarse llevar por la corriente y prefería una fiesta ruidosa llena de gente hipócrita, entonces que lo hiciera, yo estaba bien teniendo mis películas de Pixar, una laptop y mi mejor amigo.
***
—Estoy segura de que se operó la nariz... de nuevo —dije en el momento en que sacaba mis libros de mi casillero en esta calurosa mañana de lunes.
—¿Como estás tan segura? —preguntó Demi mientras lanzaba su pelota de basket levemente en el aire para luego volverla a atrapar.
Todos hacían tremendo alboroto al rededor de Reagan como cada año, preguntándole sobre sus asombrosas vacaciones, sus amores de veranos, admirando su prefecto bronceado, su fabuloso e hidratado cabello negro azabache, sus impresionantes ojos grises y su sonrisa perfecta; lo mismo de cada año, solo que esta vez yo no estaba entre sus súbditos, como siempre.
—Es obvió, antes de vacaciones la tenía así —presioné mi nariz para que se viera más ancha y deforme—. Y ahora la tiene así—. Halé mi nariz para que se viera un poco más fina y delgada.
—Aquí viene...
—¡Hola Demian! —dijo Reagan sonriente y se lanzó sobre Demi para abrazarlo, detrás de ella venían, savana, (una de las otras porristas) y Jámila.
—¿Cómo estás Reagan?
—¡De maravilla! —exclamó con su voz chillona—. ¿Porqué no fuiste a mi fiesta anoche?
—Pues, preferí quedarme a ver películas con Avery —dijo y me haló hasta quedar a su lado pasando su brazo por detrás de mi.
—Ah, ¡Hola Avery! No sabes lo mucho que te extrañé.
—¿De verdad? ¡Yo igual a ti! Tu nueva nariz está de lujo, aunque se ve un poco inflamada pero de seguro se te pasará en unos días, la cirugía a de estar muy reciente todavía.
Sonreí triunfante y ella se llevó la mano hasta la naríz y su cara se puso un poco rosa. ¡Punto para la rubia!
—El doctor dijo que estará bien en unos días... Gracias de todos modos.
El timbre sonó y Reagan se apresuró a entrar al aula seguida por Savana y su séquito.
—¡Eres increíble Avery! —exclamó Demian entre carcajadas para luego chocar su mano con la mía en forma de "Dame esos cinco".
—Pobre Reagan, ¡No quería que nadie se enterara de lo de su nariz! —Intervino Jámila.
—Pues supongo que te tendrá a su lado para consolarla si llega la tristeza ¿O no? Con eso de que ahora son tan amigas...
—No digas tonterías Avery. —Se limitó a decir para luego entrar en el aula.
Demi y yo la seguimos sin decir más nada para luego tomar nuestros asientos habituales en el centro del salón. Miré hacia una esquina donde se sentaban las chicas del club y las saludé con una mano de forma cordial.
El maestro de biología hablaba y yo como siempre simplemente no escuchaba, así se me pasaron las horas hasta que finalmente llegó la hora del receso.
Demi se fue a almorzar con los chicos del equipo de basket y yo me quedé prácticamente sola en medio de la cafetería mientras esperaba por mi almuerzo.
—¡Avery! —Me llamó Savana.
—¿Sí? —Me di la vuelta y le contesté a la pequeña rubia de cabello corto y ojos azules.
—¿No vas a almorzar con nosotras? ¡Reagan quiere hablarte!
—Cómo sea...
Tomé mi bandeja y caminé sin muchas ganas hasta quedar en la mesa de Reagan y todos los demás "Niños oro" cómo suelo llamarles sin que ellos lo sepan.
La mesa era amplía y exclusiva, cada quien tenía su lugar; en los últimos meses del año pasado mi asiento había sido al lado de Caleb pero ahora sentarme a su lado me hacía sentir incomoda.
—Te ves hermosa hoy Avery —susurró Caleb cuando me senté a su lado.
Simplementen lo ignoré y comencé a comer mi almuerzo en silencio mientras que los demás "Niños Oro" llegaban a la mesa, todos rodeando a Reagan y borbandeandola con sus preguntas una y otra vez.
—Lamento mucho que tú y Caleb hayan terminado Avy —dijo Reagan poniendo cara triste.
—Pues yo no lo lamento tanto —le sonreí.
Ella volvió a ignorarme y continuo hablando con los demás niños oro sobre sus temas de oro...
—Dime que esto es una broma Avery... —dijo Reagan negando con la cabeza mientras revisaba el periódico escolar como cada mañana.
—¿Qué cosa mi querida Reg?
—"Instructivo club "Cómo tratar a tu novio" lleva a cabo su primera reunión: Todo un éxito" —Leyó ella deteniendo una sonrisa que amenazaba con transformarse en carcajada—. Y luego una foto de ti y esos raros monstruos que siempre criticamos ¿De que lado estás? ¿Me explicas?
—¿Qué debo explicar? —dije sin muchas ganas y traté de esquivar su mirada burlona y esa sonrisa en sus labios rosa.
—¡Estás con esas! ¿Sabes en el desprestigio que nos pones con tu actitud? ¡Un club con esas! ¡Te volviste loca! Cuando Jámila me contó que ahora te dedicas a estar todo el día con esas perdedoras pensé que solo exageraba pero ahora me doy cuenta de que vas muy en serio.
—¿Desprestigio? ¿Que tienen que ver mis acciones con tu "Prestigio"?
—A ver Avery. —Ella seguía con esa sonrisa y todos los demás chicos nos miraban con curiosidad—. Somos la élite de esta escuela, tenemos que mantener una imagen y reputación, ¡¿Cómo vas a ir por ahí comiendo pizza con esas... cosas?
—Al menos ellas no tiene que operarse la nariz paras ser felices Reagan, si te importa más "Tu prestigio" que nuestra amistad entonces bien, me da igual, no me siento más en tu mesa con tu séquito de fieles seguidores.
Me puse de pie tomando mi bandeja y zafándome de las manos de Caleb que me apretaban tratando de hacer que me quedara en la mesa.
—¡Vamos Jam! —comencé a caminar—. ¿Jam? —me di la vuelta al no sentir sus pasos detrás de mi.
Ella solo bajó la mirada hasta su plato ignorándome por completo mientras Reagan sonreía triunfante... Punto para la morena...
Seguí mi camino con bandeja en mano y rumbo hacia la mesa de las chicas del club, si Jámila prefería status sobre amistad, entonces lo tendría, demasiadas oportunidades he perdido por estar detrás de Reagan siendo casi su sombra como para soportar ahora que ella me quité la posibilidad de conocer nuevas personas..
¡A la mierda "Los niños oro"! No los necesito para brillar"
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Cómo tratar a tu novio.
Novela Juvenil¿Tienes dieciocho y nunca haz tenido novio? ¿Todas tus amigas tienen novio menos tú? ¿Estás cansada de pasar sóla cada San Valentín? ¿Crees que hago demasiadas preguntas? Bueno, ya, lo siento no más preguntas... ¡Te tengo la solución! Este año he...