11- ¿Examen?

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CAPITULO 11

¿Examen? 

No le había vuelto a hablar el resto del día y él como es su estilo se había limitado a ignorarme por completo y dedicarse únicamente a escuchar la clase. En cuanto escuché el timbre tomé mis cosas y salí corriendo hasta el estacionamiento para esperar a mi hermano e irme con él a casa. 

—¿Es en serio Avery? pretendes irte a pie, en taxi, o lo que es peor, con tu hermano en lugar de irte conmigo? —Demian se había parado frente a mi obstruyendome el paso para evitar que me parara frente al auto de mi hermano mientras lo esperaba. 

—Pues sí Demian... sí. —me crucé de brazos y evité mirarlo directamente.

—Ya deja la estupidez Avery... camina.

—No me voy a ir contigo Demian, ya déjame en paz.

—No puede ser... —hizo una mueca para luego echarse a reír.

—¿Qué? ¿Qué es tan gracioso?

—Estamos a mediado de mes, como pude ser tan tonto como para no haberme dado cuenta antes. —siguió riéndose pero yo continuaba sin comprender el chiste.

—¿Y eso que tiene que ver? ¿Vamos a hablar sobre el calendario ahora?

—¡Estás en tus días! ¡Claro, esta es la fecha!

—¿Que diablos? —fruncí el ceño confundida...—. Por el amor de Dios... ¡no me vayas a decir que llevas las cuentas! 

—Pues sí... obvio, mira, está esa aplicación que lleva las cuentas, la descargué hace unos meses, te la recomiendo muchísimo, hace que suene una alarma un día antes para que estés lista y toda la cosa. —Él hablaba como si fuera la cosa mas normal del mundo.

—Dios mío Demian, eres un niño muy raro, me das miedo a veces. —esta vez fui yo la que no pudo evitar reírse.

—Créeme, la vida se me ha hecho mucho más fácil desde que empecé a llevar la cuenta.. digamos que esos días te pones un poco arisca, por no decir que te vuelves tan insoportable como una patada en el culo, y tú estupidez se eleva al cuadrado y claro yo soy quién sufre las consecuencias y prefiero ni hablarte en esos días, así que si la tienes, lamentablemente la aplicación me falló está vez, pero aún estoy a tiempo de salvarme, bye.

Él muy idiota se dio la vuelta y empezó a alejarse.

—¡No tengo la menstruación idiota! —grité y todos los demás chicos en el estacionamiento pusieron los ojos sobre nosotros.

—Bien, entonces vendrás conmigo. —dijo y siguió caminando.

Corrí hasta llegar a alcanzarlo. 

—Con una condición.

—¿Cuál?

—Que borres esa maldita aplicación.

—Pero...

—¡Bórrala Demian! —exclamé—. Es raro y anormal, por Dios.

—Bueno, bueno como sea... —se resignó, pasó su brazo sobre mi hombro y caminamos juntos hasta su auto.

***

—¡Hola Raúl! —El padre de Demian se encontraba saliendo de su casa en el momento en que Demi y yo nos bajamos del auto. Lo saludé con un abrazo fuerte que este me devolvió con ternura.

—Mi princesa hermosa, ¿Qué tal todo?

—Pues, bien, como siempre. —dije con una sonrisa.

Cómo tratar a tu novio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora